Pruebas de Dios

¿Existe Dios? Muchas personas responderían que sí, pero algunos nunca se lo han probado a sí mismos. Aquí le damos cuatro pruebas de que Dios existe.

Las explicaciones que típicamente dan las personas para creer en Dios, incluyen:

  • Es lo que mis padres creían.
  • Creer en Dios le da sentido a mi vida.
  • Es lo que enseñan en mi iglesia.
  • Tiene sentido.

¿Son estas explicaciones todo lo que hay? ¿Puede usted probar científicamente que existe un Dios? ¿O sólo acepta su existencia por una fe ciega?

La respuesta es que usted puede probar que existe un Dios—de la misma forma en que usted prueba cualquier otra cosa—al responder estas tres preguntas básicas:

  1. ¿Es racional o lógico?
  2. ¿Hay evidencia física que lo respalda?
  3. ¿Encaja más esto con la evidencia que cualquier teoría alternativa?

Prueba 1: El origen del universo—la Primera Causa

Hasta el comienzo del siglo 20, se pensaba generalmente que o el universo había existido siempre básicamente en un estado sin cambio o que el universo había sido creado en algún momento del pasado y en líneas generales ha permanecido tal como lo vemos en la actualidad. Una explosión de descubrimientos científicos en los últimos 10 años ha llevado a la conclusión de que el universo en realidad sí tuvo un principio.

La evidencia científica indica que el universo se está expandiendo y va a continuar expandiéndose indefinidamente. Al proyectar este concepto hacia el pasado, los científicos han llegado a la conclusión de que en algún momento el universo ha debido estar concentrado en un solo punto. La teoría resultante de ello, la del big bang, postula que el universo comenzó hace cerca de 14 millones de millones de años, con una explosión inimaginable en la cual el espacio, el tiempo y toda la materia y energía fueron creados.

Esta teoría plantea un dilema para el ateo. ¿Cómo puede algo provenir de la nada? Lógicamente, si el universo tuvo un principio, debe haber también una primera causa. La evidencia científica es uniformemente consistente en demostrar que todo lo que ha tenido un principio tiene una causa. Esto es lo que los científicos hacen—ellos buscan las causas.

Entonces la pregunta es esta: ¿Qué causó la creación del universo? Las características de esta primera causa incluyen: un poder inimaginable, inteligencia suprema, sin tiempo y composición inmaterial.

¿Hay acaso una mejor descripción para esta primera causa que “Dios”? El hecho de que la creación requiera de un Creador es sólo una prueba de que Dios existe.

Prueba 2: Diseño

Una segunda prueba de Dios también está relacionada con la creación, pero tiene que ver específicamente con inteligencia. Los ingenieros y científicos que estudiaron y aplicaron las leyes de la naturaleza se sienten constantemente sorprendidos de lo intricado del diseño del universo. A todos los niveles, desde lo subatómico hasta lo astronómico, el diseño del universo es obvio.

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¿Quien diseñó este maravilloso proceso?

¿Quién diseñó el maravilloso proceso de la fotosíntesis? ¿Quién diseñó este maravilloso universo? ¿Quién pensó en la fotosíntesis—el proceso mediante el cual las plantas convierten el agua y el dióxido de carbono en carbohidratos, utilizando la luz del sol como fuente de energía, con la ayuda de la clorofila? Un subproducto de este proceso es el oxígeno. Sin este proceso, no habría ni alimento ni aire para respirar.

Numerosas interrelaciones semejantes a esta que se dan en la naturaleza prueban que el Creador es un diseñador inteligente. El diseño requiere de un diseñador—uno supremamente inteligente: Dios.

Prueba tres: leyes

Una tercera prueba de Dios tiene que ver con las leyes naturales. Todas las ciencias físicas están basadas en las leyes naturales. Los científicos, en sus investigaciones acerca del medio ambiente físico, buscar descubrir lo repetible, los principios invariables que describen la existencia y las interacciones de toda la materia, desde las partículas más pequeñas en el átomo hasta las relaciones descritas en la cosmología. Las leyes naturales son casi innumerables. Ellas cubren, por ejemplo, todas las leyes que gobiernan la interacción de las partículas subatómicas de toda la materia. Ellas describen las leyes y principios que determinan todas las reacciones químicas. Las leyes naturales describen el funcionamiento de todos los sistemas biológicos en todos los seres vivos. Estos son sólo unas pocas áreas en donde existen las leyes naturales.

La ciencia comienza suponiendo que las leyes naturales existen. La evidencia de la teoría del big bang descansa en la presunción de que las leyes naturales, tales como las leyes de la termodinámica y la ley de la gravedad, han existido desde la creación del universo.

¿De dónde provienen estas leyes naturales? ¿Podrían simplemente haber pasado durante el big bang? Las leyes requieren un dador de la ley.

Prueba 4: vida

Llegamos al tema de la vida. ¿Qué dice la ciencia acerca de la creación de la vida? La respuesta a esta pregunta es la cuarta prueba de Dios. Toda la evidencia científica apunta al hecho de que la vida sólo proviene de la vida.

La teoría naturalista afirma que el primer organismo de una célula surgió espontáneamente. Sin embargo los científicos no tienen explicación de cómo pudo suceder esto. Aun el tipo más sencillo que conocemos de célula es tan increíblemente complejo que creer que la “primera célula” ocurrió porque sí, requiere de mucha fe. No hay evidencia científica de que la vida pueda ser producida de la nada.

Entonces, si la vida sólo proviene de la vida, ¿cuál fue la vida que originó la vida? ¿Podría ser algo diferente a Dios?

La ciencia ha propuesto una alternativa a la existencia de Dios—la teoría de la evolución. Según esta teoría, la vida comenzó con una simple célula. A lo largo de millones de años, las formas de la vida gradualmente aumentaron en complejidad y se diversificaron hasta evolucionar en la variedad de vida que hoy tenemos.

Esta teoría utiliza convenientemente los cambios en las especies (micro evolución) para postular que estos cambios se dieron en un gran período de tiempo. Sin embargo, no existe evidencia de que las diferencias a gran escala que vemos en la vida actual pudieran ser el resultado de mutaciones genéticas.

Realmente, la existencia del increíble código genético es una evidencia de un Creador supremamente inteligente.

Los desafíos que la evolución no explica

La evolución no puede explicar la increíble complejidad de órganos tales como el ojo. La teoría de la evolución no explica ciertos temas. ¿Puede acaso explicar la existencia de límites genéticos cuando hacen intentos para cruzar las diferentes clases de animales? ¿Qué pueden decir de la increíble complejidad de órganos tales como el ojo? Si sólo hubiera evolucionado uno de los muchos componentes complejos del ojo, no habría visión. En consecuencia, no habría ninguna ventaja revolucionaria para que el proceso continuara.

Otro asunto es la falta de viabilidad de las formas transicionales. ¿Cómo podría sobrevivir una forma transicional entre el reptil y el ave si perdiera sus escamas pero no tuviera las plumas evolucionadas?

Más allá de esto, la evolución no enfrenta la pregunta más crucial de todas: ¿De dónde provino la primera forma de vida?

¿De dónde viene la moralidad? ¿Y el amor?

Otra falla de la teoría de la evolución es en la explicación de la moralidad. Todas las culturas tienen parámetros básicos de moralidad—leyes morales. ¿De dónde vienen éstos?

La teoría evolutiva nos lleva a creer que la conducta altruista sería tenida en cuenta como un atributo positivo para la elección de la pareja. Sin embargo vemos justo lo opuesto en el reino animal. El macho dominante es el que se queda con la hembra. Los animales no tienen el mismo sentido de moralidad que los humanos.

La ciencia no tiene una buena explicación para la existencia de la moralidad. No puede explicar satisfactoriamente cómo pudo evolucionar el amor. La moralidad realmente no encaja en la teoría evolutiva; sin embargo, es racional creer que debe haber una fuente de ley moral. Para que existan las leyes morales, debe haber un dador de ley—Dios.

Dios reta a los escépticos

El Dios de la Biblia reta a los escépticos: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). En otro lugar, Dios inspiró al apóstol Pablo: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medios de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

La Biblia afirma no sólo que Dios existe sino que su existencia puede ser probada por lo que Él ha creado.

A medida que los científicos adquieren mayor entendimiento del universo que habitamos, estos hechos apuntan más y más a la existencia de un ser supremo, como el Creador de todo.

  • Sin Dios, la teoría del big bang implica que la materia y la energía surgieron de la nada.
  • Sin Dios, la única explicación de la ciencia para el comienzo de la vida es la generación espontánea.
  • Sin Dios, la ciencia no puede explicar cómo los órganos complejos, que son irreductiblemente complejos, pudieron haberse desarrollado.
  • Sin Dios, la ciencia no puede explicar el evidente diseño intrincado en cada aspecto del universo, desde lo subatómico hasta lo cósmico.
  • Sin Dios, la ciencia no puede explicar cómo existen las leyes naturales.
  • Sin Dios, la ciencia no puede explicar la existencia del comportamiento moral y altruista.

En este artículos sólo hemos arañado la superficie de las pruebas de que Dios existe. Si desea profundizar más en las pruebas que hemos mencionado aquí, además de otras pruebas adicionales de Dios, revise por favor los enlaces en la columna derecha a otros artículos de esta sección.

¿Qué sigue?

Sin embargo, probar que Dios existe es sólo el primer paso. Una vez usted está convencido de que existe Dios, hay preguntas fundamentales que usted necesita explorar:

Lo invitamos a explorar este sitio y su Biblia para buscar las respuestas a estas y otras preguntas acerca de Dios y su relación con Él.

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