Hay muchas ideas humanas acerca del cielo, pero ¿qué nos dice Dios? En este artículo examinaremos los pasajes de la Biblia que responden a la pregunta: ¿dónde está el cielo?
Cuando era niño, me preguntaba si el cielo podría estar al lado opuesto del sol mirando desde la Tierra, lo que explicaría por qué nunca lo vemos.
No soy el único que ha querido averiguar dónde podría estar el cielo. A lo largo de la historia no han faltado las ideas humanas, tradiciones e incluso bromas acerca de este tema.
Ideas humanas acerca del cielo
Mark Twain puede no haber creído en el cielo, pero al parecer le gustaba bromear al respecto. Se le atribuye la siguiente cita: “Ve al cielo por el clima, al infierno por la compañía”, y también: “Viajar ya no tiene ningún encanto para mí. He visto todos los países extranjeros que quería visitar, excepto el cielo y el infierno, y sólo tengo una leve curiosidad acerca de uno de ellos”.
Otros han tenido una mayor curiosidad. Algunos que han tenido experiencias cercanas a la muerte afirman haber visitado el cielo. (Vea el artículo “¿Son reales las experiencias cercanas a la muerte?”).
A lo largo de los siglos, los místicos y pensadores religiosos han escrito acerca de una variedad de cielos:
- Algunos de ellos hablan de siete cielos, siendo el séptimo cielo “el nivel más exaltado del cielo, especialmente el más alto y más santo o bendecido de la serie jerárquica de cielos descritos en la teología judía e islámica” (lexico.com).
- En la Divina comedia, el autor Dante Alighieri, visita poéticamente 10 esferas del cielo, asociadas con la luna, el sol, cinco planetas entonces conocidos, estrellas, así como un cielo cristalino “que transfiere su movimiento a todas las esferas situadas bajo él. Más allá de la esfera cristalina está el cielo inmóvil del Empíreo” (sitio web del Museo Casa di Dante).
El concepto de siete cielos en algunas versiones de la teología judía proviene del pensamiento místico, y en el Islam proviene del Corán. Las ideas de Dante reflejaban la concepción ptolemaica del universo.
Pero ¿qué dice la Santa Biblia?
¿Qué significa el cielo en la Biblia?
Las palabras cielo o cielos en la Biblia pueden referirse a tres conceptos diferentes:
- La atmósfera de la tierra donde vuelan los pájaros (Génesis 1:6-8, 20).
- El espacio, donde están los planetas y las estrellas (Génesis 1:1; Salmos 8:3).
- La morada de Dios donde está su trono (Apocalipsis 4:2).
El apóstol Pablo describe el cielo donde Dios mora como “el tercer cielo” (2 Corintios 12:2). La Biblia no habla de siete ni de diez cielos.
¿Dónde se encuentra el cielo en el universo?
Sabemos dónde están los dos primeros cielos mencionados en la Biblia ya que son parte de nuestro universo físico. Pero el cielo donde se encuentra el trono de Dios es espiritual. Existía antes de que existieran el espacio y el tiempo.
Sabemos dónde están los dos primeros cielos mencionados en la Biblia ya que son parte de nuestro universo físico. Pero el cielo donde se encuentra el trono de Dios es espiritual. Existía antes de que existieran el espacio y el tiempo, y se podría decir que es antes del universo y más allá del universo. El cielo donde se encuentra el trono de Dios no pertenece a ninguna de las dimensiones físicas que conocemos, por lo que puede parecer innecesario incluso preguntarse “¿dónde está el cielo?”.
Pero Dios entiende nuestras mentes limitadas, y Él usa analogías y habla de cosas espirituales en términos físicos para ayudarnos a entenderlas.
¿Cómo describe la Biblia el cielo dónde se encuentra el trono de Dios?
El cielo se describe como un lugar arriba en lo alto
Jesús dijo que Él “descendió del cielo” (Juan 6:41), así que, consecuentemente, cuando regresó a su Padre, tuvo que ascender.
“Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios” (Marcos 16:19, énfasis añadido).
El libro de Hechos continúa con esta historia: “Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:10-11, énfasis añadido).
Mirar hacia arriba puede representar una actitud de asombro, humildad, admiración y reverencia.
David escribió: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmos 8:3-4).
También hay ejemplos de Jesús orando, mirando hacia arriba: “Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud” (Mateo 14:19).
¿Dónde está el cielo? El cielo está donde Dios está
A lo largo de la Biblia, el cielo se describe como la morada de Dios y el lugar desde donde Él gobierna (aunque hay pasajes que describen a Dios descendiendo también).
Daniel le dijo al rey de Babilonia: “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días” (Daniel 2:28, énfasis añadido).
Salomón también oró durante la dedicación del templo: “tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y perdonarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres” (2 Crónicas 6:30, énfasis añadido).
El cielo es donde Satanás puede venir sólo con permiso
Al principio, Satanás el diablo era conocido como el ángel Lucero, que servía en el trono de Dios. Pero desde el momento de su rebelión, sólo puede venir ante Dios con permiso.
Isaías describió la caída de Satanás: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:12-14).
El libro de Job nos da una breve descripción de cómo Satanás ha interactuado con Dios desde ese momento:
“Un día vinieron a presentarse delante del Eterno los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (Job 1:6). Satanás, el acusador, aprovechó esta oportunidad para acusar a Job, de la misma manera que intenta acusarnos a todos nosotros.
¡Puede haber guerra en el cielo!
La Biblia revela que en el tiempo del fin Satanás el dragón intentará nuevamente luchar contra Dios en el cielo:
“Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:7-9).
El cielo es un lugar adónde ningún hombre ha ido
La mayoría de las ideas cristianas modernas acerca del cielo incluyen santos que supuestamente desde el cielo están atentos a lo que ocurre acá abajo. Pero ¿qué dice la Biblia?
“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13).
Cuando las personas empiezan a estudiar lo que la Biblia realmente dice acerca de la muerte, la mayoría se sorprende al ver que la muerte se describe claramente como un sueño, y que Dios promete despertar (resucitar) a los santos cuando Jesucristo regrese a la Tierra.
Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:15-16).
Estudie más acerca de lo que la Biblia enseña en nuestro artículo bíblico “¿Vamos al cielo cuando morimos?”.
¿Dónde está el cielo? El cielo finalmente vendrá a la Tierra
Aunque la Biblia enseña que los hombres no van al cielo ahora, Dios nos ofrece la maravillosa promesa de que Él traerá su trono celestial y su gloriosa ciudad a la nueva tierra. ¡Dios estará con nosotros!
Aunque la Biblia enseña que los hombres no van al cielo ahora, Dios nos ofrece la maravillosa promesa de que Él traerá su trono celestial y su gloriosa ciudad a la nueva tierra. ¡Dios estará con nosotros!
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalopsis:1-3).
Juan también explicó el misericordioso plan de Dios al querer hacernos sus hijos, y ser como Él es, “porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:1-2).
Podemos ver que el propósito del plan de Dios es compartir su naturaleza divina y su morada con nosotros por toda la eternidad. Ningún hombre ha ascendido al cielo, pero en última instancia Dios traerá el cielo a los humanos que se convertirán en hijos de Dios.
¿Cómo es el cielo?
La Biblia nos da varios indicios sorprendentes e inquietantes acerca del cielo y el glorioso trono celestial de Dios.
Isaías registró en Isaías 6:1-3 una visión que tuvo acerca del trono de Dios:
“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, el Eterno de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”.
Ezequiel 1:4-28 describe una visión que Dios le mostró a Ezequiel acerca del trono de Dios en movimiento, que “venía del norte” y visitando a Ezequiel.
“Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. “Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. “Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Ésta fue la visión de la semejanza de la gloria del Eterno. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba” (Ezequiel 1:26-28).
Apocalipsis 4 es otra maravillosa descripción del lugar del trono del cielo. Es una escena hermosa, gloriosa, llena de alabanza y mucha actividad.
Luego, al final de la Biblia, Apocalipsis 21 y 22 describen la escena de la increíble herencia que Dios compartirá con sus hijos, mientras la Nueva Jerusalén desciende a la nueva tierra.
Para un estudio más detallado de las escrituras acerca de este asombroso futuro, vea “Cielo nuevo y tierra nueva” y “La Nueva Jerusalén”.