Un desgobierno mundial
La falta de políticas claras y la improvisación han sido los componentes más obvios entre los gobernantes del mundo actual. El fracaso es alarmante. Pocos gobernantes se librarán del balance desastroso de la pandemia.
Hace cuatro meses muchos líderes estaban preocupados de otras cosas: de cómo derrotar a sus enemigos estratégicos, de cómo bloquear los intereses económicos de países en contra de los suyos. Otros estaban preocupados por pacificar a su país, algunos de cómo alimentar su exposición mediática, otros de asegurar su reelección… y muchos otros preocupados de acrecentar sus riquezas personales.
Hoy, la pandemia del coronavirus ha expuesto a los líderes mundiales. Cada día varios de ellos aparecen en los medios anunciando “soluciones rápidas para terminar con el virus” y ofreciendo muchos miles de millones de dólares para “solucionar el problema”.
Lo concreto es que no existe unanimidad de criterios frente al problema común de esta pandemia, transformando la situación en un manifiesto desgobierno mundial.
Ejemplos del actual desgobierno
Ante la pandemia, a algunos presidentes de grandes potencias se les acusa directamente de haber actuado con lentitud y demora, para favorecer la economía de sus países. A otros de no haber previsto un hecho que estaba contemplado en todas las agencias de inteligencia del mundo. Lo más grave es que todo esto aparentemente se sabía con antelación. La colección de informes anunciaba la llegada de una pandemia como la que estamos sufriendo. Bill Gates, en una conferencia TED en el año 2015 mencionó: “La amenaza de una pandemia es creciente y el mundo no está preparado”.
La explicación más sencilla para tanta desatención, señalada por uno de los estudios, es que las inversiones en prevención e investigación de enfermedades, casi no existen en el mundo. A esto lo llaman “inversión fantasma”, ya que no produce ningún efecto electoral en favor de los líderes y sus políticas populistas.
Algunos presidentes sencillamente se burlaron del virus y les anunciaron a sus ciudadanos que este virus era sólo un resfriado común y que debían seguir comiendo y bailando.
Otros gobernantes han tratado de sacar provecho político. Otros han estado jugando a quién se queda con el poder estratégico de la nueva geopolítica mundial.
Hablar de nombres estaría de más, sin duda es mejor y más fácil dar una mirada a los principales actores del mundo en medio de la pandemia. Sin lugar a dudas los actores principales son Estados Unidos, China y la Unión Europea. Veamos en qué condiciones están estos países ante esta pandemia:
Estados Unidos
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos salió victorioso y obtuvo mucha influencia en el mundo. Cuando se lanzó el Plan Marshall y el país se comprometió a la defensa de sus aliados, Estados Unidos tuvo el liderazgo político, primero en Europa Occidental, y luego en buena parte del mundo. Durante la Guerra Fría contuvo a la Unión Soviética, empleando sus recursos en auxilio de países devastados y poblaciones exhaustas. Eso sin duda les ayudó a ganarse la simpatía de millones de personas en todo el mundo.
Este liderazgo se ha mantenido por casi 70 años, a pesar de algunos errores propios de gestión, Estados Unidos se impulsó por medio de un arrollador poder mediático y un incomparable poder militar que le brindó la posibilidad de ser la primera economía mundial y de poner al dólar como la moneda de intercambio en todos lados.
Desde hace uno 20 años, lamentablemente el liderazgo de Estados Unidos ha venido bajando sistemáticamente. Algunos motivos han sido que presidentes han cambiado el objetivo tradicional de mantener una buena política internacional por una más nacionalista, otros han ido detrás de la consolidación económica individual. Esto, con razón o sin ella, ha causado un creciente rechazo internacional.
Hoy la pandemia está haciendo estragos en Estados Unidos y lo que era una reelección casi segura para su máximo líder en noviembre del 2020 hoy se ve amenazada ante lo que muchos llaman “falta de liderazgo solidario”. Lamentablemente hoy la condición económica de este poderoso país, lo pone por debajo de la condición básica para liderar el mundo.
China
Éste es el país que pareciera estar aprovechando la oportunidad de la pandemia para erigirse como la nueva potencia mundial, sin embargo, tampoco reúne las condiciones para asumirlo. Lamentablemente su modelo político imposibilita, desde ese lado del mundo, un liderazgo mundial sólido. Las razones son claras: la mayoría de los habitantes de este planeta en este tiempo no van a aceptar un progreso económico que sacrifique la libertad individual, ni un progreso tecnológico que facilite que el gobierno controle a los ciudadanos. Como sabemos, China no permite que los ciudadanos evalúen u opinen libremente de su gobierno y elijan democráticamente a sus líderes. Esto, ahora, es una limitante muy fuerte para que China se convierta en el líder del mundo.
La Unión Europea
En la actualidad, y luego del Brexit, su liderazgo se ha caracterizado a nivel global por ejercer el llamado “poder blando”, una fuerza de atracción, no de presión, basada en su modelo político, económico y social.
Hay que destacar como ejemplo de desgobierno la reacción de la Unión Europea ante la pandemia. Ésta ha sido una Unión sin solidaridad entre sus miembros, sin generosidad y sin unidad interna. La Unión Europea por ahora carece de fuerza, no sólo para liderar el mundo, sino incluso para sobrevivir, y está a merced del resto de potencias como Rusia y China. Las consecuencias negativas del coronavirus están afectando no sólo a los estados miembros más débiles de la Unión Europea, sino para todos.
El problema del mundo actual no es la inevitable desglobalización, sino la falta de instituciones globales que la gobiernen con eficacia.
Es un error creer que un sólo país europeo puede “volar libremente” en este momento.
Como podemos ver, por ahora no hay ningún país que tenga capacidad de ejercer un liderazgo global… y menos un gobierno global justo.
El problema del mundo actual no es la inevitable desglobalización, sino la falta de instituciones globales que la gobiernen con eficacia. Las Naciones Unidas, que data de los años 40, se ha quedado claramente obsoleta y no se condice con el escenario geopolítico actual. La Organización Mundial de la Salud también ha mostrado debilidad e ineficacia en la pandemia que estamos viviendo. Además, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial dicen que no podrán hacer frente a la profunda crisis económica mundial actual, entonces, ¿que seguirá?
Habrá un gobierno mundial
Ante la imposibilidad del hombre de gobernarse asimismo y de imponer una ley basada en el bienestar de los demás, Jesucristo, el hijo de Dios, vendrá a hacer un trabajo de manera perfecta. Él vendrá de nuevo, esta vez para gobernar con rectitud a las naciones como Rey de reyes. Algunos países al principio se opondrán, pero Él vendrá con brazo fuerte para imponer la verdadera justicia social que el mundo tanto necesita, pero también lo hará con amor, misericordia y piedad.
“He aquí que el Eterno el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas” (Isaías 40:10-11).
El libro de Apocalipsis menciona que cuando Jesucristo venga por segunda vez a la Tierra, los ejércitos de las naciones de este mundo lo atacarán como si fuera un extraterrestre (Apocalipsis 19:19). La respuesta de Cristo a estos ataques será con mano fuerte.
La segunda parte de este versículo deja ver que Jesucristo será muy gentil y suave con aquellos que lo apoyen, es decir, con aquellos que le obedecen y le siguen realmente, y pueden apreciar la triste realidad de fracaso de los gobiernos de este mundo.
Él se asemejará a un pastor que cuida a sus ovejas suavemente. Sí, Jesucristo mismo liderará el mundo venidero. Él es fuerte pero también amable y gentil. Tendrá claras sus convicciones y se interesará verdaderamente por los sentimientos de los más pobres y desposeídos. Su ley de amor, hoy expuesta en la Biblia, será la ley constitucional por la cual se gobernará el mundo venidero.
En el libro de Isaías hay claras afirmaciones de un gran cambio para este mundo. Este cambio llegará muy pronto. Un nuevo gobierno firme, y al mismo tiempo amoroso, se impondrá. Jesucristo lo confirma con contundencia al mencionar estas palabras: “Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y está la mano extendida sobre todas las naciones. Porque el Eterno de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder? (Isaías 14:26-27).
Si desea más información, lo invitamos a seguir revisando nuestra página que está llena de promesas de cambio en un nuevo mundo que ya viene y que será gobernado por Dios.
Fecha de publicación: Mayo 15, 2020