Haya en vosotros este sentir
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.
La meta de la conversión y transformación cristina es llegar a ser como Jesucristo —pensar como Él piensa, amar a otros como Él los ama, tener su mente en nosotros.
Pablo enumera algunos de los cambios que son necesarios para que una mente natural, egoísta y humana llegue a ser como la mente de Jesucristo. Nosotros debemos remover las ambiciones egoístas y la “vanagloria”, reemplazándolas con “humildad”. “La palabra griega sugiere un profundo sentido de humildad. Aunque los escritores paganos usaron la palabra negativamente, para significar vileza o el acto de ser humillado, Pablo no la usó de esa manera. Mas bien la usó como un llamado a hacer una evaluación honesta de nuestra propia naturaleza. Tal evaluación debe conducir siempre a la glorificación de Cristo” (Biblia de Estudio NKJV, comentario sobre Filipenses 2:3).
En otra de sus epístolas, Pablo dice que no es sabio compararnos con otros (2 Corintios 10:12). Pero cuando nos evaluamos a nosotros mismos y consideramos a otros, debemos “ser severos con nuestras propias culpas y misericordiosos en nuestro juicio de otros” (Comentario de Matthew Henry, comentario sobre Filipenses 2:1-11).
Si usted desea más información acerca de la mente de Jesucristo, vea nuestro artículo titulado “Cristo en nosotros: ¿Cómo vive Cristo en usted?”.