Satanás tienta a Jesús con el mundo
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Jesucristo, después de ayunar por 40 días, estaba débil físicamente pero fuerte a nivel espiritual, por el contacto con Dios el Padre (usando las herramientas espirituales de ayuno, oración, estudio de la Biblia y meditación). Mateo describe otras dos tentaciones que Jesús venció exitosamente antes de ésta (Mateo 4:1-7, Vea “La tentación de Cristo en el desierto: ¿qué podemos aprender?”.
En esta tercera tentación, Satanás hizo todo lo posible. Él le mostró a Cristo todos los reinos gloriosos de este mundo —un mundo sobre el cual Satanás gobernaba todavía. Él le ofreció todo a Jesús entonces, tentándolo con un atajo para llegar a ser Rey sin tener que pasar por la horrible muerte que el Salvador tenía que pasar.
Jesucristo no dijo que Satanás no tenía el derecho de ofrecerle el mundo. Mucho tiempo antes, Satanás había recibido esa autoridad, aunque él se descalificó a sí mismo por sus malas acciones y va a ser reemplazado por Jesucristo en su segunda venida.
Jesucristo sabía que Satanás quería que Él pecara al quebrantar el Primer Mandamiento —adorando a alguien más en lugar de Dios. Si Cristo hubiese pecado, Él habría fallado y no podría ser el Salvador perfecto y Satanás habría frustrado el plan de Dios.
Obviamente, Jesús venció poderosamente la tentación y derrotó a Satanás. Los santos ángeles entonces vinieron y cuidaron de Él. Después de vencer a Satanás, Jesucristo continuó su curso para llegar a ser nuestro perfecto Salvador y Mesías y Rey venidero.
Esta tentación nos permite acercarnos un poco al mundo espiritual invisible. Para más información acerca de esto, vea nuestros artículos “Satanás: un perfil” y “¿Son reales los demonios?”.