Daniel 7: cuatro bestias y un cuerno pequeño

El capítulo 7 de Daniel describe a cuatro bestias subiendo del Mar Mediterráneo. ¿Qué representa la visión de Daniel, y qué significado tiene para nosotros hoy?

El séptimo capítulo del libro de Daniel, registra una inusual visión que él recibió durante el primer año de Belsasar, rey de Babilonia (555-556 a.C.). La visión predice grandes imperios mundiales y acontecimientos desde el tiempo de Daniel hasta la segunda venida de Cristo. La visión termina con Daniel diciendo: “mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón” (Daniel 7:28). ¿Qué vio Daniel?

En el versículo 1 leemos:  “tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho”. Ésta es la misma expresión que se usó en Daniel 2:28 hablando del “sueño, y las visiones” que tuvo el rey Nabucodonosor en el segundo año de su reinado (603-602 a.C.).

Los dos conjuntos de sueños y visiones tuvieron 50 años de diferencia aproximadamente; pero como veremos, los dos describen cuatro imperios mundiales. La visión de las cuatro bestias y el cuerno pequeño que encontramos en Daniel 7, revela mayor información acerca de los mismos cuatro imperios que se describen primero en el sueño de la gran imagen del rey Nabucodonosor.

El Imperio Caldeo

En Daniel 7:3-4, Daniel escribe: “Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre”.

En el versículo 17, se nos dice: “Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra”. El león era un símbolo del reino de Babilonia y el “corazón de hombre” era el de uno de sus reyes más destacados, Nabucodonosor, del cual se escribe bastante en los primeros cuatro capítulos del libro de Daniel.

Como explica The Expositor´s Bible Commentary (El comentario expositor de la Biblia): “El símbolo del león era característico de Babilonia, especialmente en los tiempos de Nabucodonosor, cuando la entrada de la puerta de Ishtar estaba adornada a ambos lados con una larga procesión de leones amarillos en ladrillos de cristal azul, formados en alto relieve” (1985, vol. 7, pp. 85-86). Las alas del águila arrancadas del león, eran un simbolismo del momento de locura que tuvo Nabucodonosor cuando fue humillado por Dios para que aprendiera: “conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres” (Daniel 4:17, 34-37).

Nabucodonosor reinó desde Babilonia hasta el Asia Menor y del Mar Caspio hasta Egipto. Bíblicamente, su conquista más importante fue la de la nación de Judá, siendo Daniel el cautivo más famoso de esa nación. Después de la muerte de su padre, Nabucodonosor reinó sobre Babilonia durante 43 años, del año 604-561 a.C. (JewishEncyclopedia.com/Nabucodonosor). Después de su muerte, Babilonia continúo siendo un imperio fuerte hasta el año 539 a.C., cuando fue conquistado por la segunda potencia emergente en la visión de Daniel, el Imperio Medo-Persa.

El imperio Medo-Persa

Daniel 7:5 dice: “Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne”.

Esta bestia “la cual se alzaba de un costado más que del otro” representa a los persas siendo mayores que los medos dentro de este imperio federalizado. Esto tiene sentido para Daniel dos años más tarde cuando en una visión ve un carnero con dos cuernos, uno más alto que el otro. El ángel Gabriel le dice a Daniel que ese carnero representa los reyes de Media y de Persia (Daniel 8:3, 20).

Las tres costillas que están siendo devoradas, representan tres imperios conquistados por el primer gran rey de Persia, Ciro el Grande y su hijo Cambises II. Ciro llegó al poder en el año 558 a.C. y conquistó el Imperio Lidio (Asia Menor) en el 546 a.C. y el Imperio Caldeo (Babilonia) en el 539 a.C.; y Cambises conquistó Egipto en el 525 a.C. (ibídem p. 86).

El Imperio Medo-Persa duró 200 años, y bajo reyes posteriores, se expandió a Grecia por el oeste y a India por el este. En un momento, el Imperio Persa cubrió partes de tres continentes: Asia, África y Europa. Pero, al igual que el Imperio Caldeo, el Imperio Persa finalmente llegó a su fin. Una nueva bestia estaba emergiendo al Oeste y había llegado su tiempo señalado.

El Imperio Griego

Daniel 7:6 dice: “Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio”.

Así como lo hizo con la segunda bestia, la tercera bestia está claramente identificada por el ángel Gabriel. Era Grecia, y el “primer rey” era Alejandro Magno. Después de su temprana muerte en el 323 a.C. su imperio fue dividido en cuatro reinos más pequeños (Daniel 8:21-22).

El símbolo del leopardo con las cuatro alas representa el repentino ascenso de Alejandro y conquista del Imperio Persa del 334-331 a.C. Después de su muerte, y de muchos años de lucha, su imperio resultó divido en cuatro reinos. Los nuevos reinos fueron 1) Grecia y Macedonia, 2) Tracia y Asia menor, 3) Medio Oriente y 4) Egipto-Palestina.

“Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos”. Los últimos dos fueron gobernados por Seleuco, quien fue el fundador  del Imperio Seléucida, y Ptolomeo quien fundó el Imperio Ptolomeico. En Daniel 11, estos dos reinos son conocidos como el rey del norte y el rey del sur. Dos siglos después aproximadamente, la cuarta bestia conquistó estos cuatro reinos y se expandió más allá de las tierras que habían sido conquistadas por las bestias anteriores. Estos dos reinos —conocidos como el rey del norte y el rey del sur, y que tienen pendiente su configuración todavía— van a resurgir y van a desempeñar papeles muy importantes en las profecías de los últimos tiempos.

El Imperio Romano

Después en Daniel 7:7 leemos: “Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos”.

Los dientes grandes de hierro que devoraban y los pies que hollaban corresponden con la visión de Nabucodonosor de los cuatro reinos que eran fuertes como hierro, desmenuzando y quebrantando a todos los demás (Daniel 2:40-41). Cuando el Imperio Romano llegó al poder con  los Césares (44 a.C.), devoró, quebrantó y pisoteó con sus pies los restos de sus enemigos —como se describe en la visión de Daniel, en Daniel 7.

La cuarta bestia es bastante diferente de las bestias anteriores, y tiene 10 cuernos. Daniel 7:24 dice: “Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará”. Históricamente, estos resurgimientos empezaron después de la caída de Roma en el 476 d.C., con los posteriores bajo un nuevo nombre: el Sacro Imperio Romano. (Para información adicional, vea “¿Que representa Babilonia?”).

Esta bestia continuará resurgiendo una y otra vez durante 1.500 años, hasta el décimo resurgimiento en el tiempo del fin. El décimo y último resurgimiento será destruido por Jesucristo en su segunda venida (Daniel 7:26-27). Esto lleva a otra característica inusual de la profecía de la cuarta bestia.

El pequeño cuerno

Daniel 7:8 dice: “Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas”.

Este cuerno pequeño representa un poderoso sistema religioso que se va a alinear con los últimos siete cuernos políticos de los 10 que deberían surgir después de la caída de Roma. Esta alianza entre la iglesia y el estado da como resultado  lo que finalmente se conoció como el Sacro Imperio Romano.

En los versículos 21-22 y 25, este cuerno pequeño hace la guerra contra los santos, blasfema en contra de Dios, intenta cambiar los tiempos y la ley y persigue los santos por “tiempo y tiempos, y medio tiempo” (literalmente tres años y medio, pero siguiendo el principio de Números 14:34 y Ezequiel 4:6 un día como mil años, son 1.260 años).

La evidencia de esta persecución se puede ver a través de los siglos, mientras que cientos y miles de personas perdieron su vida en Europa, por medio de las inquisiciones del sistema judicial romano católico. Fueron torturados para que confesaran que eran herejes y ejecutados porque no se sometieron a la autoridad ni a las doctrinas de la Iglesia Católica Romana ni al papa.

Aunque se abolieron las inquisiciones de esa época, la Biblia indica que las persecuciones religiosas por parte del “cuerno pequeño” volverán y tendrán como resultado muchas muertes antes del regreso de Cristo. Daniel también vio la conclusión acerca del “cuerno pequeño” —esto cuando regrese Jesucristo: “Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin” (v. 26, Apocalipsis 18:2).

El Reino de Dios

La visión de Daniel no podría terminar con mejores noticias: “y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (v. 27).

Esta profecía termina revelando que Jesús va a establecer el Reino de Dios en la Tierra y les será dado a los santos del Altísimo. ¿Cuál es la definición bíblica de un santo? ¿Cómo una persona se convierte en santo y hereda su Reino? El estudio de la profecía de las cuatro bestias y el cuerno pequeño puede ser muy interesante, pero las respuestas  a las preguntas más importantes de la vida, son las que al final importan. Nosotros les recomendamos a los lectores que vayan a la sección “Cambio”, para descubrir las respuestas.

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