La primera mentira registrada en la Biblia ha tenido efectos profundos en la humanidad. ¿Qué podemos aprender de este importante evento? ¿Cuándo reconocerán la verdad los seres humanos?
La búsqueda de la verdad es una tarea desafiante. En nuestro mundo de noticias politizadas, historias conflictivas y sesgos en los medios, la verdad puede ser elusiva.
Incluso cuando pensamos que conocemos la verdad, no es extraño descubrir más tarde que en realidad no era así. Como dice el viejo refrán: “No es lo que no sabes lo que te mete en problemas; es aquello de lo que estás seguro, pero no es verdad”.
Gran parte de nuestras dificultades para determinar la verdad se debe a una interacción entre Eva y Satanás en el jardín de Edén.
La infame conversación está registrada en Génesis 3:1-5: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Eterno Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.
Satanás es el gran engañador
En este antiguo discurso, Satanás engañó a Eva acerca de varios puntos. La relevancia de sus mentiras se refleja en la descripción de Jesús acerca de este ser malvado: “Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).
Estas palabras nos muestran algo importante: Satanás no dijo falsedades por error. Mintió descaradamente. Usó las mentiras con el propósito específico de engañar.
En el resto de este artículo, nos enfocaremos en tres puntos acerca de los cuales Satanás mintió en su conversación con Eva. Estas falsedades han tenido graves repercusiones a través del tiempo y siguen engañando a las personas hoy.
Mentira: A Dios no le importan los humanos
El diablo no desperdició palabras. Su primera frase sentó las bases de la desconfianza que quería sembrar en Eva hacia Dios. Satanás probablemente dijo estas primeras palabras con un tono de incredulidad, fingiendo estar sorprendido: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1).
Las mentiras e insinuaciones de Satanás en su conversación con Eva siguen afectando a la humanidad.
Cuando Eva confirmó que Dios les había prohibido comer de cierto árbol para que no murieran, la serpiente pronunció su conocida mentira: “No moriréis” (v. 4). El padre de mentira acusó Dios de mentir.
Luego continuó el engaño: “sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (v. 5). Satanás estaba diciendo que Dios les había prohibido a los humanos tomar sus propias decisiones a propósito e injustamente.
Con estas palabras, Satanás intentaba convencer a Eva de que Dios era injusto y no se podía confiar en Él. Lamentablemente, la desconfianza en Dios continúa hasta hoy en una forma masiva. Para muchos es difícil creer que a Dios le importan los humanos; muchos lo culpan cuando los niños mueren o cuando los desastres naturales y las guerras matan a gente inocente.
Pero un estudio detallado de la Biblia revela una imagen muy diferente de Dios. Él es el Ser que nos creó y les ofrece bendiciones a quienes le obedecen. Como prueba de su increíble amor por la humanidad, Dios el Padre envió a su Hijo a morir por nuestros pecados para que podamos vivir con Él por la eternidad (Juan 3:16).
Muchos en la actualidad no quieren obedecer a Dios, pero no dudan en culparlo por casi todos los eventos en los que alguien sale lastimado o pierde la vida.
No crea la mentira de Satanás de que a Dios no le importan los humanos y que no necesitamos obedecer sus instrucciones. Dios quiere que nos convirtamos en sus hijos espirituales (Romanos 8:19) y nos ha dado leyes buenas y beneficiosas que, si las obedecemos, nos traerán bendiciones en esta vida y la próxima (1 Timoteo 4:8).
Mentira: Los humanos no mueren
Algunas de las mentiras más exitosas contienen elementos de verdad. Esto fue lo que ocurrió en la conversación de Satanás con Eva.
Satanás dijo que Eva no moriría si comía del fruto prohibido. Y Eva no murió inmediatamente por su pecado. Tampoco Adán murió inmediatamente después de comer lo que Dios había prohibido.
Lo que Satanás dijo era verdad, en ese momento, pero no a largo plazo.
Desde el comienzo, Dios hizo a los humanos como seres físicos mortales. El árbol de la vida en el jardín de Edén representaba la oportunidad de Adán y Eva de recibir la vida eterna; pero perdieron el acceso a ese árbol y lo que representaba cuando pecaron desobedeciendo a Dios (Génesis 3:22-24).
El libro de los Romanos explica que cuando pecamos, la pena de muerte cae sobre nosotros. Como dice Romanos 6:23, “la paga del pecado es muerte”. Y dado que todos los seres humanos hemos pecado, todo merecemos esa pena (Romanos 3:23).
Luego de que Adán y Eva pecaron y perdieron el acceso al árbol de la vida, Dios les explicó: “pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19). No tenían almas inmortales que les permitieran seguir viviendo en otro estado después de su muerte.
En el Antiguo Testamento, el profeta Ezequiel repite dos veces esta verdad fundamental: “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4, 20).
Si bien Adán y Eva siguieron con vida por un tiempo después de comer el fruto prohibido, eventualmente murieron tal como Dios había dicho.
Satanás mintió diciendo que los seres humanos no mueren y la mayoría de la humanidad sigue creyendo esta engañosa ilusión. De hecho, casi cada religión de la Tierra cree que el alma es inmortal y que permanece viva después de que las personas mueren. Para más detalles, vea “Alma inmortal: ¿qué es el alma?”.
Mentira: Los humanos no necesitan la guía de Dios
Otra media verdad engañosa en las palabras del diablo a Eva es que los humanos podemos discernir el bien del mal por nosotros mismos. Aunque es verdad que Dios nos ha dado una mente y habilidades increíbles, muy superiores a las de cualquier animal, la idea de que poseemos las respuestas correctas sin Dios es falsa.
Jeremías dijo claramente que “el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). Y luego agregó: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).
Volviendo al ejemplo del jardín, notemos que Eva usó su propio razonamiento para decidir si comería del árbol que Dios había prohibido:
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:6).
No era incorrecto usar la mente que Dios le había dado. Su error fue no dejarse guiar por las instrucciones de Dios al tomar una decisión.
Actualmente, en lugar de seguir las instrucciones de Dios acerca de cómo vivir, muchas personas creen que pueden decidir su camino sin Él. Consideran sus propios valores superiores y más sabios que los del Creador. Cada vez más personas incluso piensan que la Biblia incita al odio y la rechazan como una fuente de guía moral.
Este razonamiento incorrecto hace eco al de Adán y Eva, y también conduce a la muerte. No crea la mentira de Satanás de que los humanos podemos decidir bien cómo vivir sin Dios.
Efectos continuos de la mentira de Satanás
Las mentiras e insinuaciones de Satanás en su conversación con Eva siguen afectando a la humanidad.
Muchos no confían en Dios, tal como Satanás deseaba. Muchos creen que los humanos tienen un alma inmortal, tal como Satanás sugirió. Y muchos piensan que pueden tomar decisiones iguales o mejores que Dios, tal como Satanás quería que Eva creyera.
La buena noticia es que, tras permitir que los seres humanos experimenten las consecuencias de sus decisiones, Dios intervendrá. Cristo regresará para gobernar la Tierra (Apocalipsis 20:1-3) y entonces todos tendrán la oportunidad de entender la verdad acerca de la primera mentira (Isaías 11:9) además quienes vivan según los mandamientos de Dios podrán acceder a la vida eterna (Apocalipsis 22:14).
Para más detalles sobre lo que ocurrirá tras el regreso de Cristo, vea El mundo que vendrá: cómo será.