Vida, Esperanza y Verdad

¿Fiesta de Tabernáculos en el siglo 21?

En el ámbito del llamado “cristianismo”, escuchar acerca de la fiesta de Tabernáculos es algo extremadamente extraño. Sin embargo, hay miles de personas que en este dinámico siglo 21 siguen observando esta celebración de Dios año tras año. ¿Tiene esto algún fundamento?

Fiesta de Tabernáculos en Antigua, Guatemala. 

Las fiestas de Dios son un conjunto de celebraciones claramente explicadas en la Biblia. El capítulo 23 de Levítico enumera estas siete festividades. Estas celebraciones son llamadas “fiestas solemnes del Eterno” y catalogadas como “santas convocaciones” (versículo 2).

La indicación bíblica

La fiesta de tabernáculos, también conocida como “fiesta de cabañas”, viene de la palabra hebrea sukkot. Esta palabra hebrea hace referencia a una “vivienda temporal”, es decir, un lugar para vivir temporalmente que no es el habitual.

En Levítico 23 se afirma: “a los quince días del séptimo mes será la fiesta solemne de los tabernáculos al Eterno por siete días” (v. 34, énfasis añadido en adelante). El séptimo mes del calendario hebreo corresponde a los meses de septiembre-octubre en los calendarios modernos.

Esta festividad siempre era observada después de la gran cosecha de otoño: “La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tú era y de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tu, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita [los ministros de Dios], el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones” (Deuteronomio 16:13-14). En Israel había dos grandes temporadas de cosechas: la primera era pequeña y abarcaba desde la primavera hasta el verano y la segunda era en otoño, una cosecha mayor, donde se recogían uvas, aceitunas, granadas, higos, dátiles y otros frutos.

¿Es realmente una fiesta “judía”?

Los llamados “cristianos” han adoptado desde el paganismo sus fiestas religiosas. Aunque también el judaísmo oficial ha agregado algunas festividades inventadas por los hombres a la lista que Dios dio, aún ellos conservan las celebraciones consignadas en la Biblia. Sin embargo, usted puede comprobar por sí mismo cómo estas fiestas  se mencionan en la Biblia: “las fiestas solemnes del Eterno” (Levítico 23:2). La Biblia no dice que son fiestas de Israel, ni celebraciones del pueblo judío. Son festividades que le pertenecen a Dios mismo.

La Biblia abiertamente dice que estas festividades son por “estatuto perpetuo” (Levítico 23:21,31,41). La palabra “perpetuo” es la traducción de la palabra hebrea olam. Para el Diccionario Strong esta palabra significa: “eternamente, continuo, perpetuamente y para siempre”.

No hay motivo para que la abrumadora mayoría de líderes religiosos del cristianismo tradicional despectivamente llamen a estas celebraciones de Dios como “fiestas judías” o que argumente que han sido “abolidas”.

Fiesta de Tabernáculos en la historia

Cuando Israel obedeció a Dios y celebró los festivales bíblicos, fue bendecido y prosperado. Pero eventualmente dejaron de hacerlo y fueron llevados en cautividad (Ezequiel 20:12-24).

El reino del norte (que retuvo el nombre de Israel) fue llevado cautivo por Asiria alrededor del 721 a.C. Nunca regresaron a su tierra. (Si quiere saber dónde se encuentran estas naciones en la actualidad, no deje de descargar gratuitamente nuestro folleto Estados Unidos, Gran Bretaña y la mancomunidad en profecía).

Jesucristo nos dio su ejemplo al observar la fiesta de las Cabañas.El reino del sur (Judá) fue llevado cautivo por los babilonios, pero regresó de su cautiverio a la tierra santa después de penosos 70 años. Al darse cuenta que una de las razones principales de su cautiverio había sido el haber dejado las fiestas de Dios, los judíos del tiempo de Esdras y Nehemías decidieron celebrar las fiestas santas con cuidado y perseverancia.

Jesucristo nos dio su ejemplo al observar la fiesta de las Cabañas, como lo relata con detalle el capítulo 7 del evangelio de Juan. La Biblia nos señala: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). Si usted quiere ser un discípulo de Jesucristo, ¿no acaso debería considerar cuidadosamente su ejemplo?

El ejemplo de la Iglesia primitiva

A lo largo del libro de los Hechos de los apóstoles, vemos vez tras vez cómo la Iglesia de Dios guardó las fiestas bíblicas. En Hechos 2 se menciona la observancia de la fiesta de Pentecostés, y en el capítulo 12, vemos la observancia de la fiesta de los Panes Sin Levadura.

Pablo, el apóstol de los gentiles, observó Pentecostés (Hechos 16:13 y 20:16) y los días de Panes Sin Levadura (Hechos 20:6). El día de Expiación (“el ayuno”) también es mencionado en Hechos 27:9. Si cualquiera de los primeros cristianos se acercara a una iglesia del cristianismo moderno, ¡qué extraño se sentiría! ¡El cristianismo tradicional se ha apartado completamente de las enseñanzas bíblicas! (Si usted desea saber si la Iglesia de Dios aún existe, descargue gratis el folleto ¿Dónde está la Iglesia que Jesucristo edificó?).

En Hechos 18:21 el apóstol Pablo nos habla de la obligación que sentía de guardar las  fiestas de Dios. El apóstol guardaba celosamente los festivales de Dios, ¿por qué algunos se empeñan en afirmar que él enseñó que no era necesario hacerlo, torciendo las Escrituras?

Las fiestas santas en el futuro

La profecía bíblica anuncia la llegada de un mundo nuevo, el “mundo venidero” (Hebreos 2.5), cuando el Mesías regrese para gobernar esta Tierra y comience el Reino de Dios. Cuando Jesucristo regrese, ¿se seguirán observando las festividades de origen pagano que hoy guarda la humanidad o se guardarán solamente las fiestas de Dios?

Lea la sorprendente respuesta en su propia Biblia: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (Zacarías 14:16). No observar la fiesta de Tabernáculos es considerado “pecado” (v. 18). ¡Todas las naciones de la tierra deberán guardar este festival bíblico al regreso de Jesucristo! Los que se nieguen tendrán graves consecuencias (Zacarías 14:18-19). Si esta fiesta fue ordenada “perpetuamente”, si no guardarla se considera “pecado”, si la guardó Jesucristo, si fue celosamente practicada por los apóstoles y la Iglesia primitiva y será observada al regreso del Mesías, ¿acaso no debería usted considerar guardarla en la actualidad, tal como lo hizo nuestro Creador?

Una celebración de alegría

Guardamos la fiesta de Tabernáculos porque hemos comprobado que es el tiempo más maravilloso de todo el año. Las celebraciones del mundo traen borracheras, peleas, asesinatos, deudas, tristeza y suicidios. La fiesta de los Tabernáculos es el tiempo en que los seguidores de Jesucristo dejamos atrás nuestras casas y trabajos, las preocupaciones materiales y el sistema opresor del mundo de Satanás.

Es una semana donde en familia podemos alegrarnos al disfrutar del feliz compañerismo con personas de igual parecer, podemos regocijarnos con los mejores alimentos y disfrutamos un tiempo de alegría extrema, junto a meditaciones profundas acerca el gran plan maestro de Dios y las profecías bíblicas del maravilloso Mundo de Mañana.

Aún en el siglo 21, miles y miles de personas comprueban cada año la bendición extraordinaria que significa celebrar esta fiesta de Dios, un tiempo para alegrarse en compañerismo cristiano fraterno y sanas diversiones, ¡una semana de deleite físico y espiritual!

Este portal que usted está leyendo ahora, está auspiciado por la Iglesia de Dios, una asociación mundial. Si usted desea saber más acerca de las fiestas bíblicas, no deje de contactarse con nosotros. Tenemos ministros ordenados que lo pueden ayudar en este camino de vida de Dios. 

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Acerca del autor

Daniel Campos

Daniel Campos

Daniel Campos nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. De adolescente fue un apasionado lector de la publicación predecesora de la actual revista Discernir. Está casado con Norma Navarrete que es bibliotecaria escolar, oriunda de Bahía Blanca, Argentina.

Actualmente se desempeña como diácono y junto a su esposa viven en Buenos Aires, tienen cuatro hijos y pertenecen a la congregación local de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de esa ciudad.

Daniel se dedicó a la docencia por más de 30 años, siendo maestro de primaria y profesor de Historia y Geografía en enseñanza media y en colegios de adultos para estudios superiores. Ahora está jubilado de la docencia y disfruta más tiempo para dedicarse a lo que lo apasiona.

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