¿Esclavos del pecado o esclavos de la justicia?
¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia.
El apóstol Pablo, después de describir en Romanos 5 el increíble sacrificio de Jesucristo para pagar la pena de nuestros pecados y hacer posible el don gratuito del perdón y vida eterna, vio la necesidad de explicar más a fondo este tema.
Nosotros no podemos hacer nada para “ganar” el perdón o la vida eterna, pero eso no significa que Dios quiere que sigamos pecando. Obviamente si Dios aborrece el pecado tanto que Él requiere la pena de muerte por el pecado, Él no quiere que nosotros volvamos a hacerlo. El pecado causa dolor y sufrimiento y muerte. Obedecer la ley de Dios produce relaciones correctas y vida.
Pablo señala que los seres humanos deben escoger a quién servirán: ya sea al pecado, lo cual conduce a la muerte, o ya sea a la obediencia a las leyes buenas y justas de Dios, lo cual conduce a estar bien con Dios. Ésas son las únicas dos alternativas; y así como Dios dijo antes, Él quiere que nosotros escojamos la obediencia y “escojamos la vida” (Deuteronomio 30:16-19).
Para más información acerca del pecado y la ley de Dios, vea nuestro artículo “Los Diez Mandamientos en la actualidad”.