Cuando no podemos ver la ayuda de Dios
Todos necesitamos la ayuda de Dios y en ocasiones la buscamos intensamente en oración. Pero, ¿qué podemos hacer cuando buscamos su ayuda y seguimos sin encontrar la solución a nuestros problemas?
Si usted llegó hasta aquí en su búsqueda de la verdad de Dios, es probable que también haya tomado una Biblia con urgencia en alguna ocasión, buscando soluciones y respuestas a los problemas de la vida. Como cristianos, no es raro que tengamos muchas preguntas para Dios acerca de cómo solucionar nuestros problemas. Pero, aunque Él quiere darnos las respuestas, nosotros debemos profundizar en su Palabra para poder entender su guía e instrucción.
Si usted ha pasado antes por la experiencia de abrir la Biblia con mucha esperanza de encontrar respuestas, y luego cerrarla sin mayor visión de lo que debe hacer, tiene que saber que no es un caso aislado.
En esta publicación de blog daremos dos sencillos consejos que usted puede poner en práctica para profundizar en la Palabra de Dios. ¡Póngalos a prueba y encontrará en la Biblia una guía útil para solucionar sus problemas!
1. Meditar en la lectura
Existe mucha información que podemos entender de buena manera con darle una sola lectura, gracias a los avances tecnológicos y la rapidez del internet. Pero la Palabra de Dios es una excepción. Los versículos que encontramos en la Biblia están diseñados para decirnos muchas cosas, más de lo que solamente lograríamos entender al darles una lectura rápida.
Considere lo siguiente al buscar la ayuda de Dios en la Biblia: cuando la estudiamos, es Dios mismo quien está comunicándose con nosotros. Por lo tanto, sería bueno que oremos primero pidiendo su guía y entendimiento. Para que la comunicación sea fluida, se requiere hablar en oración de manera racional con Dios. Luego llega el momento de escuchar la respuesta de Dios y meditar profundamente en ella. (Puede encontrar más recursos sobre el tema de la oración en nuestros artículos gratuitos: “Orar con el corazón” y “Cómo evitar oraciones repetitivas”.)
Es muy importante que hagamos una pausa y meditemos mientras leemos la Biblia.
Dios es nuestro Padre en los cielos. Al igual que un padre físico desea y espera que su hijo preste atención a su guía, Dios también está interesado en desarrollar una comunicación profunda con sus hijos (Proverbios 4:1). Un padre sabe que si su hijo no toma una pausa para escuchar el consejo y meditar en las instrucciones, es muy probable que éste no tendrá claridad sobre el asunto y volverá a él nuevamente a preguntar.
¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?”
En 2 Reyes 6:15, el siervo del profeta Eliseo le hace la siguiente pregunta: “¿Qué haremos?” Esta es una pregunta que nos puede obligar a hacer una pausa y meditar.
“Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?”.
¿Puede usted ver la solución a sus problemas más álgidos?
¿Puede usted percibir la ayuda que Dios le ofrece en su Biblia para resolver los problemas?
Permítame que le responda: No lo sé. Pero podemos confiar en que Dios tiene las respuestas y desea ayudarnos a entenderlas.
Salmos 139: 1-6: “Oh Eterno, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Eterno, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender”.
Usted no es el único en el mundo que está buscando la ayuda de Dios para solucionar sus problemas y tiene aún dudas sobre el camino que debe seguir para hallarla. La pregunta del siervo de Eliseo (¿Qué haremos?) puede resonar en nuestra mente en muchas ocasiones, cuando estamos rodeados de problemas y no logramos ver ninguna salida. El camino a entender la respuesta de Dios a esta pregunta empieza con profundizar más en su Palabra. Por eso es muy importante que hagamos una pausa y meditemos mientras leemos la Biblia.
2. Hacer que las Escrituras cobren vida
En ocasiones los problemas que atravesamos pueden parecernos tan grandes que perturban nuestra paz y tranquilidad para estudiar a fondo la Biblia. Cuando ello ocurra, es urgente pedirle a Dios que nos dé tranquilidad, nos abra el entendimiento y amplíe nuestra perspectiva espiritual.
2 Reyes 6:16-18 menciona la respuesta a la pregunta del siervo de Eliseo: “Él le dijo: no tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Eterno, que abras sus ojos para que vea. Entonces el Eterno abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo al Eterno, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo”.
Al analizar estos versículos de manera pausada y meditando en los detalles, podemos descubrir varias formas en las que Dios nos ayuda a entender nuestros problemas.
- Él nos dice que no nos dejemos llevar por el miedo. El temor es uno de los motivadores negativos más fuertes que existen. Nos puede llevar a cometer errores o a paralizarnos.
- Aunque nosotros no podamos verlo con nuestros ojos físicos, Dios tiene todos los recursos necesarios para ayudarnos a superar nuestros problemas.
- Dios desea que le pidamos a Él tener una visión espiritual de nuestros problemas.
- Él puede librarnos de sufrir daños físicos aun cuando ello nos parezca claro.
- Dios puede darnos la solución que nosotros le pidamos, pero lo hará cuando Él sabe que eso es lo más conveniente para nosotros.
Aún después de entender la forma en que Dios nos ayuda a solucionar nuestros problemas, nos puede resultar desafiante aplicarlo a nuestra realidad. Para superar la distancia que existe entre los versículos que estudiemos en la Biblia y nuestra situación real, puede ser de utilidad poner nuestro nombre en la lectura de estos versículos y contrastarlos con nuestras propias experiencias. Por ejemplo, si usted se encuentra ahora pidiéndole urgentemente a Dios su protección contra amenazas a su integridad física, podría leer los versículos anteriores de la siguiente manera: “No tengas miedo (ponga su nombre aquí), porque los ángeles que te protegen son muchos más que la gente que te amenaza. Si sólo pudieses ver el mundo espiritual con tus ojos físicos, entonces te sorprenderías de ver lo lleno que estás a tu alrededor de mi protección. No pienses que sólo hay una manera de protegerte. Yo puedo hacer lo que yo quiera con los que buscan hacerte daño. Y haré lo que es mejor para ti siempre”.
Este ejercicio puede ayudarnos a comprender mejor la ayuda concreta que Dios nos ofrece en su Biblia para superar con éxito nuestros problemas. Si bien las palabras que podemos imaginar de parte de Dios para nuestra situación personal no estarán escritas exactamente de esa manera en la Biblia, éstas sí las encontramos en los principios bíblicos.
“Abre sus ojos para que vea”
En ocasiones los problemas que atravesamos pueden parecernos tan grandes que perturban nuestra paz y tranquilidad para estudiar a fondo la Biblia. Cuando ello ocurra, es urgente pedirle a Dios que nos dé tranquilidad, nos abra el entendimiento y amplíe nuestra perspectiva espiritual. En la medida que más practiquemos estos consejos, seremos capaces de internalizar éste y otros pasajes de la Biblia, y comprender de mejor manera la respuesta que Dios tiene para nosotros en cada prueba que atravesemos.
Si usted está buscando seriamente fortalecer su relación con Dios y desea aprender algunas herramientas prácticas para lograrlo, le será de mucha utilidad descargar nuestro folleto gratuito “Cinco herramientas para el crecimiento espiritual”. Éste es un recurso que usted puede repasar cada vez que necesite profundizar en las herramientas que Dios nos ha dado para desarrollar una relación más profunda con Él.
Fecha de publicación: Septiembre 6, 2024