Con el temor del Eterno los hombres se apartan del mal
Con misericordia y verdad se corrige el pecado, y con el temor del Eterno los hombres se apartan del mal.
Dios es la fuente de la misericordia y de la verdad que ofrecen el perdón a nuestros pecados. Nuestros pecados sólo pueden ser expiados y cubiertos mediante el sacrificio de Jesucristo. Pero este grandioso don debe despertar en nosotros ese profundo deseo y compromiso de alejarnos del mal. La reverencia a nuestro Dios Creador nos debe llevar a seguir el mandamiento de Cristo, “vete y no peques más” (Juan 8:11, para leer más acerca de este tema, lo invitamos a ver nuestro artículo “Vete y no peques más”).
Para poder alejarnos del mal, debemos identificar las tentaciones que nos llevan a pecar y vencerlas. Si desea más información acerca de este tema, lo invitamos a leer nuestro artículo “La tentación: ¿de dónde viene?”.
