¿Qué significa 1 Pedro 2:2?

El apóstol Pedro enseñó a los cristianos a desear ser alimentados por la palabra de Dios, con el mismo anhelo con el que los niños recién nacidos desean la leche de su madre. ¿Qué lecciones podemos encontrar de la lactancia materna para nuestro crecimiento espiritual?

Cuando mi hija tenía alrededor de tres semanas de vida, mi esposa y yo enfrentamos algunas dificultades y preocupaciones con los horarios de lactancia, duración del sueño y temperamento de nuestra bebé. Recuerdo haber visto a mi esposa amamantar a nuestra hija cada treinta minutos por un espacio de al menos ocho horas. Luego de tantas repeticiones de llanto y amamantamiento, era evidente que una nueva etapa de la vida nos había alcanzado, nuestra hija estaba atravesando una crisis de crecimiento.

 ¡CRISIS!

Tan pronto como escuché esa palabra pensé en que algo no iba bien con nuestra pequeña, pero luego de investigar un poco sobre el tema cambié alegremente de perspectiva. 

Crisis o brotes de crecimiento

Hay artículos muy interesantes en internet acerca de este tema. Los conceptos y alcances comentados en este artículo son sólo un aperitivo de todo el conocimiento que podemos obtener si investigamos al respecto. Por ejemplo, la empresa chilena Vaico Medical, especializada en maternidad y lactancia, comenta sobre la crisis de crecimiento de los bebés: “(...)son etapas relacionadas a la lactancia materna, las cuales consisten en un aumento de demanda de leche por parte del bebé, debido a mayores exigencias de crecimiento”.

La tierna imagen que solemos contemplar de un bebé amamantando y luego durmiendo plácidamente no pinta todo el cuadro. La tranquilidad que reina en un hogar cuando el recién nacido duerme, puede cambiar alrededor de sus tres semanas de vida, cuando el bebé experimenta la primera crisis —en adelante brotes de crecimiento. Normalmente su comportamiento se modifica de la siguiente manera: quieren amamantar de manera continua, lloran desesperados y regurgitan leche en cantidades considerables, pero quieren seguir comiendo.

Curiosamente estos periodos tienen el potencial de ayudar al crecimiento exponencial del bebé durante su primer año de vida, así como a regular la producción de leche materna conforme sea necesario. La asociación sin ánimo de lucro Alba Lactancia Materna señala: “a más demanda (del bebé), más producción de leche” (énfasis añadido). ¡Eso es realmente una maravilla de la creación perfecta de Dios! ¿Qué lecciones podemos aprender de los brotes de crecimiento en relación con nuestro crecimiento espiritual?

Veamos tres lecciones espirituales que nos puede enseñar este periodo de la lactancia materna.

Lección 1: Desear vehementemente ser alimentados por la Palabra de Dios

Debemos desear vehementemente ser alimentados por la leche espiritual no adulterada.Podemos entender con mayor profundidad la exhortación del apóstol Pedro, cuando conocemos y entendemos cómo es que los niños de pocas semanas de nacidos desean mamar leche materna. En 1 Pedro 2:2, leemos lo siguiente: “desead, como niños recién nacidos, la leche no adulterada de la palabra, para que por ella crezcáis”.

El griego empleado en esta escritura indica, según la concordancia bíblica de Strong: desear con fuerte anhelo (G1971) el alimento espiritual de una manera racional (G3050) y sin engaño (G97). La explicación de este hecho es que el recién nacido mama sin tregua durante los días que dura el brote de crecimiento, con la finalidad de aumentar la producción de leche de su madre, porque sabe que depende de ella para sus necesidades de crecimiento.

Una primera lección espiritual sobre estos brotes es que debemos desear vehementemente ser alimentados por la leche espiritual no adulterada, la cual es la Palabra de Dios, expresada en su Biblia, para no dejar de crecer. Tomando el ejemplo del recién nacido, podemos ilustrar esta lección de la siguiente manera: Tal como un recién nacido mama de manera continua y no consiente soltar el pecho de su madre, así debemos ser nosotros cuando nos encontremos orando, estudiando la Biblia o alimentándonos de la palabra de Dios por cualquiera de las fuentes que Él ha inspirado a su Iglesia verdadera. Es más, deberíamos alarmarnos y rogar con intensidad a Dios, si es que en un momento nos apartamos de la fuente verdadera de nuestro crecimiento espiritual.

Si estás buscando con anhelo ser alimentado de la Palabra de Dios, pero no sabes por dónde empezar, te recomendamos leer nuestros artículos gratuitos: Por dónde comenzar la lectura de la Biblia y Cómo estudiar la Biblia”.

Lección 2: Edificarnos mutuamente en la verdad

Así como los brotes de crecimiento que experimenta el bebé estimulan naturalmente la capacidad de amamantar de la madre, la capacidad de la Iglesia de Dios —una madre simbólica en la fe— de dar alimento espiritual a las personas, es aumentada a través del crecimiento de cada miembro en el entendimiento de la verdad. Por lo tanto, existe una relación de reciprocidad entre las personas y la Iglesia, así como entre el recién nacido y su madre.

Esta relación de reciprocidad se explica también en la Biblia. 1 Corintios 14:12: “Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para la edificación de la iglesia”. Esta escritura nos enseña que cuando las personas trabajan conscientemente en mejorar su servicio a la gente que Dios está llamando —aplica también para los que escribimos para este Blog de Vida, Esperanza y Verdad—, Dios da crecimiento espiritual a toda su Iglesia por medio del servicio de ellas.

Como parte de esta tarea de mutua edificación en el entendimiento de la verdad de Dios, Vida Esperanza y Verdad tiene a tu disposición un Centro de Aprendizaje, el cual cuenta con una gran variedad de recursos de estudio de la Biblia. Además, si en el desarrollo de tu estudio tienes dudas, puedes escribirlas en nuestra sección Pregúntenos. Te responderemos al correo electrónico que registres lo más pronto que sea posible. Te recordamos que éstas y todas las herramientas de estudio que brinda nuestro sitio web son totalmente gratuitas.

Lección 3: ¡No deje que las crisis de crecimiento espiritual se vayan de su vida!

Nuestra meta es mejorar y seguir mejorando hasta llegar a ser como Jesucristo.Existen más de estos brotes de crecimiento conforme avanza la edad del menor. Todos ellos muy interesantes y con lecciones importantes para nuestra madurez. El tema de ninguna manera se agota aquí, más bien algunos especialistas y asesores en lactancia materna concluyen sus artículos aconsejando: “paciencia, mucha paciencia. Tal como ha llegado, la crisis se irá”.

Pero deténgase un momento a pensar en ello. ¿Es realmente dejar de crecer espiritualmente lo que queremos?

Por supuesto, ningún cristiano en progreso diría que sí.

Si bien el fin de una crisis o brote de crecimiento trae nuevamente tranquilidad a todos los involucrados en el proceso de lactancia —especialmente a la madre, quien podrá tomar una buena siesta después de largos días de amamantar—, la culminación definitiva de un período de crecimiento espiritual no es exactamente lo que desearíamos como cristianos en progreso, pues nuestra meta es mejorar y seguir mejorando hasta llegar a ser como Jesucristo.

El fin de un periodo de crecimiento debe traer sus frutos en el desarrollo de un mejor carácter, pero luego de ello debemos proponernos empezar un nuevo período, a fin de no detener nuestro crecimiento espiritual. En realidad, nunca debemos permitirnos dejar de crecer. Esa es posiblemente una de las más importantes lecciones que nos ilustran los brotes de crecimiento de un recién nacido. Si deseas alcanzar la madurez espiritual a la que nos invita el apóstol Pedro y saber qué tanto has crecido espiritualmente, te sugerimos empezar leyendo los artículos: “2 Pedro 1:5-7: La madurez espiritual explicada en tres versículos - Parte 1” y “Cómo medir su crecimiento espiritual”.

¡Mucho éxito para todos cuando enfrentemos nuestro próximo brote de crecimiento espiritual!

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Cómo medir su crecimiento espiritual

La meta continua de todo cristiano es crecer espiritualmente. Sin embargo, ¿cómo se mide el crecimiento espiritual? Para medir el crecimiento, ¿no necesitamos un instrumento de medición?

Acerca del autor

Manuel Sánchez

Manuel Sánchez

Manuel Sánchez es miembro de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, en Perú. Casado con Annika Peters. Tiene una hija pequeña, de nombre Amedea Sophie.

Es abogado de profesión. Trabaja como vendedor de productos naturales en Trujillo, impulsando su propio negocio.

Con su familia participa en la congregación de Trujillo de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial en Perú. Le gusta la lectura, el estudio relacionado con la historia universal y escribir.

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