La circuncisión nada es
La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
El tema principal del apóstol Pablo en 1 Corintios 7 fue el matrimonio. Cuando un hombre es llamado por Dios a la Iglesia de Dios, pero su esposa no es creyente, Pablo dice: “y ella consiente en vivir con él, no la abandone” (1 Corintios 7:14). También le dio el mismo consejo a la mujer que tiene un esposo que no es creyente, pero quiere vivir con ella (v. 13).
En el versículo 17, Pablo amplía este principio para incluir otros asuntos aparte del matrimonio: “Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias”. Esto incluye a la persona que tiene ascendencia judía y quiere permanecer así y a la persona que no tiene ascendencia judía y busca convertirse en judío a través del ritual de la circuncisión. El concilio en Jerusalén en Hechos 15 confirmó que los gentiles no necesitaban circuncidarse para convertirse en cristianos.
Pablo explicó que para los cristianos a partir de ese momento, la circuncisión era del corazón (Romanos 2:29). Pero esa modificación no cambió la ley espiritual eterna de Dios. Pablo recalca la importancia de “guardar los mandamientos de Dios”.
Si usted desea aprender más acerca de los mandamientos de Dios, lo invitamos a ver la sección “Los Diez Mandamientos”.
