Los juegos de video y el juego en línea son una de las formas más populares de entretenimiento, especialmente para los jóvenes. Pero, ¿acaso hay un peligroso lado oscuro de esta clase de juegos?
Todo comenzó de una manera inocente, como muchas cosas empiezan. Roberto simplemente estaba divirtiéndose con algunos amigos. Pero pronto lo que comenzó como algo divertido se fue convirtiendo en algo mucho más grave.
La primera incursión de Roberto en los juegos en línea estuvo relacionada con juegos en los que él era la persona que disparaba. Él y sus amigos se reunían, conectaban sus computadores portátiles y durante muchas horas jugaban juegos en los que todos intervenían.
Luego, en 2004, Roberto conoció un juego nuevo: World of Warcraft, conocido comúnmente como WoW. Hasta entonces, él había jugado juegos que tenían definido el número de niveles, y esto era lo que hacía posible que uno ganara. WoW fue el primer juego que Roberto conoció, en el cual uno nunca podría ganar.
Del pasatiempo al hábito, del hábito a la adicción
WoW, como muchos otros juegos en línea que se juegan masivamente por muchos jugadores, está destinado a crear una vida alternativa, fantástica, para el jugador. La imagen que cada jugador crea tiene su propia identidad, profesión y habilidades. Los jugadores eligen un campo para jugar y pueden formar alianzas con otros jugadores. Puede ser un juego muy social e interactivo, con conquistas por alcanzar. De hecho, el éxito de esos juegos con frecuencia depende del tiempo que la persona le dedica. Están diseñados para animar a los participantes a invertir muchas horas en el juego.
Para Roberto, WoW se convirtió en una forma de escapar de una vida cada vez más deprimente. Una ruptura con su novia, su incapacidad para responder a la exigencia de las clases en la escuela —todo podía salir de su mente mientras jugaba. Roberto creó una realidad completamente diferente para sí mismo en el juego. En el juego él era poderoso y exitoso. Sólo cuando tenía que dejar de jugar sentía nuevamente su incapacidad, ansiedad y depresión.
Roberto jugaba cada vez más WoW. El juego era tan apasionante que si él no tenía que dejar de jugar para cumplir con sus actividades de la vida diaria, él podía jugar todo el día. “Comencé jugando al despertarme y antes de que me diera cuenta ya era de noche”. El juego empezó a consumirlo; pensaba todo el día en el juego aunque no estuviera jugando. Él llegaba hasta soñar en él.
Roberto jugó WoW durante tres años. Dos veces trató de dejarlo. Él dice: “uno nunca quiere pensar que es un adicto”. Él sabía que el juego estaba empezando a afectar su vida en una forma negativa. Estaba luchando por ir a las clases de la mañana. Dejó de hacer sus tareas en la casa. Su vida social se vio afectada.
En algún momento él pensó que lo había superado. Dejó de jugar, se concentró en la escuela y estaba mejor. Aun pudo conseguir un trabajo en el verano y pudo disciplinarse para poder mantenerlo —jugando períodos limitados de tiempo.
Cuando regresó a la universidad ese otoño, se sentía seguro de tener el hábito bajo control. Ya no iba a interferir con su vida nunca más.
Pero luego, tal como había ocurrido antes, Roberto encontró nuevamente la forma de volver al juego y comenzó a jugar más y hasta más tarde, lo cual le dificultaba levantarse temprano. Se despertaba para darse cuenta de que nuevamente había perdido las clases. Luego, para combatir el estrés y la ansiedad que esto le generaba, volvía a jugar WoW.
Finalmente decidió no volver a las clases. Ganó mucho dinero en el verano y todavía podía pagar el alquiler. Él le hizo creer a su familia que todo estaba bien y jugó durante tres meses. “Yo pensé que me encantaba, pero mis sentimientos estaban colapsando. No era algo motivador”.
Lo que había comenzado como un pasatiempo, se convirtió en un hábito y ahora era en realidad una adicción.
La química de los hábitos
Lo que le pasó a Roberto le puede pasar a cualquiera de nosotros. Saber cómo se desarrollan los hábitos y entender cómo funciona la química cerebral son claves para saber las razones del por qué.
En su libro, The Power of Habit [El poder del hábito], Charles Duhigg escribe acerca del circuito del hábito.
Según Duhigg, los hábitos se forman porque nuestro cerebro está buscando constantemente ahorrar esfuerzos, y entonces convierte una secuencia de acciones en una rutina automática, llamada fragmentación. Ésta es la raíz por la cual se forman todos los hábitos. Si se deja a su propio control, el cerebro convertirá de una forma eficiente las rutinas en hábitos (2012, pp. 17-19).
Hay tres componentes en el circuito del hábito: señal, rutina y recompensa. La señal es el desencadenante que hace que el cerebro busque saber cuál patrón o rutina debe seguir. Se ha establecido una rutina de hacer lo mismo una y otra vez. Y la recompensa llega al final. Con el tiempo, a medida que el cerebro repite este circuito de tres pasos, se convierte en algo más automático. La señal y la recompensa se unen fuertemente y se desarrollan el deseo vehemente y sentido de anticipación.
“Nunca quisiera volver a hacer algo en mi vida con tal intensidad. Era una compulsión extremadamente poderosa”. Él era adicto a los juegos en línea.
Roberto lo descubrió de primera mano después de que aparentemente había logrado dejarlo. En esta ocasión ya estaba casado, tenía un trabajo que le pagaban bien y no había jugado WoW durante muchos años. Luego, después de que un viejo amigo lo visitara, Roberto sintió el deseo de volver a jugar. Él jugó sólo una vez, y decidió que no volvería a transitar por el mismo camino: tenía mucho que perder. Pero para su desolación, el deseo de volver a jugar era tan fuerte que se convirtió en una obsesión. Él pensaba continuamente en el juego.
Roberto admitió: “Nunca quisiera volver a hacer algo en mi vida con tal intensidad. Era una compulsión extremadamente poderosa”. Él era adicto a los juegos en línea.
Puede encontrar información útil en nuestro artículo "Libres de la adicción" y artículos relacionados.
La fuente social de los juegos en línea
Roberto no está solo en su lucha contra el juego en exceso. Cualquiera que trabaje en el sistema de escuelas públicas con adolescentes le podrá decir cuántos jóvenes están afectados por este problema —especialmente los hombres.
Según un artículo muy revelador en Psychology Today, algunos de los problemas más graves asociados con el exceso de juegos en línea son:
- Comportamiento impulsivo
- Mayor aceptación de la violencia
- Menor desarrollo de las habilidades sociales
- Dificultad para poner atención
- Dificultad para manejar el estrés y las circunstancias de la vida diaria
Uno de los aspectos más complejos del juego en línea es el hecho de que la mayoría de los juegos más populares se basan mucho en la violencia. Juegos como Gran Theft Auto y Call of Duty, ponen al jugador detrás de una pistola para matar algunas veces cientos de imágenes digitales de seres humanos —con frecuencia tienen imágenes reales de derramamiento de sangre. Los estudios científicos confirman que la constante exposición de la mente a las imágenes violentas conduce a la desensibilización y a la violencia. En otras palabras, los jugadores han reducido su empatía y sensibilidad ante la violencia real.
En 2000, un informe conjunto fue presentado por la Asociación Médica Americana, la Asociación Americana de Sicología, la Asociación Americana de Pediatría y la Academia Americana de Siquiatría de niños y adolescentes.
Dijeron: “La conclusión de la comunidad de salud pública, basada en 30 años de investigación, es que ver entretenimiento con violencia puede llevar a un aumento en las actitudes agresivas, valores y comportamientos, especialmente en niños… Aun más, la exposición prolongada a la violencia en los medios de comunicación puede causar la desensibilización hacia la violencia en la vida real… los estudios preliminares indican que el impacto negativo (de los video juegos con violencia) puede ser significativamente más grave que el causado por la televisión, la música o las películas”.
Un estudio de los investigadores de la Universidad Estatal de Iowa en 2006, encontró que la exposición a juegos de video violentos “aumenta los pensamientos agresivos, sentimientos de ira, excitación sicológica y comportamientos agresivos, y un detrimento en los comportamientos positivos”.
Aquellos que realizan actos masivos de violencia, tales como tiroteos en lugares públicos, son en su grandísima mayoría, hombres jóvenes con un historial de jugadores de juegos de video violentos.
Aunque obviamente la mayoría de los que juegan juegos violentos no cometen asesinatos en masa, muchos de los que los han cometido sí juegan video-juegos violentos, y esa correlación no puede ser ignorada.
Algo para discernir
La pregunta real no es si el exceso de juego afecta negativamente a las personas jóvenes o si los video-juegos violentos convierten a los jóvenes en asesinos en masa. La pregunta real es: ¿cuál es el propósito positivo de los juegos en línea (especialmente cuando es algo extremo)? ¿Se ve enriquecida la vida de la persona que invierte horas enteras en los juegos electrónicos? ¿Jugar video-juegos violentos lo hace a usted (o a sus hijos) una persona mejor, más pacífica? ¿Contribuye esto al éxito en la escuela o en el trabajo?
Sería difícil para cualquiera responder sí a estas preguntas.
Primero, analicemos el tiempo. Los jugadores invierten más de cinco horas al día en sus juegos. Estas horas de ocio no productivo frente a una pantalla no logra nada positivo. La Biblia enseña que debemos esforzarnos por ser activos y productivos (Proverbios 10:4; Eclesiastés 9:10; 1 Tesalonicenses 4:11) y usar sabiamente nuestro tiempo (Efesios 5:16). La Biblia nos advierte que la pereza es destructiva (Proverbios 12:11; 19:15; 31:27).
Segundo, el juego puede hacer que la persona viva un mundo de fantasía y se aparte de la interacción social saludable con personas reales. Los grandes jugadores pueden aun caer en una conducta antisocial cuando juegan con otros por medio de su celular o computadora portátil en lugar de interactuar con las personas a su alrededor. Ésta es una señal indicativa de adicción al juego.
La Biblia nos enseña que nuestra vida debe estar basada en el amor —preocupación altruista por los demás— por otros (Mateo 22:39; 1 Tesalonicenses 4:9). El amor no puede ser expresado cuando nos retraemos del contacto con otros seres humanos como resultado de cualquier clase de adicción.
Tercero, los juegos violentos son peligrosos. Dios pretende que mostremos amor y preocupación por otras personas. El sexto mandamiento contra el asesinato (Éxodo 20:13) nos enseña que debemos valorar la vida humana. Cometer actos de violencia quebranta esta ley, así como lo quebrantan los pensamientos violentos y de asesinatos (Mateo 5:21-22; Marcos 7:20-23).
Si usted está seriamente interesado en vivir conforme al parámetro de Dios, de amar a los demás, los video-juegos violentos que estimulan el asesinato no deberían ser parte de su vida (o la de sus hijos).
El juego terminó
Este artículo toca sólo la superficie de un tema trascendental. Pareciera que las personas sólo consideran las consecuencias negativas del juego cuando un jugador protagoniza un tiroteo masivo. Pero cuando pasan unos cuantos días, el tema deja de ser de interés para el público.
Éste es un tema en el que nuestros lectores deberían pensar detenidamente.
Si usted está invirtiendo varias horas en los video-juegos y reconoce que está afectando negativamente su vida, es momento de hacer algo. La Biblia enseña que un método para remover lo negativo de nuestra vida es cortar la fuente y evitar las tentaciones (1 Corintios 6:18; 2 Timoteo 2:22). Para vencer el mal uso del juego puede ser necesario quitar la consola de video juegos de su casa, deshabilitar el software de su computador o cancelar su suscripción a los juegos en línea.
Si usted es padre, supervise detenidamente a sus hijos en esta área. Si usted permite los juegos electrónicos en su hogar, supervise de cerca la forma en que los utilizan y si el juego es apropiado o no. No permita que sus hijos malgasten horas de su tiempo sentados de una forma sedentaria frente a la computadora o frente al televisor. También esté atento a los juegos de los celulares. Si su hijo se está retrayendo de las situaciones sociales o familiares por jugar, tal vez sea el momento de actuar.
Después de varias semanas de lucha, Roberto finalmente pudo sobreponerse, gracias a la ayuda de la familia y amigos que lo reconectaron con sus raíces espirituales. Él llegó a entender que el juego se había convertido en una forma de idolatría para él y cree firmemente que estaba bajo ataque espiritual. Otros tal vez se den cuenta de que es necesario buscar ayuda profesional para liberarse de la adicción.
Esperamos que la historia de Roberto y otra información en este sitio web, ayude a otros a evitar o a vencer este grave problema.
5 señales de adicción al juego
¿Está usted (o alguien que conoce) jugando en exceso? Le daremos cinco señales de advertencia de la adicción a los video-juegos, según el Dr. Han Doug-hyun:
- Alteración de los parámetros normales de la vida (como jugar toda la noche y dormir durante el día).
- Descuido de las responsabilidades (en el trabajo o en la escuela).
- Necesidad de una dosis mayor (jugar más tiempo para lograr la misma satisfacción).
- Síntomas de abstinencia (como irritabilidad y ansiedad) cuando está desconectado del juego.
- Deseos vehementes (pensamientos constantes en el juego cuando está haciendo otras cosas).