Aunque algunos lo llaman sentido común, la sabiduría no es tan común. Pero vale la pena esforzarse. Para cumplir el propósito de su vida, usted debe volverse sabio.
Todos los días recibimos una gran cantidad de información. Podemos encontrar fácilmente cualquier hecho o ficción con una rápida búsqueda en Internet. Pero no es tan fácil poner todo ese conocimiento junto de una manera comprensible. Aún más difícil —decidir qué es verdadera y eternamente importante y actuar en consecuencia.
“El aspecto más triste de la vida en este momento es que la ciencia recopila conocimiento más rápido de lo que la sociedad recopila sabiduría”, dijo Isaac Asimov, autor de cientos de libros de ciencia y ciencia ficción.
¿Qué es la sabiduría? Según la filosofía de Immanuel Kant, “La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es vida organizada” (como explica Will Durant en The Story of Philosophy [La historia de la filosofía]).
Es el llamado sentido común lo que es realmente raro. Es ir más allá de saber cómo ganarse la vida a saber cómo vivir. El sentido común reemplaza la elección aparentemente inteligente por la verdaderamente correcta.
Y aún más, la sabiduría según Dios es la manera de pensar y actuar que ve más allá del desorden y la inutilidad de esta existencia humana a las verdades eternas que dan sentido y realización a la vida.
¡La sabiduría clama para ofrecer beneficios increíbles!
El valor de la sabiduría
La Santa Biblia, inspirada por nuestro Creador, revela el valor de ser sabio.
La sabiduría nos permite evitar los errores tontos y el dolor que nos causan a nosotros y a los demás (ver “5 cosas tontas que hacemos para arruinar nuestro futuro”).
Y realmente no tiene precio: “Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella” (Proverbios 8:11).
Otras bendiciones que están asociadas con la sabiduría:
- Felicidad: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino” (Proverbios 3:13-14).
- Salud: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18).
- Vida y favor de Dios: “Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas. Porque el que me halle, hallará la vida, Y alcanzará el favor del Eterno” (Proverbios 8:34-35).
- Salvación: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:14-15).
- Un futuro brillante y eterno: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.” (Daniel 12:2-3).
Para más información acerca del valor de ser sabio, ver “La importancia de la sabiduría y cómo ser más sabio”.
Entonces, ¿cómo llegamos a ser sabios?
Haga lo que Salomón hizo primero
Poco después de que Salomón fuera coronado rey, Dios le dijo: “Pídeme lo que quieras que yo te dé”(2 Crónicas 1:7).
Con un cheque en blanco como ese, ¿qué hubiera pedido usted?
Salomón tomó la decisión correcta, una que fue agradable a Dios. Humildemente le dijo: “Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?” (v. 10).
Como resultado de esta petición, Dios le dio al rey Salomón “sabiduría y prudencia muy grandes. ... aun fue más sabio que todos los hombres” (1 Reyes 4:29, 31).
Dios diseñó la sabiduría y es la fuente de la sabiduría, así que tiene sentido que hagamos lo mismo que hizo Salomón. Santiago nos dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Lea más acerca de cómo pedirle a Dios en nuestro artículo “Cinco claves para que nuestras oraciones sean respondidas”.
Estudie lo que Salomón y otras personas escribieron
Para el fundamento correcto de la sabiduría de Dios, comience con la Palabra inspirada de Dios. Específicamente, comience con el libro que Salomón escribió para compartir la sabiduría que le fue dada con su hijo y otras personas.
En el mundo que nos rodea, la sabiduría se desarrolla a través de la educación, el pensamiento profundo, la experiencia y la aplicación práctica. Pero ninguno de estos puede garantizar la sabiduría según Dios. La educación puede ser equivocada. Pensar puede ser egoísta. La experiencia y la aplicación práctica pueden ser malinterpretadas. Dios dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).
Para el fundamento correcto de la sabiduría de Dios, comience con la Palabra inspirada de Dios. Específicamente, comience con el libro que Salomón escribió para compartir la sabiduría que le fue dada con su hijo y otras personas. En Proverbios 1:1-5 él introdujo el tema:
“Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel. Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes, Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad; Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura. Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo”.
Algunas fuentes de sabiduría que Salomón resaltó incluyen:
- Aprender a temer a Dios —sobrecogerse ante Él y prestarle mucha atención: “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 1:7; ver también 9:10; y nuestro artículo “El temor del Eterno: ¿qué significa?”). Deuteronomio 4:6 dice que la ley de Dios es “vuestra sabiduría y vuestra inteligencia”.
El temor del Eterno incluye confiar y reconocer a Dios: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Significa buscar la sabiduría ante los ojos de Dios, no ante los nuestros (Proverbios 3:7). La manera más segura de convertirse en un insensato es proclamar nuestra propia sabiduría para propósitos de beneficio personal.
- Nuestros padres: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;” (Proverbios 1:8; véase “Quinto mandamiento: honra a tu padre y a tu madre”).
- Corrección: “La reprensión aprovecha al entendido, Más que cien azotes al necio” (Proverbios 17:10). “Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia” (Proverbios 21:11).
- Consejo sabio: “Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman” (Proverbios 15:22).
- Experiencia: Labán dijo que había “aprendido por experiencia” (Génesis 30:27), y todos nosotros también. El ensayo y el error y la escuela de los golpes duros no siempre son los profesores más fáciles, pero a veces parece que no aprendemos de otra manera.
- Naturaleza: La Biblia incluso extrae lecciones de sabiduría y tonterías del mundo animal, cuando describe las acciones de las hormigas diligentes como sabias (Proverbios 6:6-8) y de los avestruces como “privadas” de sabiduría (Job 39:13-15, 16-17).
Lea más acerca de dónde encontrar sabiduría en nuestros artículos “La importancia de la sabiduría y cómo ser más sabio”, “Proverbios” y “Eclesiastés”.
Úsela
La información puede ser sólo conocimiento mental, pero la verdadera sabiduría de Dios debe ser aplicada. Debemos utilizar la sabiduría que obtenemos para tomar decisiones correctas y cambiar nuestra vida buscando mejorar.
El Salmo 111:10 incluye la importancia del hacer: “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre” (énfasis añadido).
Santiago también asocia el ser sabio con el hacer: “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre” (Santiago 3:13). La “sabiduría que es de lo alto” da “buenos frutos” (v. 17).
No haga lo que Salomón hizo después
A pesar de la sabiduría que Dios le dio, Salomón dejó que las cosas que sabía que estaban mal se convirtieran en la prioridad de su vida.
“Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con el Eterno su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos del Eterno, y no siguió cumplidamente al Eterno como David su padre” (1 Reyes 11:4-6).
Salomón sabía que las cosas no debían ser así, pero sucumbió a las tentaciones y tomó decisiones necias.
No debemos permitir que las tentaciones, las distracciones y las trampas de Satanás nos hagan dejar a un lado la sabiduría que Dios nos da. No debemos permitir que nos alejen de Dios y del increíble futuro que Él ha planeado para nosotros.
En cambio, debemos ser el tipo de siervo leal y sabio con el que Dios se complace y quiere tener en su Reino para siempre:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá” (Mateo 24:45-47).