Una de las mayores denominaciones cristianas utiliza el título de “padre” para designar a sus líderes. Pero, ¿sabía que esto contradice las enseñanzas de Jesús?
Con más de 1.200 millones de adeptos, la Iglesia Católica es la denominación cristiana más extendida a nivel mundial, y sigue creciendo especialmente en lugares como África y América Latina. Su actual líder, Francisco I, últimamente ha sido el tema de muchos titulares por sus palabras y acciones poco ortodoxas.
Francisco, cuyo verdadero nombre es Jorge Mario Bergoglio, es originario de Argentina. Se convirtió en sacerdote en 1969 y desde entonces comenzó a ascender de rango en el liderazgo de la Iglesia Católica de su país. Fue nombrado provincial de los jesuitas en 1973, obispo en 1992 por Juan Pablo II, arzobispo coadjutor en 1997, arzobispo de Argentina en 1998 y miembro del Colegio Cardenalicio en el 2001. Luego, ascendió al papado cuando fue elegido por los cardenales el 13 de marzo del 2013 (como sucesor del retirado Benedicto XVI).
¿Sabe qué significa la palabra “papa”? En realidad es un término muy simple que deriva del latín papa y significa “padre”. Todos los líderes de la Iglesia Católica (desde los sacerdotes hasta el papa) son conocidos como “padres”. Y, de hecho, aun el término “abad” utilizado para referirse al líder de un monasterio proviene del arameo abba, que se traduce como “padre”.
Sin embargo, el único que puede llevar el nombre de el papa (o el padre) según el catolicismo romano es el obispo de Roma; esta forma del título está reservada exclusivamente para quien ocupa dicho lugar. Otro de los títulos que distingue la autoridad del papa es santo padre.
Cuando Francisco visitó los Estados Unidos en septiembre, era común oír que tanto los católicos como los no católicos se referían a él como “santo padre”.
¿Es correcto llamar “padre” a un líder religioso?
Pero los católicos no son los únicos que usan el título de “padres” para referirse a sus líderes; también lo hacen las iglesias ortodoxa, anglicana y luterana.
Por esto probablemente le sorprenderá saber que Cristo se refirió específicamente a este título durante su ministerio, y claramente ordenó: “no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mateo 23:9).
Si tomamos esta escritura fuera de contexto y en forma literal, tal vez podríamos pensar que Cristo prohíbe llamar padre a cualquiera que no sea Dios, incluyendo nuestro padre biológico. Pero eso no es lo que estaba diciendo.
Como demuestran los Evangelios, Jesús se refirió a los padres biológicos como padres en varias ocasiones y sin titubear. Un claro ejemplo es Mateo 15:4, donde cita el quinto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre”. Y, en Lucas 15:11-32 encontramos la famosa parábola del hijo pródigo, en la que Cristo se refirió al padre biológico del protagonista como padre 12 veces.
Es claro que Jesús no se opone a que llamemos padre a nuestro padre. La palabra padre además es utilizada para describir al progenitor de una nación (Romanos 4:1, 12, 16), o al rol de quien ayuda a otro más joven en la fe cristiana (1 Corintios 4:15; Filipenses 2:22).
¿Qué quiso decir entonces en Mateo 23:9?
El contexto
Como hemos mencionado en otras ocasiones, uno de los principios más importantes del estudio de la Biblia es analizar el contexto. El contexto de Mateo 23:9 indica que, en realidad, Jesús estaba hablando de líderes y títulos religiosos; más específicamente, estaba reprendiendo a los escribas y fariseos por su hipocresía, su amor por la preeminencia física y los títulos que se daban a sí mismos (Mateo 23:1-7).
El primer título del que Cristo habla es rabí. Durante el primer siglo, los judíos llamaban “rabí” a cualquiera que tuviese el rol de enseñar, pero este término también significaba mucho más que simplemente “maestro”. La palabra proviene de la raíz hebrea rab, que significa “gran”, y “rabí” que literalmente significaba “mi grandioso” (New Bible Dictionary, [Nuevo diccionario de la Biblia], segunda edición, p. 1006).
En otras palabras, tal parece que a algunos de los escribas y fariseos les encantaba pavonearse alrededor de Judea mientras la gente los llamaba por nombres que los exaltaban frente a los demás judíos. ¡Realmente se creían grandiosos (Lucas 11:43; 20:46)!
Vemos entonces que Cristo se refería específicamente a los títulos religiosos cuando dijo “no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra” (Mateo 23:9).
¿Por qué no debemos llamar “padre” a nadie?
Lo más importante que debemos comprender es por qué Cristo prohíbe usar la palabra padre como un título religioso para los seres humanos. La respuesta está en la segunda parte del versículo: “no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (énfasis añadido).
En pocas palabras, el título de Padre está reservado exclusivamente para Dios; es un nombre que refleja no sólo su autoridad suprema sobre todas las cosas, sino también su naturaleza amorosa y benigna, y por lo tanto solo Él es digno de llevarlo.
En pocas palabras, el título de Padre está reservado exclusivamente para Dios; es un nombre que refleja no sólo su autoridad suprema sobre todas las cosas, sino también su naturaleza amorosa y benigna, y por lo tanto solo Él es digno de llevarlo.
Cristo mismo utilizó este término para referirse a su Padre celestial, y, de hecho, lo llamó “Padre santo” en su oración más larga registrada (Juan 17:11).
Ésa es la única ocasión en que el título “Padre santo” aparece en la Biblia, y se refiere explícitamente a Dios.
Animamos a nuestros amigos y lectores católicos a meditar profundamente acerca de este tema. Lea estas escrituras, pida ayuda a Dios en oración y pregúntese: ¿puedo seguir refiriéndome a los hombres con un título que está reservado exclusivamente para el supremo Dios del universo? ¿Merece algún hombre el título que Jesucristo utilizó sólo para orar directamente a Dios, su Padre?
¿Qué sucede con “reverendo”?
Sin embargo, este mensaje no es sólo para nuestros amigos católicos. Es cierto que los protestantes generalmente no se refieren a sus líderes como “padres”, pero sí dan el título de reverendo a sus pastores. ¿Qué significa esta palabra y de dónde proviene?
“Reverendo” significa “digno de reverencia”. Y, según la Real Academia Española, “reverencia” se define como “respeto o veneración que tiene alguien a otra persona”. Algunos de sus sinónimos son: sumisión, respeto, veneración, adoración y devoción.
Ninguna persona o ministro es llamado de esa forma en la Biblia, pues, tal como papa y padre, reverendo es un título de divinidad y por lo tanto solo debe usarse al referirse a Dios. Todos estos nombres fueron introducidos en el cristianismo años después de que el Nuevo Testamento se completara, y es interesante que se hayan originado en la misma forma de cristianismo que se atribuyó la autoridad para cambiar o declarar obsoletas muchas de las leyes de Dios. Tal parece que, cuando los hombres se pusieron títulos divinos, también creyeron que tenían el poder para alterar las leyes divinas de Dios reveladas en la Biblia.
Un desafío para líderes y creyentes
El propósito de nuestra columna “Cristo vs. cristianismo” no es condenar a nadie, sino motivar a nuestros lectores para que examinen honestamente sus creencias y las comparen con las propias palabras de Jesucristo. Esperamos y le pedimos a Dios que cuando usted encuentre discrepancias entre ambas cosas, también comprenda la importancia de “obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
Las descripciones bíblicas más comunes de líderes cristianos destacan su papel como pastores, siervos, guardas y ejemplo para el pueblo de Dios (Mateo 20:26-28; 1 Corintios 12:29; 1 Pedro 5:2-3). Si bien quienes enseñan la Palabra de Dios y sirven a su pueblo fielmente merecen honor y respeto (1 Timoteo 5:17; 1 Tesalonicenses 5:12-13), le animamos a estudiar Efesios 4:11 y 1 Corintios 12:28 para descubrir los cargos y títulos que se les daban a estos líderes en la Iglesia del Nuevo Testamento.
Si usted ha usado los títulos de padre o reverendo en el pasado, le instamos a reconsiderar su costumbre y reservar estos nombres para el Único a quien realmente describen: el Dios del universo.
Si desea saber más acerca del respeto y reverencia que Dios espera de nosotros, le invitamos a leer “El temor del Eterno: ¿Qué significa?”.