Pablo escribió Efesios 6:14: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad”. ¿Cuál es la utilidad del cinturón de la verdad como defensa en la armadura de Dios?
El apóstol Pablo menciona el cinturón de la verdad como el primer componente de la armadura de un cristiano para defendernos contra la maldad. Pero ¿existe realmente la verdad absoluta?
El concepto mismo de la verdad como algo absoluto —como una constante— es cada vez menos popular en nuestra sociedad. Para muchas personas, la verdad se ha convertido en un tema de debate filosófico o algo que va cambiando a medida que el mundo cambia a nuestro alrededor.
“¿Qué es la verdad?”
No podemos separar el concepto de la verdad absoluta de la vida de Jesucristo y la Biblia. Hablando de sí mismo, Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida” (Juan 14:6). También explicó que la Palabra de Dios es verdad: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). En un mundo que continúa desviándose sin absolutos, ¡estas palabras son como un ancla en nuestra vida! ¡Jesucristo y la Biblia (la Palabra de Dios) representan la verdad absoluta!
Las dudas y los debates acerca de la existencia de la verdad absoluta también existían en los tiempos de Cristo. Cuando Jesucristo estaba siendo juzgado, el gobernador romano Poncio Pilato le preguntó si Él realmente se proclamaba rey a sí mismo, como afirmaban los judíos. Jesucristo respondió que había venido a dar testimonio de la verdad. “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37).
Pilato respondió haciéndole otra pregunta: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38).
Ésta es una pregunta de vital importancia que tenemos que ser capaces de responder en la actualidad.
¿Por qué es la verdad una parte tan importante de la armadura de Dios? ¿Y qué tiene que ver con un cinturón?
¿Por qué usaban un cinturón los soldados romanos?
El cinturón, conocido como cingulum o balteus, sostenía la vaina y la espada del soldado romano. El cinturón proporcionaba un lugar seguro para guardar la espada y transportarla a la batalla con eficacia. La espada espiritual es la Biblia, la Palabra de Dios, como se muestra en Efesios 6:17. Ésta es otra pieza de la armadura de Dios.
El cinturón militar romano también era un símbolo de estatus en el primer siglo. Los soldados romanos llevaban sus cinturones todo el tiempo, estando en servicio o fuera de servicio, por lo que el cinturón en sí llegó a ser una insignia de identificación. De hecho, se convirtió en una parte tan importante de la identidad de los soldados que a veces los oficiales superiores les privaban de sus cinturones como un castigo público y humillante.
Jesús explicó: “Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”. Así como el cinturón era una parte central de la identidad del soldado romano, entonces ceñirnos el cinturón de la verdad nos enseña que la verdad debe ser una parte importante en nuestra identidad como cristianos.
Aquí presentamos tres aspectos mencionados en la Biblia de cómo la verdad puede cambiar nuestra vida:
1. La verdad os hará libres
“La verdad os hará libres”. Ésta es una frase bíblica comúnmente citada, pero ¿qué significa realmente? Por ejemplo, cuando elegimos decir la verdad ciertamente nos libera de la culpa que acarrea el mentirle a un amigo o a un ser querido, pero el significado original de esta declaración de Jesucristo involucra mucho más.
“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).
Nuevamente leemos las palabras de Jesucristo dirigidas esta vez a sus discípulos. Los discípulos, a su vez, equivocadamente pensaron que se estaba refiriendo a la esclavitud física (Juan 8:33). Pero Jesús les respondió que la verdad —el seguir sus palabras y su ejemplo— los liberaría de la esclavitud del pecado. “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (v. 34).
El pecado es un gran peso que puede engañarnos fácilmente, e impide que disfrutemos la vida que Dios tiene preparada para nosotros. El autor de Hebreos describió el pecado usando la analogía de una carrera: “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).
Santiago continúa con esta idea, recordándonos que la verdad que encontramos en la Palabra de Dios sólo puede traernos libertad cuando se combina con la acción:
“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:21-25, énfasis añadido).
Seguir la verdad —la Palabra de Dios y el ejemplo de Jesucristo— nos libera de una gran carga del pecado y nos permite avanzar en obediencia en los caminos de Dios.
2. La verdad le ayuda a estar preparado
El cinturón “ciñe [sujeta, envuelve] todas las otras piezas de nuestra armadura, y por lo tanto es el primero en ser mencionado”.
Matthew Henry’s Complete Bible Commentary [Comentario completo de la Biblia de Henry Matthew] afirma que el cinturón “ciñe [sujeta, envuelve] todas las otras piezas de nuestra armadura, y por lo tanto es el primero en ser mencionado”. Del mismo modo, si los cristianos no tenemos la verdad firmemente ceñida a nosotros, no estamos realmente preparados.
En la época de Jesús, el cinturón le permitía a un hombre recoger su túnica y guardarla rápidamente. Lo mismo sucede con la vida espiritual de los cristianos cuando estamos apoyados y ceñidos en la verdad.
Fíjese en las palabras del apóstol Pedro cuando compara un cinturón con la preparación espiritual: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1:13).
Jesucristo mismo hizo una analogía similar cuando amonestó a sus discípulos a que estuvieran listos para su venida: “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida” (Lucas 12:35-36).
El cinturón de la verdad nos ofrece confianza y sabiduría cuando necesitamos entendimiento en situaciones complejas. Por ejemplo, cuando los medios de comunicación destacan el último problema social, o nos enfrentamos con un dilema moral en nuestras vidas personales, o un amigo viene a nosotros en busca de consejo acerca de una situación difícil, no tenemos que redefinir el bien y el mal para dar sentido a lo que está pasando a nuestro alrededor. Podemos confiar en la verdad de Dios la cual nos muestra el camino correcto a seguir.
3. La verdad lo guía a caminos seguros
Como se señaló anteriormente, la Palabra de Dios es verdad (Juan 17:17), y esta verdad puede mostrarnos cómo evitar o eludir el peligro. El salmista la comparó a una luz, guiándonos a través de las tinieblas: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). ¡El tener la capacidad de evitar situaciones peligrosas es una gran defensa!
Este pensamiento se expande un poco más tarde en el mismo salmo: “La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples” (Salmos 119:130).
Cuando Jesús se estaba preparando para el fin de su ministerio terrenal, Él reveló a sus discípulos que partiría pronto. Tomás, uno de los discípulos le preguntó: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (Juan 14:5). Jesús respondió: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (v. 6).
El mundo está lleno de obstáculos y trampas espirituales. A nuestro adversario le gusta tergiversar la verdad llamando a lo malo bueno y “a lo bueno malo “, y hace “de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz” (Isaías 5:20), y a menudo se disfraza de “un ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
Seguir la verdad nos ayuda a ver más allá de los engaños de nuestro enemigo, y enfocar nuestra mirada en las sendas seguras que Dios nos ofrece.
¿Qué mejor defensa podemos tener en nuestra vida espiritual que seguir el camino seguro y correcto de Dios?
¿Lleva usted ceñido el cinturón de la verdad?
El cinturón de la verdad está diseñado para protegernos. Al igual que el cinturón sirve de apoyo a la vaina que sostiene nuestra espada, la Palabra de Dios, nos protege y nos mantiene a salvo.
La verdad nos permite seguir a Dios sin desviarnos del camino correcto.
Cuando Dios se refirió a la antigua nación de Israel, usó el cinturón como ilustración: “Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice el Eterno para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon” (Jeremías 13:11).
A la antigua nación de Israel se le dio a elegir entre dos caminos: vivir y seguir la verdad de la Palabra de Dios, o aceptar el engaño. Eligieron mal, y como consecuencia la nación de ellos se derrumbó.
Israel no ha sido el único que ha tenido que tomar esta decisión —es una decisión que cada uno de nosotros tiene que tomar. Ponernos la armadura de Dios significa dedicarnos a la verdad y confiar en Dios para que guie nuestros pasos en su camino.
¿Usará usted el cinturón de la verdad?
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