¿Qué es una fe viva?

La fe viva es el tipo de fe que Dios quiere que tengamos. ¿Qué es una fe viva? ¿Cómo recibimos la fe, y cómo demostramos y crecemos en una fe viva? ¿Cómo podemos evitar tener una fe muerta?

Muchas personas se preguntan, cuando están en medio de pruebas y dificultades, si tienen la fe suficiente o sienten que su fe está fallando. Nuestro mundo parece estar diseñado para debilitar la fe y promover la duda. ¿Puede resisitir su fe ese ataque?

Es posible si tenemos una fe viva. La Biblia describe lo que es una fe viva y una fe muerta. La fe viva puede crecer y estar activa en los buenos y malos tiempos.

¿Tiene usted fe suficiente? ¿Tiene usted el tipo correcto de fe? ¿Cómo podemos saber qué clase de fe es, cómo la podemos demostrar y crecer en ella?

Qué tipo de fe

El libro de Hebreos nos da una información fundamental acerca de la fe.

“Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). La fe bíblica se basa en las promesas seguras e inquebrantables del Dios fiel. Él siempre cumple sus promesas. Él es completamente fiable.

Fe significa reconocer la fidelidad de Dios y creer en Él. “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe [que el Dios Creador existe] y que recompensa a quienes lo buscan” (v. 6).

Podemos crecer en fe por medio del estudio de la Biblia y teniendo en cuenta lo que Dios ha hecho en el pasado y lo que promete para el futuro. También requiere que lo “busquemos diligentemente” y nos esforcemos para ser como Él.

Pero, ¿podemos desarrollar fe por voluntad propia? Según la Biblia, ¿de dónde proviene la fe? ¿Cómo nos salva?

La fe que salva es una fe viva

El apóstol Pablo escribió acerca de los asombrosos dones que Dios les ha dado a todos aquellos que siguen los pasos de Jesús:

“He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí” (Gálatas 2:20).

La semilla de la fe es un don de Dios. Pablo escribió: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios” (Efesios 2:8).

No obstante, el siguiente versículo ha sido motivo de confusión: “no por obras, para que nadie se jacte” (v. 9).

Ciertamente no hay ninguna cantidad de obras que nos puedan comprar el perdón o alguno de los dones de Dios, estos provienen de su gracia y misericordia. Pero, ¿significa esto que las buenas obras no son una parte importante de la vida cristiana?

En absoluto. Analicemos el versículo 10: “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”.

Dios trabaja por medio de sus hijos, produciendo una vida llena de buenas obras. Jesús resaltó la importancia de permanecer unidos a Él y así dar buenos frutos y obedecer sus mandamientos:

“Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada… Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Juan 15:5, 10).

Santiago también hizo énfasis en este punto, y aclaró la relación simbiótica y cercana entre una fe viva y las obras.

Una fe viva vs. una fe muerta

El libro de Santiago incluye una extensa sección donde compara lo que Santiago llama como una fe muerta con la fe viva. Él quería esclarecer cualquier malentendido acerca del tema.

La fe viva es una fe activa. Nosotros le demostramos a Dios que creemos en Él y en su camino de vida si nos esforzamos por vivir como Él y seguimos sus leyes y sus principios llenos de sabiduría que nos da en la Biblia.“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:14-26).

La fe viva es una fe activa. Nosotros le demostramos a Dios que creemos en Él y en su camino de vida si nos esforzamos por vivir como Él y seguimos sus leyes y sus principios llenos de sabiduría que nos da en la Biblia.

¿Cómo podemos mostrar esa fe?

Como vimos en Santiago 2, debemos mostrar nuestra fe cuidando a los que están en necesidad (vv. 15-16). Santiago también trató, en el capítulo anterior, la importancia de cuidar a los huérfanos y viudas.

“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

Santiago además se basó en los ejemplos de Abraham, quien demostró su fe obedeciéndole a Dios (2:21) y Rahab que mostró su fe al proteger a los espías israelitas que ella sabía que estaban llevando a cabo una misión de parte de Dios (Santiago 2:25). Obedecer los mandatos de Dios y apoyar la obra de Dios son formas esenciales para mostrar una fe viva.

Santiago también dio algunas instrucciones acerca de la actitud que debemos tener cuando hacemos estas obras: “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre” (Santiago 3:13). Si usted desea estudiar más acerca de la mansedumbre y la sabiduría, lo invitamos a leer nuestros artículos “Bienaventurados los mansos” y “La importancia de la sabiduría y cómo ser más sabio”.

¿Cómo podemos vivir por fe?

Para vivir por fe, primero tenemos que evitar el orgullo.

“He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4).

El orgullo es la raíz de muchos pecados y en Habacuc 2 Dios asocia el orgullo con la codicia, la violencia, abuso de sustancias y muchas otras cosas. Todas estas acciones egocéntricas se oponen a la humilde obediencia y firmeza de los fieles.

Este pasaje se cita tres veces en el Nuevo Testamento, para que comprendamos mejor la parte que corresponde a Dios y la que nos corresponde a nosotros cuando vivimos por fe. En Romanos 1:16-17 Pablo explica que cualquier persona puede ser parte de “la justicia de Dios”. Dios es la fuente y nos da la definición de justicia —sus mandamientos (Salmos 119:172).

En Gálatas 3:11, Pablo cita de nuevo “más el justo por la fe vivirá” para señalar que la obediencia futura nunca puede pagar por los pecados del pasado. Sólo el sacrificio de Jesucristo puede justificarnos —borrar nuestra lista de pecados y concedernos un nuevo comienzo.

Pero, ¿qué quiere Dios que hagamos con esa hoja en blanco? Definitivamente no quiere que volvamos al pecado (Romanos 6:1-2).

Vivir por fe también implica perseverar continua y fielmente hasta el final.La fe nos permite ver la fidelidad de Dios. Él es amor y siempre actúa conforme a sus leyes que ayudan a definir el amor (Romanos 13:9-10). Entonces la fe nos motiva a ser fieles y obedientes también. La fe viva significa esforzarse para vivir como vivió Jesús. Esto significa hacer diligentemente lo que el apóstol Juan escribió:

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo… Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 2:6; 5:3).

Vivir por fe también implica perseverar continua y fielmente hasta el final.

“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma” (Hebreos 10:38).

Es un pensamiento peligroso cuando estamos tentados a retroceder o darnos por vencidos. Pero eso no es todo lo que el autor de Hebreos tiene para decir. En el último versículo del capítulo 10, anima a sus lectores: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (v. 39). Esto luego nos conduce al capítulo 11 de Hebreos, el capítulo de la fe.

En resumen, la fe viva nos lleva a;

  • Vivir como Jesucristo vivió.
  • Obedecer las leyes de Dios
  • Cuidar a nuestras familias, miembros de la Iglesia y otros que estén en necesidad.
  • Confiar en Dios en los buenos tiempos y durante las pruebas más difíciles.
  • Resistir a Satanás.
  • Perseverar hasta el final y recibir el don de la vida eterna.

Hay mucha más información en la Biblia acerca de este tema tan importante como lo es la fe viva. Lo invitamos a estudiar más acerca de cómo crecer en la fe viva en nuestro artículo “Cómo crecer en fe

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