¿Por qué fracasan la mayoría de los propósitos que nos hacemos para el año nuevo?
Los propósitos de año nuevo rara vez perduran. ¿Cómo podemos hacer cambios en nuestras vidas que duren más allá de unas pocas semanas?

Crédito de la imagen: Cn0ra/iStock a través de Getty Images (Texto modificado al español)
Muchos consideran que el comienzo de un nuevo año es el momento de hacer resoluciones: realizar cambios, establecer metas personales y cambiar malos hábitos.
Los propósitos de año nuevo más comunes incluyen:
- Hacer más ejercicio, comer sano y perder peso.
- Aprender una nueva habilidad.
- Pasar más tiempo con familiares y amigos.
- Dejar un mal hábito.
- Salir de deudas y ahorrar más dinero.
- Viajar a nuevos lugares.
Según US News, alrededor del 80 % de los propósitos de año nuevo no pasan más allá de la segunda semana de febrero. ¿Por qué? ¡Porque el verdadero cambio requiere más que hacerse un propósito! El propósito puede ser bueno. Mejorar nuestras vidas es bueno. Pero no debería ser algo a lo que nos comprometamos sólo a principios del año.
En lugar de hacer propósitos fugaces de año nuevo, deberíamos buscar constantemente crecer y mejorar. Esto implica aprender qué es lo que dificulta el cambio y qué es lo que realmente funciona.
(Esta entrada del blog no trata acerca de la víspera de año nuevo ni sus celebraciones pero, si queremos aprender por qué un cristiano debería evitar las celebraciones de esta época del año, le invitamos a estudiar nuestro artículo “Las raíces y los frutos del Año Nuevo”).
El cambio es difícil
¿Por qué los nuevos propósitos fracasan con tanta frecuencia? Aquí hay algunas razones para considerar:
Los malos hábitos no se cambian de la noche a la mañana y deben trabajarse con esfuerzo constante durante un tiempo.
- Los hábitos son difíciles de romper. Un cambio positivo y significativo en la vida, se logra formando buenos hábitos a lo largo de un período prolongado, y no suele ser el resultado de una decisión impulsiva tomada sólo a principios del año. Algunos dicen que se necesitan unos 21 días para que se formen los hábitos. En lugar de hacer propósitos de año nuevo, es mejor trabajar constantemente en la construcción de buenos hábitos, incluso si se tienen contratiempos y se falla en el camino (Proverbios 24:16).
“El éxito no tiene secretos. Es el resultado de la preparación, el trabajo duro y aprender de los fracasos” —Colin Powell.
- El verdadero cambio toma tiempo. Los propósitos de año nuevo suelen fracasar porque las personas se desaniman al no ver cambios inmediatos. Los malos hábitos no se cambian de la noche a la mañana y deben trabajarse con esfuerzo constante durante un tiempo. La Biblia enseña que las recompensas llegan a quienes son diligentes y no a quienes se apresuran en tomar decisiones (Proverbios 21:5). El cambio real se logra mediante un esfuerzo lento, pausado y constante.
“Haz una pausa y recuerda: el paso lento pero firme te llevará a donde quieres ir. Si te presionas demasiado para obtener resultados con mucha rapidez, te rendirás pronto” —Jennifer Young.
- A la gente no le gusta cambiar. A menudo abordamos el cambio como una tarea pesada o algo a lo que nos auto obligamos. Pero el cambio es más efectivo cuando lo hacemos porque queremos o cuando encontramos una manera de hacerlo agradable. Tomemos el ejercicio, por ejemplo: en lugar de realizar una actividad deportiva que detesta, busque una actividad física que disfrute. Si el gimnasio no es para usted, intente una caminata rápida en un parque, andar en bicicleta o hacer un deporte que le guste. Si está tratando de mejorar su dieta, esfuércese por encontrar alimentos saludables que disfrute comer.
“Concéntrate en el viaje, no en el destino. La alegría no se encuentra en terminar una actividad, sino en realizarla” —Greg Anderson.
- Las personas pierden de vista el panorama general. Los propósitos suelen fracasar porque nuestra determinación y visión se desvanecen con el tiempo. Cada vez que intentamos cambiar algo, debemos mantener el panorama general claramente en nuestra visión. En lugar de enfocarse en el ejercicio en sí, enfóquese en cómo se sentirá cuando esté en mejor forma física. En lugar de centrarse en lo difícil que es dejar un mal hábito, piense en cuánto mejor será su vida sin ese vicio. La Biblia revela que somos lo que pensamos, por lo que el cambio debe comenzar con nuestros pensamientos (Proverbios 23:7).
“La persona más patética del mundo es alguien que tiene vista, pero no tiene visión” —Helen Keller.
El cambio es posible
Algunas personas pueden proponerse hacer cambios y tener éxito por su propia fuerza de voluntad. Pero, a veces, nos damos cuenta de que el cambio simplemente no ocurre. Pasan los años y no vemos que haya cambios realmente.
Es hora de abandonar la mentalidad de los "propósitos de año nuevo" y comprometernos en ser una persona que crece y mejora constantemente los 365 días del año.
Si hablamos realmente de hacer cambios, es hora de abandonar la mentalidad de los "propósitos de año nuevo" y comprometernos en ser una persona que crece y mejora constantemente los 365 días del año.
Cuando examinamos la Biblia, no leemos nada acerca de los propósitos de año nuevo. Pero sí leemos exhortaciones a ser una persona que crece constantemente (1 Pedro 2:2; 2 Pedro 3:18).
El cambio real proviene de la “renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2). En otras palabras, debemos cambiar nuestro carácter desde adentro hacia afuera.
Nuestro sitio de internet VidaEsperanzayVerdad.org tiene el compromiso de brindar a nuestros lectores recursos prácticos para ayudarlos a realizar cambios positivos; cambios que pueden ayudar a llevar una vida más abundante (Juan 10:10).
Aquí presentamos material que puede ayudar con los problemas comunes que enfrentan las personas hoy en día:
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¿Quiere usted hacer cambios profundos en su vida? Si es así, hemos preparado un libro completo acerca de las cinco herramientas que Dios nos proporciona para cambiar y crecer. Puede descargar su copia gratuita aquí: Cinco herramientas para el crecimiento espiritual.
Fecha de publicación: Diciembre 31, 2025