Todos sabemos el dolor que causa el hecho de que nuestras conversaciones privadas estén en boca de todo el mundo. ¿Cómo podemos prevenir esto, y cómo podemos evitar el chisme nosotros?
Era una tarde típica, y había sido un largo día atendiendo clientes. Jaime y Liliana (los nombres fueron cambiados para proteger su identidad) eran mi última cita, y las cosas no estaban bien.
Jaime estaba sentado en el sofá, dándole la espalda a Liliana, lleno de frustración, se rehusaba a mirarla a los ojos. “Cada vez que peleamos, ella corre a su madre o a su amiga”, se quejaba él. “¿Por qué no podemos dejar las cosas sólo entre los dos?”. Estamos en un punto en el que ya no confíó en ella para nada.
Jaime estaba hastiado de la falta de confidencialidad y privacidad que él sentía merecía por ser el esposo de Liliana y esto estaba causando muchísimos problemas en su matrimonio.
La necesidad de confidencialidad
Berta era una jovencita de 16 años que también tenía problemas por lo mismo. Transcurrieron varios meses hasta que pudo confiar en mí. Ella me dijo: “mi madre repite todo lo que le digo a las personas y lo tergiversa. He aprendido a no compartir nada, porque mi madre usualmente se da cuenta y entonces estoy en problemas”.
Jeremías, de 22 años, todavía estaba en casa de sus padres pero estaba lleno de sentimientos de resentimiento hacia su familia, especialmente su hermano, por todo el drama que habían tenido que vivir con los años, como consecuencia del chisme familiar.
¿Tiene una historia similar? ¿Ha traicionado alguien las palabras que usted le ha dicho en privado?
La información que es compartida con otros en confianza significa que debe ser conservada en privado. No hacerlo así implica que hemos roto la confianza o la confidencialidad. En un escenario profesional la ley requiere que los terapistas protejan la información del cliente, ¿pero qué podemos decir el resto de nosotros? ¿A quién le respondemos?
¡Las palabras pueden herirme!
Con cada uno de mis clientes mencionados anteriormente, se había hecho un gran daño, algunas veces irreparable, y todo por una pequeña parte del cuerpo: ¡la lengua!
En la Biblia, Santiago habla al respecto de la lengua, cuando la describe como “un fuego, un mundo de maldad” (Santiago 3:6), y luego prosigue diciendo que “ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal” (v. 8).
¿Todos hemos recibido tal veneno, verdad? Y a la vez, todos hemos sido responsables de esparcirlo también, ¿verdad?
Si bien las leyes humanas no hacen responsable a la persona promedio de domar su lengua, hay alguien más que si lo hace: ¡Dios! La Biblia está llena de versículos que hablan de esto. En Proverbios 11:13 Dios dice: “El que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda todo”.
Tres claves para proteger su confidencialidad
¿Tenemos el derecho de esperar confidencialidad de otros, no sólo de profesionales contratados?
Claro que sí. A continuación les daremos tres claves para ayudarle a que sus palabras sean tratadas con la discreción que merecen.
1. ¡Pídala!
Vivimos en un mundo de información, y si bien deberíamos poder esperar que otros respeten nuestra privacidad, con frecuencia no lo hacen. Por lo tanto es importante que las personas sepan que lo que vamos a compartir es sólo para ellas. Si no podemos tener esa garantía, entonces sabemos que no vamos a compartir nada más.
2. Haga la prueba
Sea selectivo con respecto a las personas en que usted confía. Afrontémoslo —no todas las personas son igualmente dignas de confianza. ¿Cuán bien conoce usted a la persona a la que le está abriendo su corazón? ¿Se sentirá incómodo después de compartir sus cosas personales, o ha sido probada esta relación a través del tiempo? Si usted no está seguro, comparta cosas que no importen demasiado si la persona las divulga a las demás. Luego, si hay chismes por eso, usted habrá aprendido una lección valiosa acerca de la persona.
3. Deje de hablar
Algunas veces pareciera que simplemente no sabemos cuándo debemos dejar de compartir información. Cuando dudemos, no lo hagamos. Es mejor hablar sólo con un gran amigo que nos escucha incondicionalmente y nunca repite nuestras conversaciones privadas que confiar en cualquiera que nos escucha, solamente para ser heridos después por haber soltado nuestra lengua.
Pero no olvidemos que algunas veces aquél que nos hiere lo hace por nuestra incapacidad para quedarnos callados. ¿Cuántas veces hemos dañado una amistad porque repetimos algo que no deberíamos repetir? Este punto es importante tanto para el compartir como para el repetir.
Hay un ejercicio interesante y es mirar los sinónimos de la palabra chisme. Se sorprenderá de saber que uno de ellos es charla ociosa. Cuando uno está relajado con los amigos puede ser fácil empezar a hablar acerca de lo que fulano dijo e hizo, y las opiniones que tengamos al respecto. Parece inocente, ¿verdad? Pero con mucha frecuencia, ¡no, no lo es! Sin embargo esta clase de chisme puede ser algo peligrosamente adictivo.
Si uno se da cuenta que tiene un problema porque habla demasiado, ¿qué puede hacer?
Esté alerta de las cosas que aflojan la lengua
A continuación les mostraremos cinco cosas de las que debemos estar en guardia para evitar el chisme:
El primer elemento que afloja la lengua: el alcohol
El alcohol puede destruir las mejores intenciones cuando se trata de guardar las confidencias de las personas. Un trago y después muchos, y las inhibiciones desaparecen y usted puede de súbito encontrarse compartiendo o participando de una sesión de charla ociosa que llega para atraparlo. Usted siempre debe mantener el control (vea el artículo “Uso y abuso del alcohol”).
El segundo elemento que afloja la lengua: las charlas en grupo
Es natural unirse a un grupo en el que están criticando a alguien, aunque usted se sienta incómodo de hacerlo. Al fin y al cabo, ¡todos queremos encajar en el grupo! Usted puede estar en medio de un grupo que quiere chismear y tal vez trate de cambiar la conversación. Si es manejado de una manera habilidosa, la mayor parte del grupo jamás se dará cuenta de lo que usted ha hecho. Usted tal vez haya ayudado a evitar el dolor y la tristeza que viene del chisme.
La verdad es que hay muchas cosas de las que podemos hablar con otros sin que tengamos que hablar de asuntos privados. Puede tomar práctica, pero las conversaciones que surgen de compartir ideas pueden ser muy estimulantes.
El tercer elemento que afloja la lengua: el deseo de pertenecer o encajar
El deseo de ser parte del círculo puede ser algo poderoso, un tema candente. Nos sentimos especiales cuando las personas confían en nosotros y esto nos da un sentido artificial de cercanía. A la vez, podemos sentirnos presionadas a compartir información de otro para mantener ese sentido de cercanía. Pero recuerde, es más importante honrar la confianza.
El cuarto elemento que afloja la lengua: buscar validación
Cuando nos sentimos heridos o estamos airados con algo o con alguien, es natural que queramos validación de los más cercanos a nosotros. Generalmente nuestros amigos y nuestra familia casi siempre van a estar prejuiciados a favor nuestro, así que rápidamente se solidarizan y sienten conmiseración con nuestro dolor. Si llevamos nuestros problemas a ellos, con frecuencia revelaremos más de lo que deberíamos; y ellos a su vez, discuten nuestros problemas con otros que también nos conocen. Una cosa lleva a otra, y antes de que nos demos cuenta, hay gran información, incompleta y aun falsa, que se ha propagado alrededor, haciendo más daño que la ofensa original.
En vez de buscar validación, un enfoque mejor es buscar un consejo sabio. De esta forma no solo limitaremos el número de personas con las cuales vamos a hablar, sino que además escogeremos a aquellos que tengan la sabiduría proveniente de su entrenamiento o su propia experiencia. ¡Estaremos buscando ayuda en vez de simplemente un grupo de personas que nos diga que tenemos la razón!
El quinto elemento que afloja la lengua: una pobre autoestima
Tal vez terminemos en el chisme porque nos sentimos inferiores o inseguros. Tener conocimiento o información para compartir con otros puede darnos un sentido de poder o de control. También puede ser una forma de evitar una confrontación directa. En vez de ir a la persona directamente y tratar de resolver el problema, como Mateo 18:15 nos instruye a hacerlo, tomamos el camino fácil de ventilar nuestras frustraciones con otros.
Cada uno de nosotros ha caído víctima de por lo menos uno de estos cinco elementos que afloja la lengua en algún momento de nuestra vida. Pero la verdadera amistad significa proteger a nuestros seres queridos del daño, incluyendo el daño que el flojo de lengua inevitablemente causa (vea el artículo: “Solo di ‘no’”)
¡No chismee más!
Todos entendemos el dolor y el daño que puede ser causado por las palabras ociosas, los rumores y el chisme. Es probable que cada uno de nosotros haya sido herido cuando nuestras palabras han sido propagadas; y a la vez, también es muy posible que nos hayamos visto involucrados en propagar chismes también.
Hemos dado algunos consejos prácticos para que usted se proteja y proteja a otros. Esperamos que los practique. Si lo hace, tanto usted como sus amigos y familia recibirán el beneficio de ello.
Si desea leer más del tema, vea el artículo “El dominio de la lengua: ¿qué opina Dios del chisme?”.