Podemos tener amigos maravillosos en esta vida. Pero incluso amigos cercanos nos pueden fallar. La Biblia le muestra a su mejor amigo, el que nunca lo va a defraudar.
Todos necesitamos y queremos amigos, pero con el tiempo también tendremos amistades que no durarán mucho, amistades que resultaron no ser genuinas, amistades que tendían a llevarnos por el mal camino.
Sin embargo, existe un amigo que jamás lo va a defraudar, jamás va a traicionar su confianza y que siempre va a estar ahí para usted.
La necesidad humana de la amistad
Todos los seres humanos fueron creados con un deseo innato de amistad con otros. Es muy importante tener una conexión con alguien que nos aprecia y se alegra de vernos o escucharnos. Sin esto, nos podemos sentir solos, abandonados y hasta sin esperanza. Solos por nuestra propia cuenta, la vida es muy dura.
Por eso el sabio rey Salomón, escribió acerca de esta necesidad: “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia” (Proverbios 17:17). En Proverbios 18:24 también escribió que: “Y amigo hay más unido que un hermano”.
Las amistades humanas son vitales y pueden ser una parte maravillosa de nuestra vida. Pero, ¿qué podemos hacer cuando la gente nos defrauda?
El amigo perfecto
Existe un amigo que nunca va a quedarnos mal ni va a traicionar los secretos de nuestro corazón. Existe un amigo que siempre va a estar para usted el día de mañana a pesar de sus errores y siempre va a querer ayudarlo en sus tiempos de necesidad.
Puede leer acerca de este amigo en Juan 15:13-14: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”.
Jesucristo, el Mesías y próximo a volver como Rey de Reyes, es el amigo perfecto —¡si usted quiere aprovechar la oportunidad!
Jesús entiende por lo que pasamos
Como su amigo perfecto, Jesús entiende las debilidades humanas y la tentación. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
Fue Él el que trajo vida a la existencia (Colosenses 1:16-17), y también experimentó completamente la vida humana como Dios y aun como ser humano. Él entiende las tentaciones que enfrentamos, y también lo que la decepción, el desánimo, el rechazo y la traición le pueden hacer a la mente y al corazón. Él sabe por experiencia propia lo exigente que puede ser llevar una vida según Dios, porque Él también sufrió en esta vida (Hebreos 5:8).
Y podemos estar totalmente seguros de su capacidad para ayudarnos —¡porque Él vivió como un hombre y nunca pecó!
¿Puede Jesús realmente entender todas nuestras necesidades humanas?
Algunos se preguntaran si Jesucristo realmente puede entender cómo es la vida de hoy. Después de todo, Él vivió en la Tierra hace más de 2.000 años. ¿Para un hombre soltero en sus 30´s es posible entender correctamente las necesidades de una mujer? ¿Puede entender el trauma de un divorcio o de caer en bancarrota? ¿Cuánto puede entender de una enfermedad crónica o de los estragos de la vida?
Obviamente Él no experimentó todas las enfermedades humanas, pero eso no es tan importante porque Él entiende el corazón humano muy íntimamente. Él experimentó dolor, calamidad, rechazo, injusticia y traición. Él sintió la angustia de cada una de estas experiencias, y Él sabe lo difícil que es para un ser humano resistirse, sobreponerse y aprender de nuestras experiencias y seguir adelante.
Jesucristo conoce nuestro carácter y la verdadera esencia de la humanidad. Por eso es que podemos considerarlo como nuestro único y absoluto mejor amigo. “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Jesús entiende el cansancio y la necesidad de estar solos
En una ocasión después de haber enseñado y de haber sanado a muchos entre la multitud que lo seguía, Jesús se subió a un bote para cruzar el Mar de Galilea con sus discípulos. Una fuerte tormenta se levantó, pero Él estaba muy cansado y dormía mientras esto sucedía, hasta que sus discípulos lo despertaron porque temieron por sus vidas (Mateo 8:24-25). En otro momento, la Biblia nos dice que descansó en el pozo de Samaria porque estaba físicamente cansado.
Los discípulos regresaron cansados después de haber sido enviados en parejas por toda la región a enseñar, a ungir y a realizar otras obras poderosas de Dios. Viendo y entendiendo esta situación, Jesús los llevó a un “lugar desierto”, un lugar tranquilo donde pudieran descansar y recuperarse (Marcos 6:31-32).
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29-30). Definitivamente es un amigo al que le podemos confiar nuestros problemas más molestos, y podemos estar seguros de que está pendiente de nuestras circunstancias y nos va ayudar a superarlas.
Jesús realmente entiende los problemas de la gente
Muchos de nuestros conflictos tienen que ver con miembros de nuestra familia o amigos más cercanos. Tratamos de llevarnos bien con las personas que nos rodean constantemente —jefes, compañeros de trabajo, vecinos y más personas. Pero puede resultar complicado llevarse bien con todos, lo que genera rabia y frustración.
Jesús experimentó problemas similares. Sus propios hermanos no creían en Él y se frustraban cuando se rehusaba a mostrar sus poderes en público (Juan 7:3-5). Sus discípulos novatos se veían abrumados a veces por la ambición, y discutían “quien sería el mayor” (Lucas 9:46). Él fue criticado por la comunidad religiosa por no tener ningún nivel de estudio (Juan 7:15).
Jesús sufrió insultos y humillaciones debido a que provenía de Nazaret en Galilea, un lugar que no era muy prestigioso para ser criado. Incluso uno que más tarde se convertiría en discípulo, preguntó: “¿de Nazaret puede salir algo de bueno? (Juan 1:46).
Después, en el momento en que más lo necesitaba, después de que uno de sus mejores amigos lo traicionó por dinero, ¡el resto de sus discípulos lo abandonaron! En el jardín de Getsemaní, sus discípulos huyeron tan pronto vieron que Él iba a ser arrestado, dejándolo solo para enfrentar a las autoridades religiosas y sus soldados.
Al día siguiente muchos de sus discípulos estaban todavía tan asustados que no querían que se les viera en público cerca al sitio de la crucifixión: “Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas” (Lucas 23:49). Los problemas y el estrés severo pueden a menudo convertirse en una verdadera prueba para la amistad. Jesús entiende esto y jamás nos va abandonar.
Jesús puede entender realmente el trauma emocional de la violencia y el abuso
La golpiza que recibió Jesús antes de ser crucificado fue tan brutal y tan intensa como cualquier enfermedad o herida que cualquiera de nosotros pueda llegar a experimentar en algún momento. En sus últimas horas como ser humano, fue acusado falsamente, insultado y escupido antes de ser azotado.
El azote romano era un látigo con múltiples extensiones que a menudo tenía pedazos de metal o de hueso incrustados en las correas. Algunos convictos morían por estos azotes incluso antes de ser crucificados. De Él fue profetizado: “Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres” (Isaías 52:14).
Después fue crucificado en un madero, con clavos que traspasaban sus manos o muñecas y también sus pies o tobillos. Abandonado para que muriera en angustia e ignominia para pagar por nuestros pecados, Él entiende cuando nosotros luchamos contra las pruebas y adversidades de la vida.
Existen asuntos personales muy profundos que sólo deben comunicársele a Dios
Existe un viejo dicho que dice: “No le cuentes todo a tu amigo. Porque si él se convierte en tu enemigo, tus secretos por todo el mundo estarán”. Tristemente en parte es verdad.
En Salmos 73, Asaf estaba luchando con una confusión interna. No podía resolver unas dudas que tenía con respecto al propósito de Dios. No era responsable revelar esas preocupaciones o dudas a sus amigos humanos, ya que podría preocuparlos innecesariamente o incluso hacerlos cuestionarse de una manera equivocada (Salmos 73:15).
La solución era llevarle esos pensamientos confusos a Dios (vv. 16-17). Sólo a Dios que es el único que puede aclarar esas dudas internas. En esos momentos, Dios era el único que podía ser su amigo. Es en estos momentos en que la amistad con Dios supera con creces cualquier cosa que un confidente o amigo humano pueda ofrecer.
¡Nuestro amigo perfecto!
Si usted se identifica con alguno de esos ejemplos, puede tener la plena certeza que usted tiene un sumo sacerdote fiel que conoce lo que significa luchar y sufrir. Él está totalmente capacitado para transmitirle al Padre cuán profundo es su sufrimiento. Él es el mejor amigo que usted pueda tener.
¡Mientras se acerca ante el trono de la gracia confiadamente en oración (Hebreos 4:16), puede estar seguro de que con cada herida que sufre, Jesús es nuestro sumo sacerdote misericordioso que escucha, conoce y verdaderamente sabe cómo se siente usted!
Podemos desnudar nuestra alma ante Dios el Padre, y nuestro amigo y sumo sacerdote va a interceder a favor de nosotros y va a estar ahí para apoyarlo y animarlo.
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