Fe más allá de las emociones
El libro de Hebreos define la fe como la “certeza de lo que se espera” y “la convicción de lo que no se ve”. ¿Son estos elementos de la fe, emocionales o racionales? ¿Desea Dios que seamos creyentes emocionales o racionales?

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Si usted está luchando por vivir conforme a las leyes de Dios en este mundo contrario a Él, probablemente ha experimentado las emociones que surgen durante una prueba. Imagine el siguiente escenario: usted está en su casa un día por la mañana alistándose para salir al trabajo, pero luego recuerda ese problema grande que lo tiene agobiado. Entonces se arrodilla para orar, apoya sus manos en el sillón, cierra los ojos y empieza a pedirle a Dios que le ayude a superar esta prueba.
En medio de su oración surgen emociones fuertes. En medio de esas emociones, el pensamiento surge: ¿cuál es la fe que necesito desarrollar para que Dios me ayude a superar esta prueba?
La descripción anterior puede tener rasgos de naturaleza emocional. Sin embargo, no debemos perder de vista, como cristianos en progreso, que las emociones correctas nos llevan —o deberían llevarnos— a un pensamiento racional sobre lo que haremos para enfrentar una prueba.
En este escrito apuntamos a demostrar que nuestra fe en Dios debe estar basada más en el conocimiento y la obediencia racional a sus leyes, y no solamente en nuestras emociones.
Fe según la Biblia
Definamos primero lo que es la fe.
Hebreos 11:1 dice: “Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
En esta definición que nos da la Biblia, ¿nos parece que la fe es una emoción o, es más bien algo racional? (Lo invitamos a estudiar nuestro artículo “Hebreos 11: el capítulo de fe”).
Es importante que respondamos esta pregunta de manera adecuada, porque en la sociedad es muy común escuchar expresiones como:
- ¡Vamos que se puede, hagámoslo con fe!
- ¡Tengo fe de que todo saldrá bien!
- La fe es lo último que se pierde.
Estas frases cliché se usan de manera cotidiana para fortalecer el sentimiento de confianza de las personas, pero, ¿será esa la fe que describe el capítulo 11 de Hebreos? ¿Es la fe una emoción momentánea?
La certeza y la convicción son racionales
Vivir de acuerdo a las leyes de Dios no sólo es una emoción, sino una decisión firme y segura, consciente y racional.
El diccionario de la RAE define la palabra “certeza” de la siguiente manera: “Conocimiento seguro y claro de algo. Firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”.
Aplicando esta definición, la fe debería ser nuestro conocimiento seguro y claro de las promesas que esperamos recibir de Dios. Esta fe requiere que nuestra mente esté firmemente adherida al conocimiento y a las promesas de Dios.
¿Cuando pedimos algo a Dios en oración, nuestros ruegos están acompañados de un conocimiento seguro de su palabra y sus promesas?
La Biblia también define la fe como una convicción. Por su parte, el diccionario de la RAE define esta palabra sencillamente como convencimiento. La certeza precede a la convicción, así como el conocimiento precede al convencimiento.
Hebreos 11 demuestra la forma de vivir de muchos personajes de la Biblia que a veces llamamos “los héroes de la fe”. Para ellos, vivir de acuerdo a las leyes de Dios no fue sólo una emoción que les dió ánimo y confianza temporalmente, sino que fue una decisión firme y segura, consciente y racional, aunque no hayan podido ver cumplidas todas las promesas de Dios.
La fe sólo emocional, nos limita
Pensemos en la vida de Abraham, quien es reconocido en la Biblia por su fe. Si él hubiese fundado su fe en las emociones que experimentó en momentos cruciales de su vida, entonces su crecimiento espiritual hubiese sido limitado. La prueba de fuego de Abraham fue estar dispuesto a sacrificar a su propio hijo, el único que tenía y quién iba a heredar las promesas de Dios. La Biblia no muestra muchos detalles acerca de las emociones que experimentó Abraham ante esta difícil orden de Dios. La razón para no dar mayores detalles de esto, podría ser que las emociones que atravesó el patriarca en ese momento no fueron tan importantes como su decisión de obedecer a Dios.
Seguramente Abraham estuvo afectado emocionalmente durante el proceso, pero no dejó que sus sentimientos le impidieran tomar las decisiones correctas. El capítulo 11 de Hebreos deja muy claro que cuando Abraham ofreció a Isaac, lo hizo de manera consciente y racional. El patriarca estaba convencido de que Dios tenía el poder para resucitar a su hijo (Hebreos 11:17-19). Su decisión fue tomada en base a su conocimiento y entendimiento de quién era y es Dios.
Cuando el fuego de la prueba nos parece intenso, no es demasiado importante cómo nos sintamos. Lo que importa es cómo confiamos en el poder de Dios para ayudarnos y cómo determinamos obedecer sus leyes de todas maneras.
Dios desea que crezcamos en fe
Dios está muy interesado en ayudarnos a crecer en conocimiento, discernimiento y práctica de sus leyes, para que nos vaya bien. Toda prueba que estemos enfrentando puede ser superada, si es que ponemos en práctica lo que Dios nos dice en su palabra.
Efesios 4:13, el apóstol Pablo nos expresa claramente el nivel de madurez espiritual que Dios desea que alcancemos, como resultado de vivir en fe: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. El deseo de Dios es que todos lleguemos a ser como Él.
Dios está trabajando con nosotros en un gran proyecto de crecimiento espiritual, donde cada prueba debe añadir a nuestra vida conocimiento y experiencia para crecer en carácter.
Dios está trabajando con nosotros en un gran proyecto de crecimiento espiritual, donde cada prueba debe añadir a nuestra vida conocimiento y experiencia para crecer en carácter y no sólo en emociones positivas. El camino cristiano nos da la oportunidad de poner en práctica esas leyes espirituales y de renovar nuestra mente y pensamientos de manera constante.
En Efesios 4:23, Pablo nos plantea un desafío para nuestro cristianismo, cuando nos dice: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Esto exige necesariamente que a diario vivamos por la fe que razona y que obedece a Dios.
Una fe más allá de las emociones
Dios aprecia nuestras emociones que nos acercan a Él y le muestran nuestra gratitud y nuestro arrepentimiento. Él ama que seamos humildes y que le expresemos nuestras emociones más profundas. Sin embargo, no podemos limitar nuestra relación con Él sólo a cánticos, sentimientos o emociones. Él desea que nuestra fe esté acompañada de obediencia y obras más allá de las emociones.
Estos son algunos beneficios de desarrollar una fe apropiada y balanceada:
- Nos ayuda a resolver situaciones difíciles en nuestra vida, aplicando las leyes de Dios.
- Nos hace más aptos y entendidos para resistir las pruebas.
- Nos prepara para ser equilibrados en nuestras emociones, sobre todo en tiempos de aflicción.
Nuestro Creador nos enseña su forma de pensar a través de nuestras experiencias diarias y a través de las pruebas que tenemos que vivir. Ser más racionales que emocionales en el proceso, nos ayudará a darle más sentido a nuestra vida. Es cierto que Dios también se comunica y relaciona con nosotros a través de emociones, pero la mayor parte del tiempo lo hace con enseñanzas y juicios concretos. Buscar este tipo de balance que Dios tiene, es una experiencia de toda la vida.
Para seguir aprendiendo más sobre la fe que Dios desea que tengamos, lo invitamos a leer nuestros artículos ¿Qué es una fe viva? y “A través de muchas tribulaciones” … ¿Qué significa?
Fecha de publicación: Julio 29, 2025