El concepto de “renuncia silenciosa” ha sacado a la luz algunos de los problemas reales que los trabajadores enfrentan en la actualidad. Pero ¿es correcto renunciar silenciosamente? ¿Qué dice la Biblia al respecto?
En 1999 se estrenó una película cómica cuyo personaje principal detestaba su empleo. A lo largo de la trama, este personaje hacía alarde de su desinterés y demostraba abiertamente que sólo hacía el mínimo esfuerzo en el trabajo.
Cuando le preguntan acerca de su desempeño laboral, el personaje confiesa: “Mi única motivación real es no meterme en problemas, eso y el miedo a perder mi trabajo. Pero ya saben… eso sólo logra que uno trabaje lo suficiente como para no ser despedido” (Office Space).
Lo que esta película usó como fuente de comedia: un empleado insatisfecho que hacía el mínimo esfuerzo, ahora tiene un nombre popular: “renuncia silenciosa”.
¿Qué es la renuncia silenciosa?
Renuncia silenciosa describe la actitud de aquellos empleados que expresan su insatisfacción con el trabajo haciendo sólo el mínimo esfuerzo y, a veces, sólo lo necesario para no ser despedidos.
En otras palabras, quienes renuncian silenciosamente se desconectan mentalmente de su trabajo. En lugar de hacer su máximo esfuerzo, hacen sólo las tareas que se describen específicamente en sus requerimientos laborales, nada más, nada menos.
Algunos comportamientos comúnmente asociados con la renuncia silenciosa son:
- Trabajar sólo las horas requeridas, ni un segundo más.
- Rehusarse a responder correos fuera del horario de trabajo.
- Ser abiertamente cínicos con su empleador.
- Rehusarse a correr “la milla extra” más allá de las tareas normales.
- Rehusarse a trabajar e interactuar con sus colegas.
Algunos describen esta actitud como “actuar el salario”, es decir, hacer sólo el trabajo que se considera justo según la remuneración recibida y nada más.
¿Por qué los empleados están renunciando silenciosamente?
Una encuesta de Gallup realizada en el 2022 encontró que al menos 50 por ciento de los trabajadores estadounidenses practica una forma de renuncia silenciosa y 18 por ciento está “activamente desconectado”.
Pero para entender este problema, debemos considerar algunos de los factores causantes:
- Remuneración insuficiente e inflación. Muchos trabajadores se sienten frustrados porque su salario no ha aumentado al mismo ritmo que la inflación. La inflación los ha hecho sentir que están haciendo el mismo trabajo (o más) por menos dinero.
- Sensación de menosprecio. Muchos empleados dicen sentirse menospreciados por sus empleadores, quienes continuamente les piden más y más, pero se rehúsan a compensarlos por las tareas extra o a respetar su tiempo personal.
- Desánimo. Muchos trabajadores, especialmente los jóvenes adultos, se sienten estafados por no tener acceso a lo que generaciones pasadas de clase media disfrutaron, como una casa propia, un estilo de vida cómodo y la capacidad de retirarse a una edad razonable.
- Agotamiento. Muchos sienten que los requisitos de su trabajo han invadido su vida personal. Dado que sienten que su equilibrio vida-trabajo está comprometido, reaccionan.
Estos problemas no deberían ser ignorados. Los empleadores deberían percibir esta tendencia como un llamado de atención, y deberían reconsiderar cuánto les están exigiendo a sus empleados y cómo los están recompensando.
Sin embargo, los empleados también deben entender que la solución no es tan simple como mover una varita mágica, pedir menos y pagar más. Los negocios también están enfrentando realidades económicas que, en muchos casos, dificultan o imposibilitan estas soluciones.
Tal vez el primer paso es que ambas partes, con una actitud de respeto mutuo, entiendan mejor los desafíos que la otra parte enfrenta. Lamentablemente, ésta es una perspectiva que raramente se practica en la actualidad.
¿Qué dice la Biblia acerca del equilibrio vida-trabajo?
Según sus partidarios, la renuncia silenciosa es sólo una manera de defender el equilibrio vida-trabajo, rechazando cualquier exigencia que sobrepase los requisitos mínimos.
La Biblia ciertamente enseña que es importante tener un equilibrio en todas las áreas de nuestra vida, especialmente cuando se trata de nuestra vida personal y laboral. De hecho, Dios incluyó este principio en los Diez Mandamientos. El Cuarto Mandamiento nos instruye que debemos descansar el séptimo día de cada semana: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna” (Éxodo 20:9-10).
El propósito principal del sábado es que tengamos un día para acercarnos a Dios, pero su propósito secundario es que tengamos un día para descansar físicamente de nuestras labores diarias. Muchos estudios han confirmado que tener un día de descanso semanal es clave para la buena salud.
Los cristianos deberíamos ser intransigentes con el sábado cuando se trata de trabajo. Cuando el sol se oculta el viernes por la tarde, debemos dejar de hacer nuestros trabajos normales durante 24 horas. Nada de correos laborales. Nada de estrés laboral. (Si desea profundizar en el tema, puede leer “¿Cómo debería guardar el sábado un cristiano verdadero?”.)
Por otro lado, los seis días de la semana restantes también deberían incluir tiempo de descanso y esparcimiento. La Biblia demuestra el valor de dormir adecuadamente cada noche (Salmos 4:8; Proverbios 3:24; Eclesiastés 5:10) y también nos enseña que debemos tener un equilibrio entre trabajo, educación, pasatiempos y recreación (Eclesiastés 2:24; 3:4; 8:15; Proverbios 9:9; 17:22).
Jesús entendió y practicó estos principios cuando se alejaba del ajetreo y el bullicio de su ministerio (Mateo 14:23; Lucas 5:16).
El “trabajolismo” y tener un estilo de vida de ansiedad constante no es sano. La Biblia nos instruye: “Por nada estéis afanosos” (Filipenses 4:6) y presenta el exceso de ocupación como un factor muy negativo (Daniel 12:4; Lucas 10:41).
¿Qué dice la Biblia acerca de nuestro enfoque en cuanto al trabajo?
El problema real de la renuncia silenciosa es la actitud que hay detrás. Las descripciones de este fenómeno generalmente incluyen palabras y frases como desconectado, sin dar “la milla extra”, iniciativa disminuida y, a veces, aislamiento.
Si bien la Biblia no apoya la adicción al trabajo, sí enseña que tener una buena ética de trabajo es importante tanto física como espiritualmente.
El libro de Proverbios usa la palabra diligente para describir la actitud correcta que deberíamos tener con respecto al trabajo (Proverbios 10:4; 13:4; 21:5; 27:23). Merriam-Webster.com define diligente como algo que es: “caracterizado por un esfuerzo constante, serio y energético”. Esta palabra resume la perspectiva bíblica del trabajo:
- Constante: constantemente deberíamos dar lo mejor de nuestro esfuerzo y enfoque a nuestro trabajo.
- Serio: deberíamos valorar nuestro trabajo y hacerlo con seriedad.
- Energético: deberíamos poner toda nuestra energía y nuestro esfuerzo en nuestro trabajo cuando estamos dentro del horario laboral.
En otras palabras, aplique la sabiduría de Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”. No haga sólo el mínimo esfuerzo, dé todo en su trabajo durante su horario laboral.
Los trabajadores pueden enfrentar dificultades genuinas en la actualidad, pero la renuncia silenciosa no es la solución.
Sí, muchos están comprensiblemente desanimados por las realidades de nuestro tiempo, como la inflación y las cargas laborales. Sabemos que muchos se sienten atrapados en trabajos donde reciben sólo lo suficiente para pagar las cuentas, pero no lo suficiente para mejorar su estilo de vida. Sabemos que hay empleadores que esperan más por menos.
El punto es: si tomamos la Biblia en serio, tenemos que aplicar sus directrices cuidadosamente a pesar de nuestras circunstancias personales. La Biblia nos instruye que debemos trabajar con diligencia haciendo nuestro mejor esfuerzo y poniendo nuestra energía y nuestro enfoque en el trabajo. Esto sin duda traerá beneficios físicos y nuevas oportunidades para nosotros, pero no se trata de un principio meramente físico.
Es principalmente un principio espiritual.
En esencia, la Biblia dice que debemos trabajar como si Dios mismo fuera nuestro empleador (Efesios 6:5-7; Colosenses 3:22-23). Los cristianos debemos esforzarnos por mostrar respeto y honor siempre que interactuamos con nuestros supervisores (1 Timoteo 6:1). Este enfoque puede cambiar nuestra perspectiva acerca de las circunstancias físicas en que nos encontramos y ayudarnos a mantener una actitud adecuada.
También es una oportunidad para ser un ejemplo. Si trabajamos duro y mantenemos una actitud de respeto, nuestro ejemplo brillará como una luz y nos ayudará a destacarnos positivamente (Mateo 5:16).
A fin de cuentas, los cristianos tenemos un llamamiento mucho mayor: un llamamiento a crecer en el carácter de Dios y a prepararnos para servir en su Reino. Aprenda más en nuestro folleto gratuito El mundo que vendrá: cómo será.
Cuatro alternativas a la renuncia silenciosa
Si usted se siente insatisfecho en su trabajo, éstas son cuatro alternativas para enfrentar una situación desalentadora de mejor manera:
- Sea abierto y honesto. Si siente que su empleo no le permite tener un buen equilibrio vida-trabajo, tenga una conversación franca y respetuosa con su supervisor acerca del tema. Con prudencia puede informarle sus límites respetuosamente y al mismo tiempo ser razonable en caso de emergencias. Esto es mejor que reprimir su frustración y expresarla con agresividad pasiva en su desempeño.
- No se niegue a correr la “milla extra”. El principio de “correr la milla extra” proviene de Jesucristo (Mateo 5:40-42). Cristo enseñó que, si una autoridad nos pide hacer algo, deberíamos hacer incluso más. Ir más allá de lo requerido es otra manera de aplicar Eclesiastés 9:10. No rechace este principio, pero tampoco permita que otros abusen de usted. Encuentre el equilibrio.
- Intente encontrar un propósito en su trabajo. Es comprensible que se sienta insatisfecho si no encuentra propósito en su trabajo. En algunos empleos, tal vez se necesite profundizar un poco para ver cómo su trabajo beneficia no sólo a su empleador, sino también a su comunidad y sociedad.
- Si la situación parece irremediable, busque alternativas. Si sus esfuerzos genuinos para establecer límites y encontrar propósito en su trabajo parecen inefectivos, entonces la mejor opción podría ser buscar un nuevo empleo. No existe un principio bíblico que nos obligue a permanecer en un empleo donde nos sentimos amargados o agotados.
Los trabajadores pueden enfrentar dificultades genuinas en la actualidad, pero la renuncia silenciosa no es la solución.