Daniel 9: La profecía de los 70 años de Jeremías

Uno de los temas más intrigantes de Daniel 9, es la parte en la que el pueblo judío estaría cautivo en Babilonia. ¿Cuándo ocurrió esto?

En Daniel 9 encontramos dos profecías muy importantes: la primera duró 70 años y la segunda comprende 70 semanas. La segunda profecía se aborda en el artículo titulado “Las 70 semanas de Daniel”. Este artículo se va a centrar en la primera profecía.

Daniel escribió refiriéndose a la primera profecía: “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años” (Daniel 9:1-2).

La referencia que Daniel hace a “los libros” es con relación a las profecías que Dios dio a través de Jeremías. La profecía de la cual hablaba Daniel era específicamente una que se dio en Jerusalén justo antes de la invasión de Babilonia y que luego se repetiría a través de una carta enviada desde Jerusalén a los cautivos en Babilonia (Jeremías 25:1-11; 29:1-10).

Esta profecía predijo que “esta tierra será puesta en ruinas y en espantos” y que los judíos “servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años” (Jeremías 25:11). Después de que se completaran los 70 años en Babilonia, Dios les dijo que Él iba “haceros volver a este lugar (Jerusalén)” (Jeremías 29:10).

Esta profecía tenía dos componentes: la “desolación” de la Tierra y el hecho de que los judíos tendrían que servirle “al rey de Babilonia setenta años” (Jeremías 25:11). Cada componente parece haberse cumplido con muy poca diferencia, incluso superponiéndose, en períodos de 70 años.

Los 70 años de desolación de la Tierra se pueden calcular como el tiempo entre la destrucción del templo por parte de los babilonios —que de hecho sí fue una desolación para la ciudad de Jerusalén— y la reconstrucción del templo. La cautividad del pueblo judío, que duró 70 años, comenzó antes de la destrucción del templo con la primera deportación de judíos hacia Babilonia y terminó con el decreto de Ciro que le permitía a los judíos volver a Jerusalén.

Fechas para los 70 años

La primera deportación de judíos hacia Babilonia (en la que estaban incluidos Daniel y sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-Nego) empezó los 70 años de cautividad. Los comentarios bíblicos indican que esto ocurrió entre 607 y 605 a.C. Varias fuentes dicen que el regreso de los judíos a Jerusalén ocurrió entre 539 y 536 a.C.

Con relación al periodo de la destrucción del templo y su reconstrucción, las fechas más citadas son de 586 o 585 a 516 o 515 a.C. Aunque citar años exactos es difícil, los que comúnmente se citan si se ajustan a los 70 años profetizados.

The Expositor´s Bible Commentary (El Comentario bíblico del expositor) dice lo siguiente: “Nótese que es importante mantener en mente estas etapas de la cautividad, cuando se calculan los 70 años de exilio anunciados por Jeremías 29:10. El intervalo entre la primera deportación en 605 a.C, en la que el mismo Daniel estuvo involucrado, a 536 a.C, cuando los primeros repatriados bajo el mando de Zorobabel construyeron de nuevo un altar en Jerusalén, suma 70 años. Así mismo, el periodo de tiempo desde la primera destrucción del templo a manos de Nabucodonosor en 586 y la finalización del segundo templo por parte de Zorobabel en 516 a.C, es de 70 años aproximadamente” (Comentarios de Daniel 1:1-2).

¿Por qué 70 años de castigo?

Esta profecía de castigo vino sobre el pueblo de Judá por no obedecer las leyes de Dios. Jeremías le explicó al pueblo de Judá: “Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra del Eterno, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis. Y envió el Eterno a vosotros todos sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar” (Jeremías 25:3-4).

Los pecados de Judá incluían actos malvados e idolatría (vv. 5-7). Con respecto a los 70 años de castigo, Dios pudo haber escogido este periodo de tiempo ya que coincidía aparentemente con el número de veces que el pueblo de Judá quebrantó el mandamiento de Dios de dejar descansar la tierra cada siete años (Levítico 25:1-7; Levítico 20:22; Levítico 26:33-:35; 2 Crónicas 36:20-21).

Esta profecía de castigo vino sobre el pueblo de Judá por no obedecer las leyes de Dios. Según el Comentario de Jamieson, Fausset y Brown los 70 años eran “el número exacto de sábados de 490 años, el período de tiempo desde Saúl hasta la cautividad en Babilonia… Los 70 años probablemente comienzan a partir del cuarto año de Joaquim, cuando Jerusalén fue capturada por primera vez, y fueron tomados muchos prisioneros así como los tesoros del templo. Terminaron en el primer año del rey Ciro, quién, en consideración de Babilonia, emitió un decreto para la restauración de los judíos (Esdras 1:1)” (comentario de Jeremías 25:11).

El papel de Daniel en el castigo de los 70 años

En Daniel 1:21 se explica que: “Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro” —y ese fue el año en el que el rey Ciro proclamó que los judíos podían volver a Jerusalén y reconstruir el templo. El año de este anuncio marcó el fin de los 70 años de cautividad para los judíos, así como Dios lo profetizó a través de Jeremías.

Esta escritura nos cuenta que Daniel vivió en Babilonia durante los 70 años de cautividad de los judíos. Él vivió para ver la caída del imperio babilónico y el surgimiento repentino del imperio Medo-Persa con Ciro, su primer gobernante.

El rey Ciro

Uno de los primeros actos de Ciro fue emitir un decreto permitiéndoles a los judíos que se fueran de Babilonia. Esdras registra este alegre acontecimiento para los judíos de la siguiente manera: “En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra del Eterno por boca de Jeremías, despertó el Eterno el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: el Eterno el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa al Eterno Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén” (Esdras 1:1-3).

Es interesante saber que Dios anuncio el nacimiento de Ciro y lo que haría, con 150 años de antelación. Dios, dijo a través del profeta Isaías: “Así dice el Eterno a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy el Eterno, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste” (Isaías 45:1-4).

Antes del castigo que traería sobre los descendientes de Jacob —el pueblo de Judá— Dios había previsto la persona que llegaría al poder y liberaría de la cautividad a los judíos.

Lecciones para nosotros

Una de las primeras lecciones que debemos aprender de esta profecía contra Judá, es la expectativa que Dios tiene de la obediencia de sus leyes. Él requería especialmente la obediencia de los descendientes de Abraham, que más adelante fueron llamados israelitas, y más tarde los reinos de Judá e Israel (después de que la nación se dividiera en estos dos reinos). Las bendiciones por la obediencia y los castigos por la desobediencia que se encuentran en Levítico 26 y Deuteronomio 28, regían para este pueblo.

Tristemente, los descendientes de los antiguos israelitas han continuado desobedeciendo las leyes de Dios. Y tal como ocurrió con el reino de Judá durante la profecía de los 70 años, este pueblo va a ser castigado nuevamente por rehusarse a seguir los mandamientos perpetuos de Dios. Para aprender más acerca de la identidad de este pueblo y lo que les va a ocurrir según lo que está profetizado, vea los artículos en la sección “Las 12 tribus de Israel” y “Estados Unidos en la profecía

Otra importante lección para nosotros, la encontramos en la reacción de Daniel frente a la profecía de los 70 años de Jeremías. Así como Daniel, a través del estudio de la Palabra de Dios, reconoció en qué lugar de la línea de tiempo de la profecía bíblica se encontraba, Cristo nos exhorta a que percibamos “las señales de los tiempos” en los que vivimos (Mateo 16:1-3).

¿Sabe en qué momento estamos en la profecía? ¿Sabe lo que debe ocurrir antes del regreso de Jesucristo a esta tierra? Y más importante aun, ¿sabe que espera Dios de usted?

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