El fruto del Espíritu: bondad

¿En que pensamos cuando escuchamos las palabras “bueno” y “bondad”? ¿La bondad que conocemos como fruto del espíritu refleja lo que el mundo define como bueno?

Recibimos mensajes confusos acerca de lo que es “bueno”. Algunas personas dicen que es “bueno” tener una relación ilícita para ponerle emoción a la relación cuando se tienen problemas en el matrimonio. Otros dicen que es “bueno” disfrutar y jugar el papel de cualquier fantasía, no importa lo depravada y antinatural que sea, mientras no lleve a cabo tal fantasía.

¿Esto es lo que Dios dice que es bueno? ¡No!

Veamos Salmos 33:4-5: “Porque recta es la palabra del Eterno, y toda su obra es hecha con fidelidad. El ama justicia y juicio; de la misericordia del Eterno está llena la tierra”.

Dios quiere que la tierra esté llena de su bondad. Lo que Él considera bueno está claramente escrito en la Biblia. Sin embargo, desde la creación de Adán y Eva, la humanidad influenciada por Satanás, ha decidido seguir su propia definición de bondad.

Piense en las otras palabras que están asociadas con bondad en la Biblia, tales como verdad, rectitud, justicia y luz. En Efesios 5:8-10 se usan algunos de estos sinónimos: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor”.

La mayoría de las personas decide que está bien o que está mal no basado en lo que Dios nos enseña, sino en actitudes, sentimientos o cualquier “investigación” parcializada que hayan hecho del tema.

En Salmos 52:1 dice: “La misericordia de Dios es continua”. ¿Cuál es esa bondad? Implica un compromiso total de lo que está bien sobre lo que está mal y lo correcto sobre la maldad. La bondad, al igual que el fruto del Espíritu que se describe en Gálatas 5:22 también conlleva hacer el bien generosamente a los demás.

¿Por qué Dios quiere que manifestemos bondad?

Dios es bueno, y quiere que crezcamos en el fruto del espíritu de la bondad para que seamos como Él.

Una frase que se repite a menudo en Salmos 107 dice: “Entonces clamaron al Eterno en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Los dirigió por camino derecho, para que viniesen a ciudad habitable. Alaben la misericordia del Eterno, y sus maravillas para con los hijos de los hombres” (vv. 6-8).

Nuestra bondad debería ser algo por lo cual deberían estar agradecidos los otros seres humanos, de la misma manera que nosotros debemos estar agradecidos por la increíble bondad que Dios tiene con nosotros.

¿Cuál es la alternativa? ¿Qué es lo opuesto a la bondad? ¿Qué pasa cuando decidimos que está bien o que está mal basados en los valores de un mundo tergiversado por Satanás, que nos odia?

Juan 8:44 dice: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”.

¿De verdad pensamos que el padre de las mentiras le va a decir al mundo lo que realmente significa ser “bueno”? No es muy probable. Por ejemplo, Satanás les mintió a Adán y a Eva convenciéndolos de que ellos se iban a beneficiar si comían del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. El mundo sigue influenciado actualmente por el engaño concerniente a lo que está bien o mal según Satanás.

Dios quiere que mostremos su bondad de acuerdo a sus mandamientos, a su carácter. En Deuteronomio 6:24, dice: “Y nos mandó el Eterno que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos al Eterno nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy”.

Dios sabe qué es lo mejor para nosotros, el creó lo “bueno”. Debemos seguir la bondad de Dios, la misma que ha mostrado con nosotros para evitar ser cortados de un reino venidero regido por la bondad (Romanos 11:22).

¿Por qué quiere Dios que manifestemos bondad? Porque es bueno para nosotros y para los que nos rodean. Debemos ser luz de lo que es realmente moral—los mandamientos beneficiosos y la rectitud de Dios.

Finalmente, Dios quiere que mostremos bondad, porque Él es bueno, y quiere que nosotros seamos como él —¡y que seamos sus hijos por siempre! (Romanos 8:16-17).

Ejemplos de bondad que debemos seguir

Dos reyes de Judá se mencionan por haber tenido “bondad”.

La historia del primer rey, Ezequías, la encontramos en 2 Crónicas 29 hasta el 32 —heredó el reino de un perverso gobernante: su padre. Tan pronto comenzó a reinar, Ezequías limpió el templo de todo el abandono y desprecio al cual había sido sometido, restaurando el verdadero culto a Dios. También guardó la fiesta de la Pascua, otro mandamiento de Dios que había sido descuidado.

Sistemáticamente, Ezequías se fue deshaciendo de todas las horribles influencias paganas del territorio. También se enfrentó al rey más poderoso de la época, Senaquerib de Asiria, quien había ridiculizado a Dios y todo lo que Él le había dicho a su pueblo.

El “buen” rey Josías (la historia la encontramos en 2 Crónicas 34 y 35) siguió el mismo patrón de Ezequías. Él heredó el reino después de que dos perversos reyes habían destruido lo que Ezequías había arreglado. Josías limpió el territorio de todas las terribles prácticas paganas. También encontró el Libro de la Ley y decidió seguirlo cuidadosamente. Así como Ezequías, Josías restauró la verdadera adoración en el templo y preparó una memorable fiesta de la Pascua.

El ejemplo de estos dos reyes nos muestra que a pesar de que nuestro entorno (incluso nuestras propias familias) no sea “bueno”, podemos ser bondadosos aferrándonos a los estatutos de Dios.

Un ejemplo para evitar

¿Qué pasó entre el reinado de Ezequías y el reinado de Josías? ¿Por qué Josías tuvo que rehacer todo lo que había hecho Ezequías?

Desafortunadamente, el hijo de Ezequías, Manasés (la historia se encuentra en 2 Crónicas 33) no fue conocido por su bondad. Aunque Manasés se arrepintió al final de sus días, por muchos años causó daños irreparables y maldad por todo el territorio. Volvió a traer al pueblo todas las repugnantes influencias paganas y sus prácticas, incluyendo los sacrificios de niños, hechicería, brujería y magia negra. Las demás naciones que estaban en esta área pensaron que esas prácticas eran normales y buenas, pero Dios las odiaba.

¡Manasés llegó al punto de edificar un altar pagano en el templo de Dios! Amón, su hijo, también fomentó estas prácticas malignas cuando fue rey.

Puede que estos ejemplos parezcan extremos, pero Manasés simplemente hacía lo que los que estaban a su alrededor hacían. Sin embargo, al seguir lo que otros definían como bien y como mal, estaba convenciendo a Judá de hacer el mal (v. 9), que es todo lo contrario al concepto que Dios tiene de bondad.

Debemos revisar las ideas que este mundo tiene de lo “bueno”, y después pensar en Isaías 5:20: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”.

Autoexamen de bondad

  1. ¿Lo “bueno” que hago, está basado en los estatutos que Dios tiene en la Biblia, o en principios de esta sociedad y principios que yo he creado?
  2. ¿De qué manera mis acciones reflejan el camino de vida correcto de Dios? ¿De qué forma mis actos muestran la ley de Dios?
  3. ¿Pensaría Dios que lo que voy hacer es “bueno”? Si la respuesta es sí, ¿qué evidencia hay en la Biblia que reafirme esto?
  4. ¿Soy justo? ¿Soy imparcial? ¿Soy fiel con los mandamientos de Dios? ¿Soy generoso para hacer el bien a los demás?

¿Cómo podemos mostrar más bondad?

Ya que somos una propaganda ambulante de Dios y su bondad, entonces debemos pensar cuidadosamente en nuestros actos, pensamientos y palabras. ¿Cómo podemos estar seguros de que estamos mostrando la bondad de Dios? Debemos:

  • Investigar y tener datos acerca de las actividades, tradiciones o filosofía en las que estamos involucrados. Ahondemos en los antecedentes y la aplicación de estas áreas de nuestra vida y veamos si son agradables a Dios o no. Por ejemplo, muchas fiestas tradicionales que se celebran actualmente, que afirman alabar a Dios, involucran las mismas antiguas tradiciones paganas que la Biblia dice que Dios odia.
  • Ore para poder entender y discernir de manera acertada entre las versiones tergiversadas de “bondad” que vemos a nuestro alrededor todos los días y la verdadera bondad que viene de Dios.
  • Analicemos las posibilidades en la vida, a la luz de los dos mandamientos más importantes. Pregúntese: ¿cuándo hago esto, estoy amando a Dios con toda mi fuerza y todo mi corazón (los cuatro primeros mandamientos)? Y cuando hago esto, ¿estoy amando a mi prójimo como a mí mismo (del quinto al décimo de los 10 Mandamientos)?

Nuestro ejemplo perfecto para todo el fruto del espíritu, Jesucristo, fue el modelo y la definición de bondad demostrado por un ser humano. Ya no como ser humano, ahora está sentado en el trono de Dios, deseoso de ayudarnos en nuestra vida. Usemos todos su ejemplo y su ayuda para luchar y crecer en el fruto del Espíritu de la bondad.

Aprenda más de lo que Cristo enseñó e hizo, en la sección “El sermón del Monte

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