Vida, Esperanza y Verdad

La lucha contra las obras de la carne: orgías

En la última publicación de esta serie acerca de las obras de la carne, vamos a analizar las fiestas desenfrenadas y discutiremos varias estrategias para evitar los comportamientos que se derivan de éstas.

¿Usted sale de fiesta? No, no estamos hablando de las inocentes y agradables reuniones de amigos y familiares con comida, juegos y conversaciones. ¿Sale de fiesta? Esta obra de la carne se refiere a festejar de una manera salvaje, incontrolada e inmoral. La palabra griega traducida como “orgías” en Gálatas 5:21 es komos y se define como “intemperancia excesiva y bulliciosa e indulgencia lujuriosa”. En otras palabras, esto es lo que podríamos llamar una fiesta desenfrenada.

El apóstol Pablo profundizó en Romanos 13:13: “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia”. Aquí las orgías están en la lista con otras obras de la carne y varios pecados. La sociedad, incluyendo la industria del entretenimiento, trata de convencernos de que esto es normal y divertido.

Mentiras acerca de las orgías

Mentira No. 1: “¡Es una celebración! ¡No es divertido a menos que se vuelva un poco salvaje!”

Nunca pasó nada malo por emborracharse, drogarse o ser arrestado en una fiesta, ¿verdad? Esencialmente esta mentira dice que cualquier consecuencia negativa “vale la pena” por los placeres temporales de las orgías. Pero la Biblia tiene un estándar más alto.

Dios elogia a los que dicen no a disfrutar “de los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11:25). Las fiestas desenfrenadas no sólo representan una falta de carácter y de autocontrol, sino que también pueden traer consecuencias que usted no puede pagar.

Ser una persona que festeja desenfrenadamente no es una opción de estilo de vida conveniente (como muchos que vivieron este estilo de vida en su juventud podrían decirle).

Mentira No. 2: “No hay nada malo en ‘festejar como si no hubiera un mañana!’’’

Esta falsa idea era común en la época del antiguo Israel. El profeta Isaías se daba cuenta de la gente que vivía bajo esta filosofía: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (Isaías 22:13). Esta mentira hace que la gente no mire más allá del aquí y ahora. Pero la gente de carácter real mira con visión del futuro. Ellos toman decisiones que son positivas en el presente y para el futuro. El cristianismo consiste en hacer del futuro nuestra prioridad número uno (Mateo 6:33).

Las fiestas desenfrenadas no sólo representan una falta de carácter y de autocontrol, sino que también pueden traer consecuencias que usted no puede pagar.En lugar de festejar como si no hubiera un mañana, ¿por qué no tratar diligentemente de mejorar y construir un futuro positivo? Si más gente pensara de esta manera, se podrían evitar muchos problemas asociados con las fiestas desenfrenadas: tiempo en la cárcel, resacas, infecciones de transmisión sexual, cargos por agresión sexual, sobredosis, destrucción de propiedad e incluso la muerte.

No hay nada malo con las fiestas que involucran buena comida, música alegre, bebidas con moderación y actividades divertidas. Pero las orgías dicen: “Eso no es suficiente. ¡Para hacer de esto una fiesta de verdad, necesitamos algo de pecado!”

Estrategias para combatir las orgías

1. Si ve señales de que una fiesta se va a convertir en una orgía, retírese.

A veces las fiestas pueden comenzar de una manera inocente, pero no permanecer de esa manera. Hay muchos indicios (“señales de alarma”) que pueden ayudarnos a diferenciar entre una fiesta sana y una orgía:

  • ¿La música es animada y decente, o está mezclada con obscenidades y degradaciones sexuales?
  • ¿La mayoría de los asistentes a la fiesta se mantienen sobrios, o parecen estar mareados o borrachos?
  • ¿Los hombres se están comportando como caballeros y las mujeres como damas, o la lujuria y el alcohol han inducido a los asistentes a desprenderse de toda restricción física?

Las orgías pueden ser tan pequeñas como dos personas emborrachándose en un sótano, tan “normales” como una fiesta de oficina y tan inesperadas como una actividad de una iglesia. Utilice el discernimiento y el juicio, y no tenga miedo de abandonar una reunión inmediatamente. ¡Enséñele estas “señales de alarma” a sus hijos también!

2. Compórtese como Cristo se comportó, incluso en las fiestas.

No existe el concepto de tomarse una noche libre como cristiano. Debemos “andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). No queremos ser la razón por la cual una fiesta sana se convierta en una despreciable orgía. Debemos asegurarnos de mantener puras nuestras conversaciones, nuestras mentes sobrias y nuestra conducta integra. Ninguna de las obras de la carne es compatible con el carácter de Cristo, así que tampoco deben tener cabida en nuestras vidas.

3. Aborrezca las orgías y todas las obras de la carne de la misma forma que Dios las aborrece.

Dios aborrece los pecados que hacen parte de las orgías. Festejar de esta manera es corromper deliberadamente actividades sociales sanas que animan a todos los involucrados. Todas las obras de la carne son destructivas y eventualmente conducen a la inutilidad y la desesperación.

Dios no quiere eso para ningún ser humano; ¡Él quiere que seamos felices! ¡Pero la diferencia entre la felicidad que Él ofrece y los deleites temporales que provienen de las obras de la carne es que lo que Dios ofrece no produce remordimientos y sólo tiene efectos positivos a largo plazo!

Es por eso que la declaración final de Pablo después de hacer el listado las obras de la carne es una advertencia tanto como una súplica: “…acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:21).

Dios quiere que usted esté en su Reino. Después de las “obras de la carne” la Biblia continúa con el “fruto del Espíritu”, que son rasgos de carácter positivos y proactivos que conducen a la vida eterna en el Reino de Dios. ¡Concéntrese en vivir el “fruto del Espíritu” y arroje las obras de la carne a la basura donde pertenecen!

Para aprender más acerca el fruto del Espíritu, lea nuestra serie de artículos “El fruto del Espíritu”.

Éste es el decimoséptimo artículo de una serie de diecisiete partes: “La lucha contra las obras de la carne”. Para los demás artículos de esta serie, vea:

Acerca del autor

Eddie Foster

Eddie Foster

Eddie Foster nació en Ohio, y después de vivir en varias partes del noreste de los Estados Unidos, una vez más vive en Ohio, probablemente de manera definitiva esta vez. Vive en el área de Dayton con su esposa, Shannon, y su hija, Isabella. Ellos asisten a la congregación de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de Cincinnati/Dayton.

Eddie es graduado en ciencias de la educación infantil de la primera y segunda infancia del Bluefield State College (West Virginia) y una maestría en patología del habla y el lenguaje de la Universidad de Cincinnati. Trabaja en escuelas públicas, atendiendo a estudiantes de primaria y secundaria con impedimentos de habla y lenguaje y tambien a niños con otras discapacidades.

También le gusta escribir, especialmente sobre temas que ayudan a la gente a luchar y ganar la batalla contra los pecados, que él cree son la causa principal de la miseria. Es un apasionado en compartir los métodos de “cómo hacerlo” y los conocimientos que ha aprendido mientras pelea sus propias batallas para vencer el pecado y aprender del Dios de amor y sabiduría.

En su tiempo libre, disfruta viendo películas épicas de ciencia ficción. También le gusta el debate respetuoso de diferentes ideas, el jazz y el ritmo y los blues de los 70´s, escribir poesía y tratar de llevar alegría a la gente a través de la risa.

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