El eslogan resalta cada año en todo, desde las vallas publicitarias hasta las calcomanías en los parachoques, señales en las iglesias y tarjetas de saludo, hasta camisetas y sermones —¡“Jesús es la razón de la temporada”! Junto con un eslogan similar: “traer de vuelta a Cristo a la Navidad”, son intentos de las personas por luchar contra el secularismo de la Navidad, su comercio y superficialidad.
¿Pero tienen estos dichos algo de verdad para ellos?
Sólo unas pocas semanas antes, en algunos países, incluyendo los Estados Unidos y Canadá, celebran otra gran festividad —el día de Acción de Gracias— que fue instituida para reconocer al Dios Creador como la fuente de todas sus bendiciones nacionales.
Estas dos celebraciones agendan lo que se llama “la temporada de fiestas”, y ambas afirman tener sus raíces en honrar a Dios y/o a Jesús.
Pero, ¿es verdad? ¿Realmente es Jesús la razón de la temporada?
¡Una mirada cuidadosa al día de Acción de Gracias y la Navidad es muy reveladora!
Día de Acción de Gracias
Él debería ser la razón, pero está perdiendo terreno.
La gratitud es una cualidad esencial para nuestro bienestar personal y el de la sociedad —es un bien comprobado para, entre muchas cosas, aumentar nuestra salud psicológica y física, fortaleciendo las relaciones y aumentando la empatía, en tanto que reduce el materialismo y el egocentrismo.
¿Gratitud hacia quién?
En el día de Acción de Gracias, una investigación realizada por Lifeway informó que “cerca de dos tercios (63 por ciento) dijeron que le daban gracias a Dios”. O puesto de otra forma, casi el 40 por ciento no le da gracias a Dios. Y un siete por ciento de los norteamericanos dicen que no dan gracias de nada en este día.
Si éstas son las estadísticas de un día nacionalmente dedicado a dar gracias, ¿cuáles son los porcentajes en los días en que la gratitud no está tan presente para nosotros?
En 1863 el presidente Abraham Lincoln convocó a los norteamericanos a “observar el último jueves del próximo noviembre, como un día para dar gracias y alabar a nuestro Padre benefactor que mora en las alturas”, reconociendo humildemente que “nuestras liberaciones y bendiciones”, se “las debemos justamente a Él”.
Pero actualmente no somos los mismos. “En 1863, Norteamérica era una nación cristiana diferente de la que es ahora”, afirmaba el artículo en The Atlantic, noviembre del 2014. “La nación es mucho más diversa a nivel religioso y culturalmente más secular de lo que era cuando fue instituido el día de Acción de Gracias. Una gran mayoría de los norteamericanos se consideran religiosos, pero para muchos otros, la fe religiosa no juega un papel importante en su vida diaria. Y aunque casi 90 por ciento de las personas en Estados Unidos cree en ‘Dios o un espíritu universal’, la fe no tiene mucha trascendencia en la forma en que se habla públicamente del día de Acción de Gracias”.
La gratitud tal vez pueda ser el objetivo de “estos rituales seculares, pero el objeto de la gratitud no es claro. Si las personas no están agradeciendo a Dios, ¿a quién le están agradeciendo?”.
¿Descubriremos algún día que nuestra falta de agradecimiento y nuestro agradecimiento mal enfocado, jugaron un papel en nuestra ruina? La Biblia es muy clara al mostrar los trágicos resultados de aquellos que se rehúsan a reconocer y agradecer a Dios: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:21 énfasis añadido).
Casi por el mismo tiempo en que el apóstol Pablo escribiera estas palabras, el escritor romano Petronio es citado por haber dicho: “la ingratitud es la hija del orgullo”. La Biblia va aún más allá, advirtiéndonos que “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18).
¿Debería ser Jesús (y Dios el Padre), la “razón de la temporada” de Acción de Gracias? Por supuesto —¡Él es la razón de nuestra vida! Deberíamos, de hecho, vivir cada día de nuestra vida con las palabras del Salmo 107:8 en mente: “Alaben la misericordia del Eterno, y sus maravillas para con los hijos de los hombres”.
Navidad
¡Él nunca fue y nunca será la razón!
“Entonces, ¿qué hay de malo en mentirle a nuestros hijos acerca de Santa? Por favor continúe en esta ‘razón de la temporada’ y cómo el solsticio de invierno se convirtió mágicamente en algo de Jesús”.
Nunca cito un meme que está diseñado como algo de humor, como una fuente confiable de información, pero éste capta el meollo del problema —y la hipocresía— en la Navidad como fiesta cristiana.
Pero si usted quiere unas autoridades confiables para verificar los orígenes y prácticas de la Navidad, son más fáciles de encontrar que los divertidos memes. Por ejemplo, Britannica.com afirma cándidamente: “ninguna de las costumbres contemporáneas de la Navidad tiene su origen en afirmaciones teológicas o litúrgicas, y muchas de ellas son relativamente recientes”.
No existe un respaldo bíblico legítimo para ningún aspecto de las celebraciones de la Navidad. Virtualmente todas sus tradiciones —árboles, muérdago, intercambio de regalos, coronas, villancicos, Santa Claus— fueron tomados de la adoración pagana a los falsos dioses.
Un artículo en Los Ángeles Times del 22 de diciembre del 2017 acerca de la Navidad, como muchos en esta época del año, afirma: “En vez de ser religiosos, sus orígenes son seculares y comerciales, incluso profanos”.
No existe un respaldo bíblico legítimo para ningún aspecto de las celebraciones de la Navidad. Virtualmente todas sus tradiciones —árboles, muérdago, intercambio de regalos, coronas, villancicos, Santa Claus— fueron tomados de la adoración pagana a los falsos dioses.
La verdad es sencilla (perdón por citar otro meme), “los paganos son la razón de la temporada”.
Dios le dijo explícitamente a Israel: “…no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así al Eterno tu Dios” (Deuteronomio 12:30-31).
¿Ha cambiado Dios su parecer? ¿Es correcto ahora? Jesús, citando a Isaías, fue muy claro: “…este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Marcos 7:6-8).
Usted simplemente no puede “traer de vuelta a Cristo a la Navidad”, ¡porque Él nunca fue parte de ella!
Las temporadas que tienen razones
Sin embargo, la Biblia muestra que Jesús, sus apóstoles y la Iglesia primitiva celebraron y adoraron a Dios en ciertas temporadas. Varios siglos después, los líderes corruptos de la iglesia, con el fin de apaciguar y atraer a los no cristianos, abandonaron estos festivales y días santos. Al hacerlo así, ellos perdieron —y ésta no es una afirmación exagerada— ¡el conocimiento del plan de salvación de Dios!
¿Le incomoda la superficialidad, el engaño y la hipocresía de la Navidad? ¿Le da curiosidad saber acerca de los festivales que Jesús guardó y su significado? Entonces puede descargar nuestro folleto gratuito: Las fiestas santas de Dios. Él tiene un plan para usted. Allí podrá ver de la Biblia ¡las sorprendentes verdades acerca de Dios, Jesús y las razones reales de estas temporadas!