Vida, Esperanza y Verdad

Señales de tiempos peligrosos

A medida que ha ido menguando la pandemia del Covid, muchas injusticias se han ido revelando como resultado del mal manejo por parte de gobiernos y de la codicia y falta de moral de los humanos.

Al ir saliendo de la pandemia, en vez de ver a un mundo más sensible, empático y comprensivo, lo que realmente vemos es la esencia de nuestra carnalidad: la codicia en su apogeo. Ésta ha sido la tónica en muchos aspectos del manejo de esta enfermedad. Como dicen las santas Escrituras: “Raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10).

Como consecuencia, en los últimos tiempos, América Latina se ha convertido en un foco de falta de equidad y de muchos problemas. Si antes de la pandemia la delincuencia era un problema, ahora se ha agravado. La gente ya se está agotando de los robos, abusos y mentiras, principalmente de la clase política. ¿Y quién hace justicia ante todo esto? Nadie. Esta es una respuesta desalentadora, pero real. No hay nadie que haga verdadera justicia, que gobierne con equidad y que ponga freno a las maldades de esta sociedad.

Estamos viviendo en tiempos peligrosos, con hombres peligrosos, de los que el apóstol Pablo, por inspiración de Dios, nos habló en 2 Timoteo 3:1-5: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita”.

Una sociedad sin moral

Además de los problemas de la pandemia y de los males de nuestra sociedad, hace menos de dos semanas, un nuevo escándalo se posicionó en muchos países, con el denominado “Pandora Papers”, donde artistas, millonarios y sobresalientes políticos internacionales (entre ellos presidentes en ejercicio), han quedado al descubierto con enriquecimientos ilícitos y evasiones de impuestos.

La falta de moral se ha convertido en el eje central de casi toda nuestra sociedad. Las redes de influencia y corrupción son tan grandes y complejas, que son casi imposibles de detectar y mucho menos de frenar. Y aquellos a quienes se logra juzgar y sentenciar, el pago de la pena es tan bajo que no les causa ningún descalabro.

El crecimiento de la corrupción, la avaricia sin control, la crueldad, la traición, el doble estándar, la falta de moral y de ética en los hombres, es aterrador, tal como los describió el apóstol Pablo de manera magistral.Cuando pensamos en los tiempos que nos ha tocado vivir, no podemos evitar pensar que son precisamente los tiempos del fin de los cuales habló nuestro Señor Jesucriosto. También podríamos pensar que los eventos más malos de estos tiempos son las guerras entre naciones, los terremotos, las inundaciones o las terribles sequías en diferentes partes del mundo. Pero, si nos detenemos a pensar más lentamente, podemos afirmar que lo más peligroso de la sociedad actual es, en realidad,  es el carácter de los hombres.

El crecimiento de la corrupción, la avaricia sin control, la crueldad, la traición, el doble estándar, la falta de moral y de ética en los hombres, es aterrador, tal como los describió el apóstol Pablo de manera magistral.

Hoy se ha vuelto una costumbre creer en la mentira. Mucha gente abiertamente miente y los demás están ya casi “programados” para creer en esas mentiras con facilidad. Y tal parece que no hay quien juzgue a los mentirosos. Ni con investigaciones, evidencias claras, pruebas indudables, documentos, grabaciones, etcétera, se logra que personas a quienes se les ha encontrado en faltas graves logren reconocer sus responsabilidades y culpas. Siempre existen vacíos legales para no castigar a los verdaderamente culpables. Por eso la justicia no está presente casi en ningún lado.

¿Por qué Dios permite que existan malos gobiernos?

¿Vale la pena creer que alguna promesa política va a acabar con la corrupción y el abuso? Por supuesto que no vale la pena. Mientras haya hombres amadores de sí mismos, avaros, y con excesivo amor por el dinero, los males de la humanidad no terminarán.

Tarde o temprano, muchos tendrán que reconocer que solamente el Dios supremo y su Hijo Jesucristo tienen la clave para traer la tranquilidad, la equidad y la paz a la humanidad.¿Por qué es necesario que todo esto se ponga peor, antes de mejorar? Dios, en su perfecta voluntad ha permitido que existan malos gobiernos y personas con un carácter que va de mal en peor, con el objetivo de que en algún momento se den cuenta que todos sus propósitos y sus planes fracasaron y que necesitan de otro tipo de sistema. Tarde o temprano, muchos tendrán que reconocer que solamente el Dios supremo y su Hijo Jesucristo tienen la clave para traer la tranquilidad, la equidad y la paz a la humanidad.

En 1 Corintios 6:9-10 Dios nos hace una maravillosa promesa: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”.

Sí, lo peligroso de nuestra sociedad tiene que ver, principalmente, con el carácter de los hombres. Pero son precisamente las personas con ese carácter contaminando, quienes no podrán estar en el Reino de Dios. Esta promesa trae consuelo y esperanza para todos los que deseamos un mejor sistema y una mejor sociedad. Ni los ladrones, ni los avaros ni los estafadores entrarán en el Reino de Dios, mucho menos podrán seguir gobernando. ¡Eso sí es una buena noticia!

El Reino de Dios no tendrá ningún comparativo con las formas de gobierno que ha habido sobre la Tierra. La verdadera equidad y la erradicación total de la pobreza son algunas de las bases en las cuales estará fundado el Reino de Dios. El camino del dar y el camino del servir serán las bases del carácter de los seres que gobiernen la Tierra dentro un futuro cada vez más cercano. ¡Que llegue pronto ese día!

Sepa más

Un mundo a la deriva sin brújula moral

Hoy en día los valores morales cambian constantemente. Las opiniones acerca de lo que es correcto e incorrecto dividen a naciones y generaciones. ¿Existe una solución para la confusión moral?

Acerca del autor

Sergio Carvajal

Sergio Carvajal

Sergio Carvajal nació y vive en la ciudad de Santiago en Chile. Es casado con Vanesa Navarrete desde el año 2004. Tienen dos hijos varones, Sebastián y Tomás.

Sus padres llegaron a la Iglesia de Dios en el año 1975 cuando él tenía 3 años. La guía y ejemplo de ellos le sirvieron de fundamento para vivir esta vida con sentido y preparación para la nueva vida en el Reino de Dios.

Aprender a confiar y sostenerse en Dios cada día, como viendo al invisible, se ha convertido en su convicción más profunda. Mirando hacia atrás, y ver todas las experiencias que ha tenido en la vida, difíciles o no, han sido muy necesarias en la vida de Sergio y forman parte del propósito que Dios ha trazado para su vida.

Ha participado de los Clubes de Oratoria y Graduados desde el año 1986 hasta el presente. En el año 2019 fue ordenado diácono.

Sus hobbies son estar con la familia, escuchar buena música y cantar en el coro de su congregación.

×

Suscríbase a Discernir

Ask a Question