Cómo edificar sobre la roca

Los cimientos ayudan a proteger nuestras casas físicas de los desastres. ¿En qué se basa nuestra vida? Debemos edificar sobre la Roca para protegernos del desastre espiritual.

Jesucristo a menudo ilustraba sus enseñanzas con parábolas. Algunas de ellas parecen fáciles de entender, pero otras esconden un significado más profundo.

La parábola de los dos constructores (Mateo 7:24-27 y Lucas 6:47-49) es una historia fácil de entender que resume algunas de las lecciones que Jesús nos dio en el Sermón del Monte. También es conocida como la parábola del constructor sabio e insensato y la parábola de la casa sobre la roca.

De acuerdo con su experiencia en carpintería y su conocimiento en el área de construcción, Jesús enfatizó la importancia de tener un fundamento adecuado.

Información general sobre la parábola de los dos constructores

Para resumir su trascendental Sermón del Monte, Jesús usó esta parábola que hace un llamado a la acción. Él utilizó una historia memorable basada en las Escrituras y su propia experiencia para que recordáramos hacer lo que Él nos enseñó.

William Barclay nos da algunos antecedentes acerca de esta parábola:

“Jesús era en un experto en ambas áreas. Primeramente, Él era un experto en las Escrituras, y encontró en el libro de Proverbios una idea de cómo empezar su parábola: ‘Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; mas el justo permanece para siempre’ (Proverbios 10:25). El escritor de Proverbios había sembrado la semilla de esta imagen que Jesús usaría acerca de las dos casas y los dos constructores. Pero Jesús también era un experto en las cosas prácticas de la vida, y sabía todo en lo relacionado con la construcción de casas, y cuando Él habló acerca de los cimientos de una casa sabía de lo que estaba hablando. Ésta no es una ilustración teórica hecha por un erudito que ha estudiado su materia; sino que es la ilustración de un hombre práctico.

“Tampoco es una ilustración ilógica. Es una historia acerca de eventos que pueden ocurrirle fácilmente a cualquier persona. En Palestina el constructor debe pensar a futuro y ser previsor. Había muchas quebradas que en verano eran una cavidad arenosa apta para construir a simple vista, pero en invierno se convertían en un torrente furioso de aguas torrenciales” (Barclay's Daily Study Bible [Biblia de estudio diario de Barclay], comentario acerca de Mateo 7:24-27).

La parábola de los dos constructores

Jesús relató esta historia acerca de dos hombres que construyeron una casa cada uno. No dio ninguna información acerca de las posibles diferencias entre sus habilidades y recursos. La única variable que identificó fue el lugar dónde cada uno de estos constructores decidió edificar su casa. Jesús afirmó que, de acuerdo con su elección, un hombre era sabio y el otro era insensato.

El constructor prudente construyó sobre la roca

Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24-25).

El hombre que tomó la mejor decisión acerca de dónde construir era un constructor sabio porque eligió la roca como su cimiento. Podríamos preguntarnos: ¿cómo llegó a esa decisión? ¿Por qué decidió construir sobre la roca? Jesús no lo dice.

Tal vez fue difícil picar la roca y nivelar un cimiento para la casa. Podría haber tomado mucho tiempo y esfuerzo trabajar cerca de las formaciones rocosas y unir la estructura al lecho rocoso. Probablemente fue un gran desafío construir en un terreno rocoso, tomó tiempo, , paciencia y arduo trabajo. Pero el hombre sabio parece haber sopesado todos estos factores y parecía creer que tal esfuerzo valía la pena.

Al construir sobre la roca, su casa resistiría las inevitables tormentas que vendrían.

El constructor insensato construyó sobre la arena

Entonces Jesús dijo: “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (vv. 26-27).

El constructor insensato no era necesariamente una mala persona, más bien un hombre descuidado, que aparentemente no tomó las debidas precauciones para el futuro. Tal vez tenía mucho que hacer o demasiada prisa por terminar su casa en medio de otras preocupaciones. No lo sabemos. Tenía conocimiento acerca de construcción, pero aparentemente no pensó que el cimiento era lo suficientemente importante como para invertir más tiempo y esfuerzo. Su preocupación parecía estar en el presente y en construir la casa rápidamente.

De hecho, era más fácil construir sobre un terreno arenoso. El proyecto entero seguramente se terminó más rápido, ya que no debió haber tomado tanto tiempo preparar el cimiento. El constructor insensato no parecía estar preocupado por las inevitables tormentas que vendrían en el futuro.

Poco después de que ambos constructores terminaron de edificar sus casas, una de esas severas tormentas azotó ambas construcciones. Torrentes de lluvia caían sobre las colinas rocosas. Los arroyos y ríos se desbordaron, y avalanchas de agua corrían a través del suelo arenoso.

La casa construida sobre la roca sobrevivió la fuerte lluvia, pero la casa en la arena fue destruida. Jesús declaró: “y fue grande su ruina”, en otras palabras, fue irreparable.

Lección de la parábola de los dos constructores

Jesucristo dijo que, si prestamos atención a sus enseñanzas y las seguimos, seremos como el constructor sabio. Saldremos adelante a pesar de las inevitables tormentas de la vida —las pruebas y dificultades que son parte de la vida— porque las enseñanzas de Jesucristo son principios sólidos que nos enseñan a vivir de manera exitosa.Jesús estaba ilustrando que podemos vivir sabia o neciamente. Todo va a depender de dónde pongamos nuestros cimientos. Él nos dijo que, si prestamos atención a sus enseñanzas y las seguimos, seremos como el constructor sabio. Saldremos adelante a pesar de las inevitables tormentas de la vida —las pruebas y dificultades que son parte de la vida— porque las enseñanzas de Jesucristo son principios sólidos que nos enseñan a vivir de manera exitosa.

Hacer estas cosas ciertamente requiere duro trabajo y dedicación de nuestra parte, pero a largo plazo valdrá la pena. En otras palabras, Jesús dijo que sus enseñanzas son el mejor fundamento para edificar. Proporcionan una base sólida para nuestras vidas, nuestras familias, nuestras amistades, nuestras asociaciones y nuestro futuro.

Aunque pocas personas comprenden realmente la importancia del cimiento que Jesús describió en el Sermón del Monte, algunos de sus oyentes escucharon atentamente y meditaron en lo que Jesús les decía, y “se admiraban de su doctrina” (Mateo 7:28).

En la medida de sus posibilidades, sus discípulos trataban de seguir el ejemplo de Jesús, poniendo en práctica sus enseñanzas como una forma de vida. Se esforzaban, trabajaban duro y también transmitían lo que aprendían a los demás.

Jesucristo es la Roca y nuestro fundamento

Al seguir las enseñanzas de su Maestro, los discípulos demostraron con la práctica que Jesucristo es el único fundamento verdadero para vivir una vida abundante. Este fundamento incluye su vida, muerte, resurrección y enseñanzas para nosotros. “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11).

El apóstol Pablo enfatizó que Jesucristo es esa Roca, la principal piedra angular de nuestro fundamento (1 Corintios 10:4; Efesios 2:20). Cuando hacemos lo que Él enseñó, estamos edificando sobre ese fundamento seguro.

Nuestro punto de partida para edificar sobre la Roca

¿Por dónde debemos empezar? El mismo Sermón del Monte nos establece la base acerca de lo que debemos hacer. Debemos estudiar lo que Jesús enseñó sobre la vida y aplicar sus enseñanzas en nuestra forma de vivir.

Leer los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos ayudará a entender cómo vivió Jesús. Él basó sus enseñanzas en las leyes y principios revelados en las Escrituras. Leer toda la Biblia, incluyendo tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, reforzará nuestro entendimiento acerca de cómo piensa Dios y aclarará aún más el mensaje que Jesús enseñó mientras estuvo en la Tierra.

El apóstol Pablo dijo que la Biblia es “inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

En otras palabras, las Escrituras son un fundamento sólido para vivir sabia y abundantemente, poder resistir las inevitables tormentas de la vida y seguir avanzando.

Si usted no está seguro de tener un fundamento sólido en su vida, recuerde que nunca es demasiado tarde para reforzar nuestros cimientos. Estudie el Sermón del Monte y profundice en toda la Palabra de Dios para aprender a resistir las tormentas de la vida, y verá cómo su vida es transformada siguiendo los caminos de Dios.

Si desea mayor información tenemos otros artículos en esta sección acerca de El Sermón del Monte y en el artículo “Cómo estudiar la Biblia”.

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