No escatime esfuerzos con la bondad
Un axioma popular de hoy en día dice que no debemos “escatimar” en la vida. Una antigua ley bíblica también podría resumirse en una aplicación diferente de estas palabras.
Dios dio muchos mandamientos al antiguo Israel. Uno de los mandamientos puede ser confuso para las personas que no viven en una sociedad agraria.
Veamos Levítico 23:22:
“Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo el Eterno vuestro Dios”.
Se puede resumir este mandamiento así: no escatimes esfuerzos. A los israelitas se les ordenó que no recogieran completamente sus cosechas. Dios quería que una parte quedara en los campos y disponible para que los pobres la recogieran. Rut, la heroína bíblica se benefició de esta ley (Rut 2:2-3).
Aplicación moderna de una ley antigua
Pero, ¿cómo se aplica esta ley bíblica para una sociedad agraria a los cristianos de hoy? La mayoría de nosotros no tenemos granjas. ¿Cómo podemos evitar escatimar esfuerzos hoy en día?
La respuesta se hace aparente cuando entendemos el principio detrás de la ley. El antiguo Israel no debía olvidar a los menos afortunados y pobres; los ciudadanos de esta nación debían tomar medidas para cuidarlos. Aunque la mayoría de nosotros no podemos aplicarlo de la misma manera que lo hicieron los israelitas, todavía podemos aplicar el principio hoy en día.
¿Cómo podemos dejar de escatimar esfuerzos hoy en día?
Ayudar a los necesitados
En la parábola del buen samaritano, leemos cómo dos líderes religiosos —un sacerdote y un levita— no ayudaron a un hombre necesitado mientras que un samaritano lo hizo (Lucas 10:29-37). El samaritano, miembro de un grupo despreciado por los judíos, tuvo compasión y lo demostró con sus acciones. El giro inesperado de la parábola fue que el sacerdote y el levita, aunque religiosos, no pusieron en práctica su religión.
¿Qué hay de nosotros? ¿Nos hacemos los de la vista gorda ante los demás necesitados? ¿Activamente estamos buscando ayudar a los necesitados? El apóstol Santiago advirtió que debemos demostrar nuestra cristiandad a través de nuestras acciones, no sólo de nuestras palabras (Santiago 2:14-17).
Debemos hacer esto sin buscar el reconocimiento de otros (Mateo 6:3). Aunque nuestras buenas obras no sean vistas ni apreciadas, debemos hacer el bien porque hacerlo es agradable a Dios (Gálatas 6:9; Hebreos 13:16; 2 Tesalonicenses 3:13).
Estimar a los demás más que a uno mismo
En la base de ayudar a los demás está el tener un corazón para no escatimar esfuerzos. La naturaleza humana es naturalmente egoísta. Pero Jesucristo nos desafía a superar esta tendencia natural al tener un corazón que nos lleve a “amar a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). Debemos amar a los demás tanto como a nosotros mismos. De hecho, el apóstol Pablo escribió que debemos estimar “cada uno a los demás como superiores” a nosotros mismos ¡porque así es como Jesucristo piensa (Filipenses 2:3, 5)!
Así que recuerde este otro significado en el axioma ¡No escatime esfuerzos!
Vea otros materiales disponibles acerca de cómo hacer el bien a los demás:
Fecha de publicación: Julio 29, 2019