¿Dice el Sermón del Monte que no necesitamos guardar la ley porque Jesús cumplió la ley por nosotros—que al fin y al cabo la ley no se aplica realmente a nosotros?
En Mateo 5:17 Jesús claramente definió su posición acerca de la ley de Dios: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.
Desafortunadamente, muchas personas piensan que Él destruyó la ley. Más exactamente, ellos dicen que Jesús transformó la ley. Ellos afirman que al aceptar a Cristo como Salvador, un cristiano está libre de cualquier obligación de obedecer la ley de Dios. La explicación común es que la obediencia a Cristo es algo que se le acredita a todos aquellos que lo aceptan a Él como su Salvador.
¿Guardó Jesús los 10 mandamientos por nosotros?
El razonamiento es que los creyentes no necesitan guardar la ley porque Jesús lo hizo en lugar nuestro. Analicemos esto paso a paso para que podamos entender las consecuencias de esta enseñanza.
El efecto de este pensamiento es concluir que en efecto Jesús destruyó la ley, a pesar de que la afirmación que Él hizo y citamos al principio, es exactamente lo contrario. ¿Está bien adorar otros dioses porque Jesús guardó el primer mandamiento? ¿Está permitido tener imágenes religiosas como parte de nuestra adoración porque Jesús guardó el segundo mandamiento? Es permitido tomar el nombre de Dios en vano, ya que Jesús guardó el tercer mandamiento? ¿Puede uno quebrantar el sábado, el cuarto mandamiento, porque Jesús lo guardó?
Ya que Jesús honró a sus padres, el quinto mandamiento, ¿pueden los creyentes deshonrar a los suyos? Ya que Jesús no mató, no cometió pecados sexuales, no robó, no mintió ni codició algo que perteneciera a otros, ¿han sido liberados los cristianos de cualquier obligación de guardar el sexto, séptimo, octavo, noveno o décimo mandamientos?
Algunos dicen que debido a que la palabra “destruir” (kataluo en griego) puede significar “unir o desunir lo que antes estaba ligado” (Spiros Zodhiates, Biblia de estudio de palabras claves en hebreo-griego, p. 836), este versículo significa que Cristo nos liberó de la obligación de la ley de tal forma que no tenemos que guardarla.
¿Destruyó Jesús la ley?
Analicemos la cita completa de Mateo 56:17: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.
Vemos que Jesucristo no tenía ninguna intención de destruir la ley, y Él nos dice que no debemos siquiera pensar algo parecido. Según esta declaración, Él no vino para liberar al hombre de su obligación frente a la ley. En Mateo 5:18 Jesús nos dice enfáticamente: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde (los signos más pequeños en el manuscrito hebreo) pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”.
Otra forma de razonamiento es que Jesús cumplió cualquier obligación de guardar los cuatro primeros mandamientos, pero que los cristianos todavía deben acogerse a los mandamientos “sociales”, los últimos seis. Sin embargo, Cristo no hizo esta distinción en su clara afirmación.
¿Qué quería decir Jesús cuando habló del cumplimiento de la ley?
La palabra griega traducida como “cumplir” en Mateo 5:17, proviene de la raíz pleroo, que también significa “completar, llenar, alcanzar… llenar lo máximo o “llenar completamente”, i.e. hasta completar” (Thayer: Lexicón griego-inglés del Nuevo Testamento). Entonces, “cumplir”, puede significar completar o lograr, pero también puede significar alcanzar la máxima medida.
Citar Mateo 5:17 como prueba de que cuando Jesús dijo: “No he venido para abrogar, sino para cumplir”, esto significa terminarla al cumplirla, es inconsistente con sus palabras y no tiene ningún sentido. Sin embargo, el significado de “alcanzar el máximo”, aclara su intención.
Tanto en su vida como en sus enseñanzas, Jesús cumplió la ley. Esto es, Él hizo lo que está implicado en sus palabras, “alcanzar el máximo”. Él magnificó la ley de Dios con su ejemplo perfecto y le dio todo su significado. Él hizo énfasis en los principios que había subyacentes y la necesidad de un compromiso total con esta, en lugar de un mero reconocimiento externo y obediencia.
La intención de la frase de Jesús en Mateo 5:17 es: “No he venido para abrogar la ley o los profetas, sino que vine a cumplirlos en todo lo que digo y hago”. Él hizo exactamente eso, mostrando el propósito santo, espiritual de la ley de Dios, obedeciéndola perfectamente tanto en pensamiento como en acción, tanto en la letra como en el espíritu del corazón.
Sin embargo, el hecho de ser un hijo modelo no ha liberado a los demás hijos de Dios de sus responsabilidades con nuestro padre celestial. Comparémoslo con una familia humana. Si el hijo mayor de una familia con muchos hijos, cumple con un excelente papel y desempeña muy bien su rol, cumpliendo con todas las reglas de la casa, ¿esto querría decir que los hermanos más jóvenes ya quedarían exonerados de cualquier obligación en cuanto a comportamiento? ¡Por supuesto que no! ¿Por qué entonces las personas piensan de una forma diferente en cuanto a la familia espiritual de Dios?
Jesús magnificó la ley
Al explicar, expandir y ejemplificar la ley de Dios, Jesús cumplió una profecía acerca del Mesías que encontramos en Isaías 42:21: “El Eterno se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla”.
La palabra hebrea gadal, traducida como “magnificar”, significa: “Volverse fuerte, crecer, ser grande o poderoso, evidencia de que uno es grande (magnificado), ser poderoso, importante, o de valor” (Vine: Diccionario expositivo completo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento; “Magnificar”). Jesucristo magnificó y exaltó la ley al mostrar tu intención espiritual, o el espíritu de la ley, demostrando su verdadero significado y valor en la vida de un cristiano.
“Hasta que todo se haya cumplido”
La afirmación de Jesús en Mateo 5:18 deja aun más claro que Él no vino para destruir o anular la ley: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”. Aquí Jesús comparó la continuación de la ley con la permanencia del cielo y la tierra. Aquí está diciendo que las leyes espirituales de Dios son inmutables e indestructibles.
En éste versículo la palabra griega para “cumplido” es ginomai, que significa convertirse, llevar a cabo” (Vine: “Cumplir, cumplimiento, cumplido”). Jesús explica aquí que hasta que el plan de Dios de glorificar la humanidad en su reino se cumpla a cabalidad, esto es, que mientras seamos todavía seres humanos en la carne, la codificación física de la ley de Dios en las Escrituras es necesaria y la certeza de que perdure es tan cierta como la existencia continúa del universo.
Los 10 mandamientos para los cristianos en la actualidad
Jesús concluyó sus comentarios acerca de la ley de Dios con una advertencia a los maestros religiosos de la época: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mateo 5:19).
Claramente, Jesús estaba hablando acerca de la ley espiritual de Dios, los 10 mandamientos. En este contexto, Él se refiere a los mandamientos de “no matarás” (v. 21) y “No cometerás adulterio”(v. 27). Así, Jesús ratificó los 10 mandamientos como la base para la conducta cristiana. Mostró que si un hombre tiene odio en su corazón, o aun si en su corazón desea a una mujer, está rompiendo el espíritu de la ley y está cometiendo asesinato o adulterio.
Claramente, la Biblia no dice que ahora hemos sido liberados de la necesidad de guardar la ley porque Jesús ha cumplido la ley por nosotros. Aquellos que sigan a Cristo y tengan el deseo de estar en su Reino están obligados a obedecer y guardar la ley de Dios.
Si tiene preguntas o inquietudes acerca de este tema, lo invitamos a mirar los artículos en la sección de “la ley y la gracia”, así como los artículos: ¿Es Cristo el fin de la ley? ¿Cómo?, y “Jesús y la ley”.