Vestido de boda
Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
Jesús contó la parábola de la fiesta de bodas para demostrar que “muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). El primer grupo de invitados, que representan la nación de Israel, “Mas ellos, sin hacer caso, se fueron” (v. 5). Incluso, algunos trataron a los mensajeros con rencor (v. 6).
Pero a pesar de estas circunstancias, la boda seguía en curso, entonces el rey, representando a Dios el padre, envió mensajeros por todo lado para invitarlos “juntamente malos y buenos” (v. 10). Con esto, Jesús demostró que el Reino de Dios no es un asunto de “venir así no más”. Fuimos llamados a cambiar y a ponernos nuestros trajes de boda.
Esto se explica a cabalidad en Apocalipsis 19:8, cuando se describe la cena de las bodas del Cordero, Jesucristo. “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”.
Aunque somos pecadores en el momento en que Dios nos llama, debemos arrepentirnos y cambiar y ponernos nuestros trajes de boda o seremos expulsados, así como expulsaron al hombre que se menciona en la parábola (Mateo 22:13).
Si desea leer más acerca de este tema, lo invitamos a ver nuestro artículo “La cena de las bodas del Cordero”.
