Uno de los debates más importantes y polémicos en la actualidad, gira en torno al origen de la vida: creación vs. evolución. ¿Somos el resultado de un diseño inteligente o del azar?
Ambas posturas coinciden en que el universo y la vida que lo habita son asombrosos e inconcebibles.
También coinciden en que este universo tuvo un comienzo. (En numerosas ocasiones, la Biblia declara que Dios creó los cielos y la Tierra. Asimismo, la evidencia científica es contundente: el universo surgió en un momento específico.)
Sin embargo, más allá de esto, parece haber poco consenso entre quienes creen en la creación y quienes creen en la evolución darwiniana como origen de toda la vida.
Al hablar de creación vs. evolución, no pretendemos generar controversia ni menospreciar a quienes aceptan la teoría de la evolución ni la increíble investigación y el estudio científico que la respaldan. Nosotros también nos sentimos fascinados por la increíble diversidad de la naturaleza, las interconexiones de los ecosistemas y el parentesco entre todos los tipos de vida.
Sin embargo, consideramos que todo esto son señales del diseño de un Creador superinteligente, y no el resultado del azar.
En realidad, no se trata de un debate entre Dios y la ciencia. Creemos que Dios creó la ciencia y que su estudio puede ayudarnos a confirmar nuestra creencia en el Dios Creador.
Definición de evolución
Quizás le sorprenda saber que creemos que algunos aspectos de la evolución sí ocurren. La definición de evolución es amplia y no se refiere únicamente a la teoría que intenta explicar el origen y la diversidad de toda la vida.
Según la Stanford Encyclopedia of Philosophy [Enciclopedia de filosofía de Stanford], el significado de evolución en biología hoy en día se refiere a “los cambios en las proporciones de tipos biológicos en una población a lo largo del tiempo”.
El mismo artículo cita esta definición de John Endler:
“La evolución puede definirse como cualquier cambio direccional neto o cualquier cambio acumulativo en las características de los organismos o poblaciones a lo largo de muchas generaciones; en otras palabras, descendencia con modificación”.
Tales cambios pueden observarse dentro de las especies hoy en día, ya sea que se deban a cambios ambientales o mutaciones. Creemos que estos fenómenos forman parte de la flexibilidad inherente al orden creado.
Pero no creemos que expliquen el origen de la vida, el origen del código genético ni la incalculable cantidad de cambios irreductiblemente complejos necesarios para la transición de un tipo de vida a otro.
Podríamos decir que creemos en la microevolución, pero no en la macroevolución. De hecho, la teoría de la evolución como origen de la vida, no puede comprobarse científicamente. No es factible: no hay manera de refutarla ni de probarla científicamente, por lo que no puede considerarse un hecho científico.
¿Cuál es la diferencia entre microevolución y macroevolución? ¿Pueden los mismos procesos que producen pequeños cambios dentro de una especie generar especies completamente nuevas?
Le recomendamos leer nuestro artículo: “Microevolución vs. macroevolución”.
La teoría de la evolución de Darwin
La teoría de la evolución de Charles Darwin se publicó por primera vez en su libro On the Origin of Species [El origen de las especies] en 1859. Desde entonces, parece haberse convertido en la explicación científica aceptada del origen de la vida y toda su diversidad.
Pero esto no significa que todos los científicos estén de acuerdo. Tras la emisión de la serie de televisión Evolution de PBS, cien científicos publicaron un anuncio titulado “Una disidencia científica con el darwinismo”.
“Somos escépticos ante las afirmaciones de que la mutación aleatoria y la selección natural puedan explicar la complejidad de la vida”, escribieron.
“Debería fomentarse un examen minucioso de las pruebas que respaldan la teoría darwiniana”.
Animamos a los lectores a estudiar los supuestos y las debilidades de la evolución darwiniana, así como las pruebas que respaldan la necesidad de un diseñador.
Le invitamos a leer nuestro artículo: “Cómo la teoría de la evolución cambió el mundo”.
Evolución teísta
En el debate entre creación y evolución, muchas personas religiosas han llegado a la conclusión de que ambas posturas son válidas. Un amplio abanico de creencias se engloba bajo el concepto de evolución teísta (guiada por Dios).
Algunos creen que Dios creó el universo de la nada y luego utilizó la evolución para producir la diversidad de vida que observamos. Muchos, por lo tanto, considerarían el “alma” humana como una creación aparte.
Otros argumentan que la ciencia y la religión no están en conflicto porque buscan verdades diferentes. Por ejemplo, Francisco Ayala, biólogo evolucionista y sacerdote, afirma que la ciencia y la religión son dos perspectivas distintas a través de las cuales percibimos el mundo.
“Supongamos que les doy una descripción física precisa de una pintura”, dijo. “La descripción física no responde a las preguntas [acerca de la estética o el significado]. Se requiere otra forma de respuesta… la descripción física se asemeja a la ciencia, mientras que el significado y el propósito de la pintura se asemejan a la religión”.
Sin embargo, la Biblia enseña un único criterio para la verdad (Juan 17:17) y afirma claramente que Dios no sólo creó el universo, sino que creó especialmente al hombre y a las criaturas que ahora habitan la Tierra (Génesis 1).
Si bien creemos que la ciencia y la Biblia son completamente compatibles, no creemos que quienes creen en la Biblia puedan creer también en la teoría de la evolución de Darwin. Las dos se contradicen y no pueden ser ambas ciertas.
Le invitamos a leer nuestros artículos: “¿Pueden los cristianos creer en la evolución?” y “Evolución teísta: un compromiso impío”.
Por ejemplo, la Biblia dice que el sexto día de la semana de la creación, Dios dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así” (Génesis 1:24).
Ese mismo día, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (v. 26).
Dios afirma que todo esto sucedió el mismo día, mientras que la evolución darwiniana sostiene que ocurrió a lo largo de millones de años, como resultado de la selección natural y mutaciones aleatorias. Ambas explicaciones no pueden ser ciertas, ya que son incompatibles.
Por otro lado, cabe destacar que algunas concepciones de la creación pasan por alto que la Biblia no afirma que el universo entero fue creado hace unos pocos miles de años. Génesis 1:1-2 deja abierta la posibilidad de una brecha de quizás miles de millones de años entre la creación original y la semana de la creación descrita en los versículos 3-31. (Véase nuestro artículo “La teoría de la brecha” para una explicación.)
Cuando se comprende correctamente, creemos que la ciencia respalda la Biblia y que la Biblia no contradice la ciencia.
¿Enseñando evolución?
En el mundo moderno, los niños no pueden ni deben evitar aprender acerca de la evolución. Pero ¿qué deben enseñarles los padres a sus hijos para que comprendan tanto la creación como la evolución? ¿Cómo pueden prepararlos para el debate entre creación y evolución? ¿Cómo encaja el diseño inteligente en la controversia entre la evolución y Dios?
Le recomendamos leer nuestros artículos “5 formas para ayudar a su hijo a navegar en el debate de evolución”.
Los padres pueden enseñar a sus hijos desde pequeños las maravillas de la creación de Dios. La belleza, el diseño con propósito y el significado son evidentes y comprensibles para todos.
Padres e hijos pueden maravillarse juntos con el crecimiento de las semillas, el vuelo de las mariposas y las aves, las maravillas del ciclo del agua y la asombrosa complejidad de los sentidos humanos.
Inculcar el amor por la creación y la ciencia no significa que nuestros hijos deban aceptar la teoría de la evolución como un hecho.
La ciencia implica la observación y el desarrollo de teorías que luego se ponen a prueba. Si nuestros hijos comprenden que la teoría de la evolución está diseñada para explicar el mundo natural sin Dios, podrán entender por qué creemos que el diseño inteligente es una explicación mucho mejor en un mundo con Dios.
A medida que crecen, nuestros hijos pueden reconocer que la teoría de la evolución —que la vida surgió de la no vida y, a lo largo de miles de millones de años, se desarrolló hasta alcanzar toda la complejidad que vemos hoy por pura casualidad— no se puede comprobar ni demostrar. Los científicos jamás podrán diseñar un experimento para convertir materia inerte en un ser vivo. Y más allá de eso, no pueden responder de dónde surgió la materia en primer lugar, ¡sólo que apareció repentinamente de la nada!
La ciencia depende de nuestra capacidad para observar, a través de nuestros sentidos, los acontecimientos que ocurren a lo largo del tiempo en nuestro universo físico. Por lo tanto, la ciencia tampoco puede refutar la existencia del Dios, que trasciende nuestro universo.
El Dios que creó el universo no está limitado por el espacio ni el tiempo. No se le puede medir, pero nos da abundante evidencia y prueba de su existencia a través del universo que diseñó para nosotros.
Estos principios fundamentales proporcionan un marco para comprender que los hechos científicos evidencian el asombroso diseño de la creación de Dios. No tenemos por qué rechazar los hechos sólo porque algunos de ellos se incluyan en las teorías evolutivas.
Le invitamos a leer “La franca confesión de un profesor de ciencias”.
En general, los brillantes científicos que han desarrollado y revisan continuamente las últimas teorías evolutivas, se esfuerzan por explicar la creación sin la intervención del Creador. Los detalles cambian y el razonamiento puede ser complejo, pero el argumento central es el mismo.
¿Son el universo y la vida el resultado del azar? ¿O son un diseño significativo de un Diseñador superinteligente?
Nuestros artículos pueden ayudarle a enseñar a sus hijos a examinar los hechos y llegar a la respuesta correcta.
Algo que queda claro al estudiar la Biblia y las maravillas de la creación es que Dios creó el universo tal como lo dijo.
Pero a medida que el conocimiento científico aumenta y las teorías evolutivas cambian, surgen muchas preguntas adicionales. Estudiar la creación frente a la evolución puede parecer complejo y ajeno a la vida cotidiana.
Pero demostrarnos a nosotros mismos que nuestro Creador existe es de vital importancia, porque la Biblia muestra que el Dios Creador de todo el universo desea tener una relación con nosotros. ¡Aquel que diseñó y planeó las complejidades del universo y de la vida tiene un plan para nuestra vida!