Nuestro abogado, Jesucristo el justo
Hijitos míos, estas cosas os escribo ahora que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
El apóstol Juan reconoció que el pecado siempre era un peligro. Él advirtió a los cristianos que debían estar en guardia para evitar y vencer estas acciones que son totalmente opuestas al camino de vida que Dios quiere que vivamos.
Aun así, Juan reconoció que todos nosotros pecamos (1 Juan 1:8). Por esto, debemos estar eternamente agradecidos porque Jesucristo el Justo —el único ser humano que nunca pecó— está dispuesto a interceder por nosotros. Satanás es nuestro acusador, pero Cristo es nuestro abogado defensor. Y no sólo es esto, está dispuesto a pagar nuestra pena por nosotros cuando nos arrepentimos, ¡justificándonos delante de Dios!
Nuestra respuesta debiera ser arrepentirnos, cambiar y comprometernos a seguir sus pisadas de justicia. Nosotros que hemos causado dolor a Dios por nuestros pecados, debiéramos procurar “Cómo agradar a Dios” obedeciendo sus mandamientos.
Si desea más información acerca de venir delante de Dios con arrepentimiento y buscar su misericordia, vea nuestro artículo titulado “¿Qué es el arrepentimiento?”.