Medite en estas cosas: “Si algo digno de alabanza”
El último punto para meditar que el apóstol Pablo enumera en Filipenses 4:8 tiene que ver con las cosas dignas de alabanza. ¿Qué es loable? ¿Por qué es éste un final apropiado para la lista de virtudes que el apóstol enumera?
Con éste artículo llegamos al final de esta serie y, esperamos que estas publicaciones le hayan ayudado a entender más acerca de cómo Dios quiere que nosotros pensemos. Hasta ahora, hemos cubierto los primeros siete puntos de Filipenses 4:8.
Esto incluía meditar sobre:
- “Todo lo verdadero”
- “Todo lo honesto”
- “Todo lo que es justo”
- “Todo lo que es puro”
- “Todo lo que sea amable”
- “Todo lo que es de buen nombre”
- “Si hay virtud alguna”
El apóstol Pablo termina la lista animando a meditar en “cualquier cosa digna de alabanza”.
Esto es algo así como un concepto resumido de todos los puntos anteriores. “Cualquier cosa digna de alabanza” destaca lo que debe ser elogiado y reconocido en nuestra mente.
¿Qué significa “digno de alabanza”?
Thayer's y Strong's describen la palabra griega traducida como "digno de alabanza", de esta manera: aprobación, algo encomiable, alabanza o elogio.
Entonces, el apóstol Pablo sugiere que nos centremos en las cosas que son dignas de elogio y que merecen nuestro agradecimiento. Pensemos en cuando alguien es recompensado por algo o recibe una ovación de pie: se le agradece y se le reconoce por una acción o algo bueno.
Al observar los otros conceptos que se han cubierto en Filipenses 4:8, es fácil ver cómo la alabanza es un final apropiado para tener presente en nuestras mentes en un momento dado:
Podemos agradecer a Dios por todas las cosas hermosas de esta vida y, especialmente, por las cosas que Él ha prometido para el futuro.
- Podemos estar agradecidos por la verdad de Dios y por cuando otros defienden lo que es verdad.
- Podemos alabar las palabras, las acciones nobles y honorables de Dios y de los demás.
- Podemos dar gracias por la justicia que Dios hace, y por la definición que Él nos da de lo que es justo.
- Podemos alabar el estándar de pureza de Dios y honrar a aquellos que se esfuerzan por tenerlo.
- Podemos agradecer a Dios por todas las cosas hermosas de esta vida y, especialmente, por las cosas que Él ha prometido para el futuro.
- Podemos alabar a Dios por las “buenas noticias” del venidero Reino de Dios.
- Podemos estar agradecidos por el ejemplo de virtud de Jesucristo, que nos ayuda a ver cómo podemos ser virtuosos nosotros mismos.
Los versículos que preceden inmediatamente a esta lista de temas que Pablo expuso para meditar, indican cómo la alabanza y la acción de gracias también deben ser una parte integral de nuestra meditación y oraciones hacia Dios. “Sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4: 6).
Meditar en lo que es digno de alabanza es dar gracias a Dios por las cosas buenas y reconocer que hay personas, ideas, eventos y acciones encomiables y loables que suceden a nuestro alrededor en todo tiempo. El único problema es que también están sucediendo cosas más deprimentes, angustiosas y horribles. Lamentablemente, esto último tiende a ahogar al primero.
Entonces, ¿en qué debemos meditar o concentrarnos?
1. Pensar lo que es digno de alabanza
Para pensar lo que es digno de alabanza, esfuércese por evitar:
- Enfocarse demasiados en las cosas que no van bien, que todo es terrible, que estamos al borde de la auto aniquilación, qué horrible es la gente, etcétera. Todo esto puede ser cierto en un grado u otro, pero ¿cuál es el beneficio de permitir que estas cosas vivan en nuestra cabeza hora tras hora? Si estamos tratando de hacer todas las cosas sin quejarnos (Filipenses 2:14), y si Dios espera que estemos alegres (Romanos 12:8), entonces es contraproducente enfocarnos principalmente en la cacofonía del mal que hay en este mundo.
Cuanto más agradecidos estemos, más estaremos priorizando lo positivo en nuestro pensamiento, en lugar de pensar “ay de mí” y “ay de ti”. - Centrarnos en que soy el número uno. Cuanto más pensamos en nosotros mismos, más tentados estamos a caer en el pensamiento egocéntrico. Esto podría llevarnos a alabarnos a nosotros mismos a través del autoengaño y la arrogancia, o a derribarnos en la autodegradación, pensando que nada de lo que hacemos es digno de alabanza.
La solución simple, pero increíblemente difícil, es estar más enfocado en los demás que en nosotros mismos (Filipenses 2:3). El egoísmo trae injusticia y castigo (Romanos 2:8). Evitar el egocentrismo nos ayuda a concentrarnos en lo que es verdaderamente loable y mejora nuestra salud espiritual.
Para pensar lo que es digno de alabanza, esfuércese por abrazar:
- Las milagrosas y asombrosas bendiciones de Dios. Una clave importante para meditar en lo que es digno de alabanza es centrarse en las bendiciones de nuestro Creador, tanto físicas como espirituales. Gran parte de la Biblia se enfoca en describir y ofrecer agradecimiento por las muchas bendiciones de Dios.
Uno de los mejores ejemplos es Salmo 103. En este salmo, David enumera muchos de los beneficios que Dios nos da: perdón, redención, protección, provisión, misericordia, sanidad, justicia, paciencia, generosidad, benevolencia, quitar de nosotros nuestros pecados, no tratarnos como merecemos, amándonos y estando a cargo de todos. (¡Y todo esto es sólo la punta del iceberg de las bendiciones de Dios!).
Debemos agradecer a Dios por todo lo que Él es y todo lo que hace. Al hacer esto, siempre encontraremos algo digno de elogio en un mundo lleno de cosas que no son loables. Para obtener más información sobre la importancia de esto, lea “Alabar a Dios” y “Oraciones de alabanza”. - Lo bueno de la vida. Debido a que Dios es digno de alabanza y está involucrado en nuestras vidas, hay varios aspectos de la vida que son dignos de alabanza. Cristo vino para que podamos tener vidas abundantes (Juan 10:10).
Específicamente podemos dar gracias y alabar a Dios por las cosas dignas de alabanza en la vida. Cosas como un abrazo de un nieto, un paseo por un hermoso jardín de flores, hermanos jugando juntos pacíficamente, las risas y la alegría de un grupo de amigos que se comparten experiencia, etcétera. Hay mucha alegría y belleza en el mundo por la cual dar gracias a Dios. Debemos buscarla y meditar en ella. - La manera en cómo obra Dios en nuestra vida. Todos enfrentamos nuestras propias experiencias y pruebas. Nadie disfruta de las pruebas, pero podemos enfocarnos en la verdad de que Dios está obrando en nosotros un propósito eterno mayor, a pesar de nuestras pruebas (Romanos 8:28). Él usa las pruebas para ayudarnos a crecer espiritualmente, para enseñarnos humildad y para ayudarnos a crecer en empatía por los demás.
Comprender que Dios está obrando en nuestras vidas, incluso a través de las dificultades y las pruebas, es sin duda algo digno de alabanza.
Para obtener más información sobre las pruebas, lea “Siete claves para superar las pruebas de la vida”.
2. Hablar lo que es digno de alabanza
Para hablar lo que es digno de alabanza, evite:
- Discusiones que no ofrecen soluciones y sólo buscan desahogar la ira. Hay cosas por las cuales podemos estas enojados, pero deben expresarse de manera productiva, no sólo para desahogarse. Puede ser tentador entrar en argumentos inútiles (Tito 3: 9), que nos den aparentemente alivio, pero es como agarrar a un animal salvaje por las orejas (Proverbios 26:17).
Si nos encontramos en un debate respetuoso, debemos seguir las reglas de la cortesía y no caer en discusiones, interrupciones y ataques. Las discusiones airadas fomentan y provocan los estallidos de ira, que la Biblia etiqueta como una obra de la carne (Gálatas 5:19-21). Debemos esforzarnos por evitar argumentos inútiles y llenos de ira y, en cambio, centrarnos en cosas que son verdaderamente dignas de alabanza.
Para obtener más información sobre este tema, lea “Como vencer las emociones negativas: la ira”. - El autoengaño, fariseísmo y egocentrismo. Si hacemos cosas dignas de alabanza, que así lo digan Dios y los demás (Proverbios 27:2). Si buscamos elogios para nosotros mismos, viviremos en constante decepción cuando éstas no lleguen. Así como debemos evitar pensar constantemente sólo en nosotros mismos, también debemos evitar hablar constantemente de nosotros mismos o elevar nuestra opinión a algo que no es.
Para hablar lo que es digno de alabanza, abrace:
- Dar gracias sinceramente y con frecuencia. Los consejeros matrimoniales a menudo suplican a las parejas que enfrentan problemas matrimoniales que se den las gracias más a menudo. También es útil tratar de expresar agradecimiento regularmente a las personas con las que nos encontramos y con las que trabajamos. No sólo es bueno para nuestra actitud, sino que construye y fortalece nuestras relaciones. El agradecimiento crea conexión, empatía y una sociedad más amable en general, razón por la cual el apóstol Pablo nos anima a dar gracias “en todo” e incluso dice que es la voluntad de Dios que lo hagamos (1 Tesalonicenses 5:18).
- Hacer cumplidos genuinos para animar e inspirar a otros. La adulación es poco sincera y problemática, pero los elogios sinceros pueden ser extremadamente alentadores y edificantes (Romanos 14:19). Siempre podemos encontrar lo que está mal y defectuoso en los demás (eso es fácil). Pero un cristiano debe trabajar para buscar genuinamente las cosas que son "digno de alabanza" en los demás y luego reconocerlas verbalmente. Tómese el tiempo para buscar activamente las fortalezas de los demás y hágales saber cuando las descubramos.
Sí, hay un momento en que la crítica constructiva es necesaria, pero debería ser rara y menos frecuente que los cumplidos sinceros. Una buena pregunta para considerar en nuestras interacciones con los demás es: ¿Les estamos diciendo a los demás todo lo que está mal con ellos, sin siquiera decirles algo de lo que están haciendo bien?
Para obtener más información, lea “Cómo expresar aprecio”.
Haga lo que es digno de alabanza
Dios siempre hace lo que es digno de alabanza, entonces, ¿qué pasaría si tratáramos de hacer eso también? Si hacemos y pensamos lo que es verdadero, noble, justo, puro y amable, y si tenemos una buena reputación y demostramos integridad y virtud, estaremos viviendo una vida digna de alabanza.
Si pensamos y vivimos de esta manera, recibiremos el elogio más importante que alguien puede recibir del mismo Dios: “Bien, buen siervo y fiel” (Mateo 25:21, 23).
Medite en lo que es digno de alabanza
Debemos meditar profundamente en nuestras bendiciones y pasar tiempo agradeciendo y alabando a Dios por sus bendiciones y su forma de vida. Seamos agradecidos por las cosas dignas de alabanza como la verdad, lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable, lo de buen nombre y lo virtuoso.
¿Hemos dado gracias a Dios por estas cosas últimamente?
Fecha de publicación: Enero 25, 2023