Nuestro Sumo Sacerdote a la diestra del trono de la majestad
Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos.
Después de dar su vida como un sacrificio perfecto por nuestros pecados, Jesucristo fue resucitado y regresó al trono del universo, a la posición más importante a la diestra del Padre.
El mensaje del libro de Hebreos en este punto, se resume diciendo que Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote, permanente y perfecto. Su sacerdocio sustituye a los sumos sacerdotes humanos. Ellos podían entrar en el Lugar Santísimo sólo una vez al año con sacrificios que no podían realmente perdonar los pecados.
Ellos eran mortales y murieron, pero Jesucristo llevó su sacrificio perfecto al verdadero trono representado por el Lugar Santísimo.
Su sacrificio es suficiente para pagar por nuestra pena de muerte y Él no tuvo que salir entonces del Lugar Santísimo, sino que se sentó a la diestra del propiciatorio, el trono de Dios. Él es inmortal y todopoderoso —y Él nos ama. Cristo es el Sumo Sacerdote perfecto.
Si usted desea más información acerca del papel de Jesucristo como Sumo Sacerdote, vea nuestros artículos “¿Quién fue Melquisedec?” y “Jesucristo nuestro Sumo Sacerdote: ¿qué significa Hebreos 4:15?”.