¿Cómo sobrevivir a la epidemia de divorcios?

Cada año aumenta el número de matrimonios que deciden poner fin a su relación. ¿Cómo podemos tener un matrimonio estable, que perdure en el tiempo y que no sea parte de las estadísticas de divorcio?

Según los datos publicados por Instituto Nacional de Estadística de España (INE), en el año 2017 el porcentaje de matrimonios que terminaron en divorcio en España alcanzó el 57 por ciento. La tasa de divorcios es aún mayor en Portugal, donde supera el 64 por ciento. Otros países como Francia, Alemania e Italia continúan la lista. En promedio, cerca de la mitad de los matrimonios terminan en divorcio, tomando en cuenta a los países de los cuales hay estadísticas.

Este espectro ha creado, en muchas personas, una posición pesimista acerca del matrimonio, llegándose a considerar a esta relación casi como una forma de suicidio social. Así de aterrador es el clima externo para un varón y una mujer que están pensando en casarse. Pero no siempre fue así. Ahora estamos viviendo una verdadera epidemia de divorcios y separaciones.

Si usted es casado y alguna vez ha pensado en el divorcio, le animamos a seguir leyendo este artículo hasta el final. Nuestro gran anhelo con éste y otros artículos que hemos publicado en relación a este tema, es darle esperanza a su matrimonio. Con dicho fin le sugerimos leer nuestro artículo “Cómo salvar su matrimonio”.

El matrimonio fue creado para funcionar

La epidemia de divorcios no se produjo en la sociedad inmediatamente después del primer matrimonio. La Biblia nos revela, desde sus primeras páginas, que la situación del primer hombre creado (Adán) no era tan feliz cuando estaba solo. Él se sintió completo y feliz cuando Dios hizo “ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). Esta ayuda idónea fue directamente otorgada por Dios, quien todo lo hizo “bueno en gran manera” (Génesis 1:31).

El relato bíblico de la creación del hombre y la mujer describe pronunciamientos muy bonitos acerca de la unión matrimonial: “Entonces el Eterno Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que el Eterno Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:21-24).

Si el diseño inicial del matrimonio hubiese sido disfuncional y una amenaza social, Adán no habría reaccionado alegremente, reconociendo a la mujer como parte integrante de su ser. Él hubiese dicho, quizás aterrado: “¡Lo siento, pero ella no encaja con mi vida!” Por el contrario, Adán reconoció a su pareja como un perfecto complemento para su vida.

¡Dios tiene las claves de cómo deben funcionar los matrimonios para tener éxito! Los detractores de la institución del matrimonio piensan que la sociedad ha evolucionado con el tiempo y que ahora ya no tiene valor el diseño original de esta institución, la intensidad del lazo conyugal no es útil y la separación es tan sólo una consecuencia natural. Sin embargo, la Biblia nos revela la gran mentira de la evolución del matrimonio, como el mundo lo concibe. En cambio, Dios dice, en relación a esta institución: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).

Ésta es una declaración poderosa de nuestro señor Jesucristo en contra del divorcio.

Si el diseño de Dios para el matrimonio fue para que funcionara correctamente, debería entonces también poder sobrevivir a la actual epidemia de divorcios. Para evitar esta separación, se requiere que los dos hagan su parte. He aquí unos sencillos consejos para ambos cónyuges:

1. Involucrar a Dios en el matrimonio

Desde el principio de la Biblia vemos que Dios creó la unión matrimonial y dio instrucciones acerca de esta relación. ¿Quién mejor que Él para aconsejarnos acerca de esta unión? ¡Él tiene las claves de cómo deben funcionar los matrimonios para tener éxito! Su palabra nos revela que para tener un matrimonio sólido es absolutamente necesario involucrar a Dios. Esta aseveración parece sencilla, simplista y repetitiva, pero funciona.

La Biblia describe cómo puede llegar a ser la fortaleza de un matrimonio que involucra a Dios en las dificultades. Eclesiastés 4:12: “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”.

Un cordón significa un hilo, cadena o cinta métrica. Es interesante notar que todos los significados de esta palabra hacen referencia a una secuencia lineal. En ese sentido, esta escritura nos dice que cuando el esposo y la esposa están en la misma línea con Dios, su matrimonio forma una unión de tres partes que no es fácil de romper.

Analicemos un evento físico real: cuando se diseña una cuerda de tres hilos que se deja a la intemperie por un tiempo, ¿qué pasa? ¿Alguna vez ha tenido usted que desatar un nudo de tres cuerdas que se ha dejado al tiempo y a la intemperie? Desatar este nudo puede ser muy complicado, más aún si es que la cuerda se ha curtido por mucho tiempo bajo el sol y las inclemencias del tiempo. Cuando usted intente desatar ese tipo de nudos con sus manos, le será difícil inclusive encontrar el rastro completo de las uniones de las cuerdas. Este nudo, con el tiempo y las inclemencias, termina casi integrándose como si fuera una sola cuerda. ¡Así de fuerte puede llegar a ser también una unión matrimonial que vence al tiempo y las inclemencias!

A medida que logramos superar los problemas matrimoniales, el vínculo conyugal se irá fortaleciendo cada vez más. Pidamos a Dios su ayuda en oración y busquemos someter todas las discrepancias matrimoniales a Él. Si la Palabra de Dios se convierte en nuestra guía para resolver conflictos con nuestra esposa, todos los asuntos en que discrepamos se resolverán en base a la pregunta: ¿Qué dice Dios sobre este asunto? Pero recordemos: esta misma pregunta nos la debemos hacer los dos en el matrimonio.

2. Desarrollar sabiduría y humildad

Podemos transformar los problemas en oportunidades de crecimiento para el matrimonio, pidiéndole sabiduría a Dios.Todos los matrimonios enfrentaremos problemas, pues tenemos, en la misma casa, una relación constante con alguien que no soy yo. Si frenamos la comunicación con nuestro cónyuge, con el afán de no tener que enfrentar más problemas, estaremos produciendo justamente lo contrario. La indiferencia en el matrimonio quiebra la relación.

Sin embargo, podemos transformar los problemas en oportunidades de crecimiento para el matrimonio, pidiéndole sabiduría a Dios. En Proverbios 1:7, se nos exhorta lo siguiente: “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”.

Obtener sabiduría de parte de Dios incluye ser humildes y esto es muy necesario para sobrevivir a las desafiantes olas del matrimonio. Muchos de los problemas en la pareja tienen como raíz el actuar sin involucrar a Dios y como consecuencia la soberbia se adueña de nosotros, ya sea por descuido o por ignorancia. ¡Cuántas veces yo he deseado haber orado primero a Dios para pedirle sabiduría, amor y humildad, antes de platicar con mi esposa!

Pienso que muchos de los matrimonios, incluido el nuestro, necesitan una profunda reverencia y respeto a Dios. Él es el único que nos da sabiduría, verdadero amor y humildad para resolver los problemas de pareja. Muchas veces quienes no tienen temor del Creador, actúan sin atender sus consejos acerca del matrimonio y cada quien decide mantener su postura, pensando que su opinión es lo única correcta. Hacer esto puede conllevar muchos problemas con nuestro cónyuge, inclusive puede impedir que nuestras oraciones sean escuchadas por Dios (1 Pedro 3:7).

Para ponernos de acuerdo con nuestro cónyuge, sobre cualquier tema, siempre es más fácil cuando involucramos a Dios en nuestros problemas y nos esforzamos en ser como Él. Podemos superar los problemas en el matrimonio adquiriendo sabiduría, amor y humildad de Dios y poniendo estas cosas en práctica.

Sinceramente esperamos que nuestros matrimonios perduren en el tiempo y se mantengan saludables frente a la epidemia mundial de divorcios. Le invitamos a revisar también otros artículos que serán de su interés: “Cómo funcionan los grandes matrimonios” y “¿Cómo mejorar la convivencia en el matrimonio?

 

Acerca del autor

Manuel Sánchez

Manuel Sánchez

Manuel Sánchez es miembro de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, en Perú. Casado con Annika Peters. Tiene una hija pequeña, de nombre Amedea Sophie.

Es abogado de profesión. Trabaja como vendedor de productos naturales en Trujillo, impulsando su propio negocio.

Con su familia participa en la congregación de Trujillo de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial en Perú. Le gusta la lectura, el estudio relacionado con la historia universal y escribir.

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