¿Qué es el espíritu?

En Juan 4:24 Jesucristo dijo, “Dios es Espíritu”. Pero esto plantea una pregunta bastante complicada: “¿qué es el espíritu?” ¿Qué nos dice la Biblia?

Mucha gente cree en el mundo espiritual o en el reino espiritual. La mayoría de las religiones se centran en la adoración de un ser o seres que se cree son espíritus.

Muchas películas, libros y programas de televisión tienen como parte de su historia personajes humanos que interactúan con seres del mundo espiritual. Con frecuencia los seres que se encuentran son fantasmas o demonios. Los fantasmas suelen ser vistos como las almas que salen de los muertos. (Para más información acerca del tema del alma, por favor lea el artículo “Alma Inmortal: ¿qué es el alma?”.)

Estos ejemplos muestran que el concepto de una dimensión espiritual no es ajeno a nuestra mente.

Pero cuando las enciclopedias, los diccionarios bíblicos y los artículos de Internet hablan acerca del tema del “espíritu”, siempre se refieren a lo que la gente puede ver: fantasmas, apariciones u otras manifestaciones de cosas que antes no eran visibles. No he encontrado ninguno que trate el tema de lo que realmente es el espíritu en sí. Hay una buena razón para esto. El “espíritu” está fuera del ámbito de lo que detectan nuestros cinco sentidos.

El espíritu no es materia

Para describir “que es el espíritu”, lo mejor que podemos hacer es describir lo que el espíritu no es.

Vivimos en el reino de la materia. Somos seres físicos que habitan en una tierra física en un universo físico. Todo lo que está en el reino de la materia está compuesto por los bloques básicos de construcción de la materia —los átomos. También sabemos que los átomos no son las partículas más pequeñas de la materia. Los átomos están compuestos por protones, neutrones y electrones. Y, desde el campo de la física de las partículas, sabemos que los protones y los neutrones también están compuestos de numerosas partículas más pequeñas que tienen nombres como quarks, leptones, bosones, etcétera.

Todas estas partículas que componen toda la materia del universo material son físicas y pueden ser detectadas por medios físicos. No son espirituales.

Podemos concluir con seguridad que el espíritu no forma parte de este reino de la materia, ya que no puede ser detectado por ningún medio físico.

El espíritu tampoco es energía

En 1905 Albert Einstein publicó su teoría especial de la relatividad. Su teoría contenía una fórmula que se convirtió en la ecuación más reconocida del mundo: E=mc2. Esta ecuación expresa la relación que existe entre la materia y la energía contenida dentro de la materia —la energía nuclear.

La ecuación de Einstein muestra que una pequeña cantidad de materia (la m representa la masa en kilogramos) puede convertirse en una gran cantidad de energía (E, energía en julios). Podemos ver esto en el hecho de que el multiplicador de m es la velocidad de la luz al cuadrado (c2 significa la velocidad de la luz en metros/segundo multiplicada por sí misma). Teniendo en cuenta que la velocidad de la luz es de 299.792.458 metros por segundo, al elevar ese número al cuadrado se obtiene un número muy grande.

Esta ecuación se puede demostrar con una bomba nuclear (de hidrógeno), donde una reacción de fusión transforma una pequeña cantidad de materia en una enorme cantidad de energía.

Para poner esto en perspectiva, si un gramo (.001 kilogramo) de materia (aproximadamente el peso de un clip metálico promedio) se convierte en energía, tendría una producción energética de aproximadamente 85.200 millones de BTU (usando la fórmula para convertir los julios en BTU). Esto equivale a la energía liberada al quemar 747.368 galones de gasolina a un ritmo de 114.000 BTU/galón (Fuel Economy Impact Analysis of RFG, U.S. Environmental Protection Agency) (Análisis del impacto en la economía del combustible de la gasolina reformulada, Agencia para la Protección Ambiental de los Estados Unidos)

Esta energía se almacena en toda la materia. Pero esto sigue estando en el reino material y no en el espiritual. El espíritu no es materia ni energía. Sin embargo, la relación entre la materia y la energía puede usarse como una analogía para ayudarnos a entender una relación similar en el reino espiritual.

El reino espiritual

La Biblia nos dice que Dios es espíritu (Juan 4:24) y los ángeles son espíritus (Hebreos 1:13-14). Por analogía, podemos asumir que todo en el reino espiritual está compuesto de espíritu, así como todas las cosas en el reino material están compuestas de materia.

Por lo tanto, el trono de Dios (Ezequiel 10:1) y “el mobiliario” del trono de Dios estarían compuestos de espíritu. El propiciatorio del Arca del Pacto era una representación del trono de Dios en el cielo (Éxodo 25:17, 22). En Hebreos 9:23-24 vemos que el templo físico fue diseñado de acuerdo con el santuario celestial donde Dios habita.

Así que, de nuevo, podemos concluir que todo lo que existe donde Dios habita está compuesto de espíritu.

¿Se asemeja en algo el reino espiritual con la energía del reino material? Una forma de describir al Espíritu Santo es que es el poder que Dios utiliza para hacer cualquier cosa. Ésta es una analogía bíblica (Hechos 1:8; 2 Timoteo 1:7).

Cuando Lucas describió el asombroso milagro del Dios Altísimo transformando el Verbo (el otro miembro de la familia de Dios, Juan 1:1-2) en una semilla humana para que María quedara embarazada, usó su poder llamado Espíritu Santo. Podemos leer de este notable relato en Lucas 1:31-32, 35.

El ángel Gabriel le dijo a María: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre... Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”.

El poder de Dios que actuó en María fue el Espíritu Santo.

Sabemos que Dios utiliza el Espíritu Santo para más de un propósito. Es más que una fuerza bruta. Es el poder que Dios utiliza para llevar a cabo todo lo que hace. Entonces, por analogía, el Espíritu Santo puede representar la energía del reino espiritual.

La interacción entre los reinos

No hay nada en el reino de la materia que pueda afectar (tocar, mover u obstaculizar el movimiento, infligir daños de cualquier tipo o alterar la composición de) nada en el reino espiritual. El espíritu y los seres espirituales no se ven afectados por el fuego, las paredes o cualquier otro elemento o barrera que este hecha de materia. El espíritu no se ve afectado por la temperatura cercana al cero absoluto del espacio intergaláctico, el tremendo calor de los hornos de fusión en el corazón de las estrellas o la fuerza gravitacional de los agujeros negros.

Además, los seres espirituales y las cosas compuestas de espíritu sólo pueden ser vistos por los seres humanos si los seres espirituales adquieren una forma visible (como lo hizo Gabriel cuando se le apareció a María) o si Dios permite que los que están en la carne los vean.

En el relato de Balaam, el ángel de Dios permitió que el asna de Balaam lo viera a él y a su espada, pero no permitió que Balaam lo viera (Números 22:22-23). Balaam no vio al ángel sino hasta el momento en que Dios le abrió los ojos (Números 22:31).

En otra ocasión Eliseo oró para que su joven criado pudiera ver los seres espirituales que estaban con ellos. Cuando los ojos del joven fueron abiertos, vio caballos y carros de fuego (2 Reyes 6:16-17).

Sin embargo, sabemos que el reino material puede verse afectado en gran manera por el reino espiritual. Sabemos que Dios, que es espíritu, puede afectar enormemente a este mundo material, ya sea por grandes acontecimientos (como el Diluvio, las plagas en Egipto y la separación del Mar Rojo) o por acontecimientos más pequeños (como las curaciones físicas y otros milagros).

Podemos concluir que no hay nada en el reino de la materia que pueda afectar algo en el reino espiritual. Pero el reino espiritual puede afectar en gran medida al reino material, ya que el reino material fue creado por Dios.

La creación del universo

Los científicos han demostrado que el universo tuvo un comienzo. Actualmente se refieren a la teoría que describe la expansión del universo desde su comienzo como inflación cosmológica o simplemente inflación. Sin embargo, cuando se trata de describir lo que existía antes de esta “inflación”, los científicos no tienen una descripción sólida.

Uno de los primeros en intentar describir lo que existía antes de que la materia del universo se expandiera (lo que se conoce como el big bang) fue el astrónomo belga Georges Lemaître. El autor científico británico John Gribbin escribió en su libro El nacimiento del tiempo: “Realmente de lo que Lemaître hablaba era de un único núcleo atómico que contenía toda la masa del Universo visible, que explotó al principio del tiempo... Lemaître se convirtió en una especie de celebridad como resultado de la elaboración de estas ideas tanto en documentos científicos como en varias contribuciones populares, que culminaron en su libro... [Hipótesis del átomo primario], publicado en 1946” (pp. 139-140).

Sin embargo, la hipótesis de Lemaître comenzó con la materia (toda la materia del universo) ya existente compactada en un núcleo atómico primordial. Surge la pregunta: “¿de dónde se originó esa materia?” Por la fórmula de Einstein, entendemos que una cantidad muy pequeña de materia, si se convierte totalmente en energía, produce una gran cantidad de energía. Siendo una ecuación, la reacción recíproca también es cierta. La ecuación revelaría que en este reino físico se necesita de una enorme cantidad de energía para producir una cantidad muy pequeña de materia.

Entonces, ¿cuál es la fuente principal de toda la energía necesaria para producir la materia del universo físico?

Ha habido muchos intentos por describir los acontecimientos que dieron origen a la formación del universo que ahora vemos y en el cual vivimos. Todas las teorías que están fuera de la verdad revelada en la Biblia tratan de explicar lo que es —lo que se puede ver— por métodos netamente físicos, y fallan. (Véase el artículo “¿Requiere de un milagro la teoría del Big Bang?”.)

El universo material fue creado por la familia de Dios del reino espiritual. El apóstol Pablo dice en Efesios 3:9: “Dios, que creó todas las cosas”. Leemos en Hebreos 11:3: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (énfasis añadido). No sabemos con certeza lo que Dios hizo para crear los cielos y la tierra. Independiente de lo que haya hecho, la Biblia registra que las cosas que se pueden ver fueron hechas de cosas que no se ven.

¿Qué es el espíritu? Todo lo que podemos decir con seguridad es que no es la materia o la energía que proviene de la materia. El espíritu es lo que existe en el reino de Dios, las cosas que fueron, son y siempre serán.

Lee más acerca del gran Dios que creó el universo físico y que tiene un plan para crearnos de nuevo en espíritu, en el artículo “Hijos de Dios”.

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