Busqué en medio de una pila de correo —ofertas de tarjetas de crédito, periódicos de la comunidad, cupones de ofertas y propaganda de tiendas de alimentos. A primera vista, no vi nada muy atractivo. Pero luego encontré un sobre habano pequeño que salía de los periódicos. Era una tarjeta de una muy querida amiga.
Lo abrí rápidamente y lo leí mientras regresaba a casa. Mi amiga sabía de varios inconvenientes que había tenido recientemente y me había escrito para animarme. A medida que leía sus palabras: “Estoy pensando en ti y quería que supieras que estoy aquí para lo que necesites y estoy orando por ti” me acordé de este versículo: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2).
La nota de mi amiga era el impulso que necesitaba y me hizo pensar en la bendición que ella había sido para mí. Todo el tiempo en que yo la había tratado había sido alguien en quien me podía apoyar.
También me hizo pensar acerca del concepto de la amistad.
Amistades modernas
Vivimos en un mundo en el que la amistad es con frecuencia definida como nuestros amigos y seguidores en las redes sociales. Interactuamos con otros publicando fotos de nuestras vacaciones y las actualizaciones de los logros de nuestros hijos, y compartimos recetas y videos de animales. Pero si bien estas cosas nos pueden ayudar a mantenernos en contacto hasta cierto punto, escasamente podrán ser elementos que construyen una relación cercana.
En muchas formas, nuestros estilos de vida modernos en realidad trabajan en contra de la amistad. Casi todos viven superocupados, superestresados y con el horario totalmente lleno. Entre el trabajo, las clases, labores del hogar y compromisos familiares no queda suficiente tiempo para desarrollar o nutrir las amistades. Pequeñas conversaciones con los colegas en el trabajo o mensajes de texto diciendo “hola”, puede ser todo lo que manejemos para mantenernos como amigos.
Cabe aclarar que incluso las interacciones cortas pueden iluminar nuestro día. Sin embargo, Dios nos creó con necesidades más grandes que superficiales lazos sociales. Necesitamos amistades verdaderas, según la Biblia.
Amistades según la Biblia
Los amigos verdaderos se apoyan no sólo para divertirse, sino también para respaldarse y motivarse a medida que corren la carrera que Dios nos ha señalado.
Ésta es la clase de compañerismo que Salomón describió en Eclesiastés 4:9, 11-12. El escribió: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo… también si durmieren juntos, se calentarán mutuamente… y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán”.
Los amigos verdaderos se apoyan no sólo para divertirse, sino también para respaldarse y motivarse a medida que corren la carrera que Dios nos ha señalado. Pueden compartir el compromiso con el camino de vida de Dios y el deseo de agradar y glorificarlo en la forma en que viven su vida. Ésta es la esencia del compañerismo según la Biblia.
Soy muy extrovertida y disfruto cualquier contacto con las personas —desde conversaciones con empleados de las tiendas que escasamente me conocen, hasta compartir mis secretos más profundos con amigos de toda la vida, y todo lo que se mueve en medio de estos extremos. Aun así, encuentro que hay algo especial en personas como la mujer que mencioné en mi introducción. Las cuento como amigos verdaderos, según Dios.
¿Qué hace estas amistades algo tan precioso? Creo que se resume en estas seis características:
1. Amor incondicional
Probablemente todos nos hemos encontrado con personas que sólo están cerca cuando les conviene o cuando obtienen lo que quieren de la relación. Sin embargo, Proverbios 17:17 dice: “En todo tiempo ama el amigo”. Los verdaderos amigos se enfocan en lo que se pueden dar mutuamente en vez de pensar en lo que pueden obtener.
Cuando pienso en esto, inmediatamente pienso en una amiga. En ciertas ocasiones en las que hemos estado juntas yo he estado preocupada, cansada o un poco inquieta, o he dicho algo que la ha hecho sentir mal. Sin embargo, cuando nos volvemos a ver, ella me sonríe y me abraza y hasta me invita a cenar. Hay una seguridad en esta clase de amistad —saber que alguien no se va a dar por vencido con nosotros, aunque no siempre sea placentero estar a nuestro alrededor.
El ejemplo definitivo de amor incondicional es Jesucristo, quien “No vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). Él voluntariamente ofreció su vida por el bien de una humanidad que no lo merecía. Si hemos de tener amistades según la Biblia, debemos hacer lo mismo. Debemos amar a otros con una actitud de sacrificio, aunque no lo merezcan y sin esperar nada a cambio.
2. Apoyo en las pruebas
Con mucha frecuencia, nuestra inclinación natural es alejarnos de las personas que están enfrentando circunstancias difíciles. ¿Por qué? Según Christine Hoover en su libro Messy Beautiful Friendship [Amistades complejas y maravillosas]: “Tememos internarnos en el dolor de otros porque sabemos que es posible que digamos algo errado o que no tengamos la respuesta correcta. Pero en gran parte, pienso que tememos llevar la carga”. Ella llama a la adversidad la “prueba de fuego de la amistad”, porque nos exige “entrar voluntariamente en el dolor de otro”.
La segunda parte de Proverbios 17:17 afirma que un amigo “es como un hermano en tiempo de angustia”. Los verdaderos amigos están dispuestos voluntariamente a soportar las dificultades con tal de estar el uno para el otro cuando lo necesitan.
Esto tal vez implique ser un buen oyente para alguien que necesita hablar, orar o ayunar pidiendo por la situación del otro, enviar notas de ánimo, ofrecer una ayuda práctica tal como proveer comidas, o simplemente sentarse en silencio cuando hay un amigo en dificultades que tal vez no quiera hablar, pero tampoco quiera quedarse solo. Cuando ofrecemos esta clase de respaldo, tal vez no podamos hacer mucho, pero esto fortalecerá el vínculo.
3. Verdadera felicidad por el éxito del otro
Romanos 12:15, dice: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. Compartir el dolor del otro no es algo que las personas normalmente quieran hacer, pero la primera parte de este versículo también puede ser difícil. En nuestro despiadado mundo muchas veces las personas viven compitiendo con los amigos, muriéndose de envidia porque un compañero está por encima de ellas.
En gran contraste, los amigos según Dios se alegran por los logros del otro, sus éxitos y bendiciones. Cada persona quiere que al otro le vaya bien, aunque esto signifique que el otro lo eclipse. Los amigos según Dios se alegran de verdad por la felicidad del otro, cuidándose mutuamente de la mejor manera posible.
4. Conversaciones edificantes
Estoy muy agradecida de tener amigos con los cuales me puedo reunir y después de esto sentirme inspirada, renovada y motivada para enfrentar nuevos retos. Ésta es la forma en que una amistad según Dios nos afecta.
Los amigos según Dios se concentran en conversaciones edificantes para aclarar y profundizar en su entendimiento de la Palabra de Dios (Proverbios 27:17; Malaquías 3:16).
No todo lo que se diga debe ser profundo . Pero en una amistad verdadera, según la Biblia, nunca debe ser extraño hablar acerca del plan de Dios y lo que Él está haciendo en nuestra vida. Personalmente, creo que es una gran bendición tener amigos con los cuales puedo hablar acerca de los temas bíblicos que he estado estudiando, experiencias que me han enseñado lecciones espirituales o dilemas que estoy enfrentando. Valoro mucho conocer su perspectiva.
5. Amable corrección
Los verdaderos amigos estarán dispuestos a ofrecer una corrección sincera, amorosa, cuando sea necesario. Mary Halpin, una sicóloga clínica en Deerfield, Illinois, anota: “Esta honestidad amable es algo que diferencia las verdaderas amistades de las superficiales. Un amigo más casual probablemente no se arriesgará a decir algo que lo contraríe a usted. Pero un verdadero amigo estará dispuesto a traer estos temas a colación, no para juzgarlo ni para hacerlo sentir menos, sino con una genuina preocupación”.
Proverbios 27:5-6 nos dice: “Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece”. Los amigos según Dios le dirán si usted está cometiendo un grave error en su vida —aunque eso cause un poco de resquemor. Todos tenemos puntos ciegos, y en algunas ocasiones necesitamos otros ojos espiritualmente hablando para mantenernos en el sendero correcto.
¿Deberíamos señalar cada falta pequeña o diferencias en la forma de pensar a nuestros amigos? No, claro que no. Usualmente nuestros amigos cercanos están dispuestos a pasar por alto nuestras fallas, y es algo por lo que debemos sentirnos agradecidos. Sin embargo, si lo que estamos haciendo está causando un impacto negativo en nuestra vida espiritual o en la vida de los que amamos, esto es otro asunto. Los verdaderos amigos nos confrontarán y nos urgirán a cambiar de dirección.
6. Tiempo juntos
Para poder respaldar a otros, tenemos que estar atentos a lo que está pasando en su vida. No podemos saber cuáles son las dificultades, preocupaciones, desafíos, esperanzas y sueños de otros, si no invertimos tiempo para tener conversaciones reales con ellos.
La Dra. Halpin dice: “Tal vez haya personas que usted conozca que le caigan bien, pero si usted no tiene tiempo para hablar, cara a cara con ellas, nunca va a pasar de tener una conexión casual a algo más significativo”.
En verdad, la vida puede estar increíblemente ocupada. Sin embargo, la mayoría de nosotros podría tener más tiempo con amigos si se lo propusiera. Por ejemplo, yo reviso mis chats telefónicos con amigos que viven lejos (lo que normalmente sucede cuando estoy doblando ropa o haciendo la cena) y hago citas para tomar café con amigos locales. Incluso si sólo podemos tener una conversación profunda cada dos meses, me he dado cuenta de que todavía me falta mucho para mantener relaciones cercanas.
No es que las amistades casuales o superficiales no importen, sí cuentan. El punto es que si usted no tiene además amistades según la Biblia, se está perdiendo de algo. Dios quiere que experimentemos amistades que nos inspiren y animen a perseverar y a crecer. Y es una calle de dos vías; las amistades también nos dan la oportunidad de apoyar y enriquecer la vida de nuestros amigos.
Tengo una placa en mi oficina que dice: “Los amigos son la forma en que Dios nos cuida”. Creo totalmente que esto es verdad. Enfrentaremos retos y problemas, cometeremos errores, nos quedaremos cortos y nos sentiremos desanimados en algunas ocasiones. Son nuestras amistades cercanas con otros en la fe, junto con nuestra relación fundamental con Dios, lo que nos ayudará a afrontar los altibajos de la vida.