Las condiciones económicas alrededor del mundo están haciendo más difícil la vida de millones de personas. ¿Qué nos dice la Biblia acerca de cómo protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias?
A medida que los precios aumentan en todo el mundo, la economía de las familias está llegando a un punto de quiebre.
Parte del problema es que la economía mundial está enfrentando severos desafíos. Según un reciente reporte de las Naciones Unidas, “Las expectativas de crecimiento mundial han disminuido significativamente ante la realidad de la guerra en Ucrania, el alza de los precios de la energía, los alimentos y las materias primas, la creciente inflación y las restrictivas posturas en cuanto a políticas monetarias que algunos bancos centrales han adoptado”.
Los bancos centrales están aumentando las tasas de interés para combatir la mayor tasa de inflación que hemos visto en décadas. Pero al mismo tiempo, intentan evitar que la economía entre en recesión. Sin embargo, algunos economistas piensan que varios países ya se encuentran en recesión o pronto lo harán.
A los expertos en finanzas también les preocupa que muchos de los países más prósperos del mundo podrían estar entrando en un período de estanflación —un estado de inflación elevada, alto desempleo y una economía estancada.
Aumento en los precios de la energía
El aumento de los precios de la energía está afectando a muchas personas alrededor del mundo. Con la pérdida del gas ruso debido al cierre del gasoducto Nord Stream, los países europeos enfrentan una crisis energética de proporciones épicas.
“Según los precios de futuros actuales, el gasto anual en electricidad y gas de los consumidores y las empresas de la Unión Europea podría elevarse a la abrumadora cifra de €1,4 trillones, estima el banco Morgan Stanley. En los años recientes, este gasto fue de €200 mil millones” (The Economist, 8 de septiembre de 2022). ¡El costo será siete veces mayor!
Un estudio de la Universidad de York dice que, debido a este impactante incremento de precio, para enero del 2023 más de tres cuartos de los hogares del Reino Unido se encontrarán en pobreza energética —es decir, serán incapaces de mantener una temperatura adecuada en sus casas a un precio razonable en relación con sus ingresos.
Si bien los europeos experimentarán algunas de las mayores alzas de precios en energía —y los políticos ya están considerando subsidios energéticos para los pobres— el aumento de precios también se ha sentido en todo el mundo.
“El índice de precio de la energía del Banco Mundial aumentó 26,3 por ciento entre enero y abril del 2022, además de un aumento del 50 por ciento entre enero del 2020 y diciembre del 2021. Este incremento es causado por grandes aumentos en los precios del carbón, el petróleo y el gas natural. En términos nominales, el precio del crudo aumentó 350 por ciento entre abril del 2020 y abril del 2022 —el mayor incremento en un intervalo de dos años desde los setenta” (Worldbank.org).
Aumento del precio de los alimentos
Además del creciente costo de la energía, para las familias es cada vez más costoso comprar comida. La interrupción de las inmensas exportaciones de Ucrania ha sido un factor significativo. Aunque el grano ucraniano ahora está siendo exportado gracias a un acuerdo entre Rusia y Ucrania, los agricultores ucranianos deben decidir si van a plantar para el próximo año, debido a las dificultades de trabajar la tierra en una zona de guerra activa.
Juntos, Rusia y Ucrania producían aproximadamente un tercio de las exportaciones de trigo a nivel mundial. La combinación de la guerra en Ucrania y las sanciones de occidente que restringen el comercio con Rusia empeorará la escasez global.
Además, muchos agricultores alrededor del mundo están enfrentando una escasez de fertilizantes debido a la interrupción del comercio con Rusia, que era el mayor exportador del mundo de aditivos con nitrógeno para el suelo.
Pero el aumento de precios de los alimentos no se debe exclusivamente al conflicto ruso-ucraniano. Como lo expresaron en Deloitte Insights el 31 de mayo de 2022: “Los precios han ido aumentando —y abruptamente— desde mediados del 2020. Entre mayo del 2020 y febrero del 2022, el Índice de precios de los alimentos de la FAO aumentó 55,2 %, impulsado por un aumento de 159,4 % en los precios de los aceites comestibles, además de un fuerte aumento de los precios del azúcar, los lácteos y los cereales”.
Si bien el aumento de precios de los alimentos afectará a todos, las familias con presupuestos ajustados serán las más afectadas. Y, aunque las autoridades ofrezcan subsidios para energía y comida a los hogares con menores ingresos, el descontento social que podría llevar a la caída de algunos gobiernos también se convertirá en un riesgo latente.
Inflación, menores sueldos, desempleo
Aunque el aumento de los precios de la energía y los alimentos es el problema más inmediato que las familias tendrán que enfrentar, los constantes efectos de la inflación, sin aumentos comparables de los sueldos complicarán aún más las cosas.
Y cuando las tasas de interés aumentan, generalmente también se eleva el desempleo. Mientras más tiempo se mantengan las tendencias financieras actuales, es más probable que estos factores hagan más difícil el desafío de proveer para una familia.
Consejos financieros de la Biblia
Aunque la Biblia no es un libro acerca de economía, Dios se interesa mucho por la humanidad, en su libro de instrucciones para los seres humanos —la Santa Biblia— encontramos principios útiles de planificación financiera que tienen el respaldo del Dios Creador.
A continuación estudiaremos tres de esos principios bíblicos.
1. Orar (pedir ayuda a Dios)
Cuando enfrentamos dificultades para proveer para nuestra familia, lo primero que deberíamos hacer es llevarle nuestro problema a Dios. En su ejemplo de oración, Cristo mencionó los temas por los que deberíamos orar. Una de nuestras peticiones debería ser: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Mateo 6:11).
En esta misma sección de la enseñanza de Jesús llamada el Sermón del Monte, Cristo reitera: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8).
Tener un presupuesto puede disminuir la ansiedad e incertidumbre que experimentamos cuando nuestras finanzas son limitadas.
Esto no significa que deberíamos quedarnos de brazos cruzados. Debemos hacer un presupuesto (vea el punto 3) y trabajar como si todo dependiera de nosotros; pero al mismo tiempo, orar fervientemente sabiendo que en realidad todo depende de Dios.
Por supuesto, el pan de cada día no es lo único que debemos pedirle a Dios, hay cosas mucho más importantes.
La mayor prioridad en nuestras vidas debe ser entrar al Reino de Dios, lo cual implica esforzarnos por vivir de acuerdo con sus mandamientos. Al hablar de las cosas físicas que necesitamos para sustentarnos, y de la importancia de poner a Dios primero en nuestra vida, Jesucristo dijo: “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
A lo largo de la Biblia encontramos relatos que muestran cómo Dios ha provisto para sus siervos fieles en tiempos de hambre y angustia (Job 5:20; 2 Reyes 4:1-7; 2 Crónicas 20:9). Dios puede hacer, y hará, lo mismo para quienes ponen su confianza en Él en la actualidad. Como dijo Isaías: “He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír” (Isaías 59:1).
2. Debemos darle a Dios su parte
Otro concepto importante que debemos recordar es que somos inquilinos temporales en una tierra de la que Dios es dueño. Todo el planeta le pertenece a Él. Cómo Él mismo explica, “mía es toda la tierra” (Éxodo 19:5) y “mía es la plata, y mío es el oro” (Hageo 2:8).
Como dueño de todo lo que nos rodea, y como un Padre que quiere bendecirnos, Dios tiene algunas instrucciones básicas que debemos seguir si queremos su bendición y favor.
Una de las maneras en que obedecemos y honramos a Dios es pagando nuestros diezmos y nuestras ofrendas. Diezmar es darle a Él la décima parte de las ganancias que recibimos por nuestro trabajo remunerado (Levítico 27:32). Las ofrendas son regalos adicionales que le damos según nuestra capacidad en ocasiones especiales, como sus días santos anuales (Deuteronomio 16:16).
Tal vez suene contraintuitivo dar dinero para recibir bendiciones financieras, pero ésa es exactamente la instrucción de Dios.
“¿Robará el hombre a Dios?”, pregunta Él, “Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas… Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Eterno de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:8, 10).
Dar el diezmo y ofrendas requiere de fe. Pero fe es lo que Dios desea y exige como condición para bendecirnos.
Para más detalles, vea: “Diezmar: ¿qué es?” y “3 razones por las que usted debería diezmar”.
3. Hacer un presupuesto
Una vez que le hemos dado “a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21), necesitamos planificar cómo gastaremos el resto de nuestro dinero. Un plan para que nuestros gastos no excedan nuestros ingresos se llama presupuesto. Tener un presupuesto puede disminuir la ansiedad e incertidumbre que experimentamos cuando nuestras finanzas son limitadas.
Un buen ejemplo de lo que es planificar por adelantado para las necesidades del hogar se encuentra en Proverbios 27: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tu rebaño… Saldrá la grama, aparecerá la hierba, y se segarán las hierbas de los montes. Los corderos son para tus vestidos, y los cabritos para el precio del campo; y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, para mantenimiento de tu casa, y para sustento de tus criadas” (vv. 23, 25-27).
Para que un presupuesto sea útil, nuestros ingresos deben ser mayores que nuestros gastos. Si éste no es el caso, tenemos dos opciones básicas: aumentar nuestros ingresos (tal vez buscando un segundo trabajo o comenzando un pequeño negocio desde casa) o reducir nuestros gastos (si disminuimos o eliminamos algunas cosas de las que podemos prescindir).
Si desea más detalles y un ejemplo de presupuesto, vea “La Biblia, su dinero y usted”.
Estos tres principios de administración financiera son un buen fundamento para el éxito de individuos y familias.
Si desea más información acerca de cómo administrar su dinero, vea los artículos de la sección de nuestro sitio web “Principios Fundamentales para Manejar las Finanzas Familiares”.