Sé, pues, celoso, y arrepiéntete
Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
En los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, Jesucristo envía mensajes a siete iglesias en lo que hoy es Turquía. Estas iglesias representan a la totalidad de la Iglesia de Dios a través de los tiempos, y Cristo dice a todo el que “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). Todo el pueblo de Dios debe prestar atención a las advertencias y animarse por las promesas.
El mensaje a la iglesia de Laodicea contiene algunas de las advertencias y correcciones más fuertes. Jesús dio esta corrección porque nos ama y quiere que todos nos arrepintamos, cambiemos y seamos parte de su maravilloso Reino.
Aquellos que viven en una época de riqueza y facilidad son particularmente propensos a la ceguera espiritual. Dios quiere que todos reconozcamos nuestros pecados y nos arrepintamos de ellos.
Para más información acerca de cómo Dios quiere que nos arrepintamos, lo invitamos a ver nuestra sección “Arrepentimiento”.
