Muchas personas piensan que los seres humanos existían desde antes de que Adán y Eva fuesen creados. Pero, ¿quién fue el primer hombre? ¿Qué nos dicen la Biblia y la evidencia fósil al respecto?
Según las Escrituras, no cabe duda de que Adán fue el primer hombre en la tierra. Sin embargo, una gran cantidad de científicos asegura que se han encontrado huesos humanos de mayor antigüedad que la de Adán y Eva. Pero, ¿quién dice la verdad? Nuestra respuesta tiene como premisa la comprobada existencia de un Dios Creador, quien nos ha dado su infalible revelación a través de la Biblia.
La evidencia bíblica
En los versículos 26-27 del primer capítulo de Génesis leemos que, luego de haber creado las plantas, la vida marina, las aves y el resto de los animales, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
Luego, Génesis 2:7 nos da más detalles acerca de la forma en que Dios creó al primer hombre, que, a diferencia que cualquier otra criatura, fue creado a imagen y semejanza de Dios. De ahí en adelante—hasta llegar al capítulo 5—Génesis nos da un resumen de cómo Dios creó a la primera mujer y cómo la raza humana se desarrolló a partir de Adán y Eva.
“Eva…era madre de todos los vivientes” (Génesis 3:20); todo ser humano que ha existido en la tierra es descendiente de Eva. Además, Génesis 5:1-2 nos dice: “El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados”. Y el Nuevo Testamento confirma que Adán fue “el primer hombre” (1 Corintios 15:45).
Según el registro bíblico de las primeras genealogías y recuentos históricos, Adán y Eva fueron creados hace aproximadamente 6.000 años. Y, si bien esto es sólo una aproximación, no es tan imprecisa que pueda estar desfasada miles o decenas de miles de años de la realidad. Entonces, volvemos a la pregunta sobre los huesos humanos que supuestamente datan de miles de años antes de esto. Para responderla, debemos tratar dos temas cruciales: (1) la veracidad de las estimaciones de antigüedad basadas en métodos de datación radiométrica y (2) si dichos huesos son realmente humanos.
Datando los huesos
Muchas personas simplemente suponen que la edad atribuida por los científicos a determinados fósiles es siempre certera y exacta. Sin embargo, la datación radiométrica de fósiles es una ciencia más bien inexacta que puede arrojar resultados muy variados para el mismo fósil (si desea más información al respecto puede consultar el libro Bones of Contention [Huesos controversiales] de Marvin Lubenow) y depende de varios factores que pueden influir los resultados considerablemente.
Uno de estos factores es la presencia de agua. Por lo tanto, debido a la inundación global ocurrida en los tiempos de Noé (que muchos científicos niegan), datar fósiles con precisión resulta aun más difícil. En otras palabras, algunos de esos huesos aparentemente humanos sí son humanos, pero no son de más edad que Adán y Eva; no son “prehistóricos” en absoluto. Dado que la datación radiométrica puede arrojar resultados muy variados, muchas veces los científicos deben elegir la edad que consideran más apropiada para un fósil con base en circunstancias, teorías e incluso sus propias ideas del fósil y tendencia evolucionista.
Otro de los factores que ha influenciado las suposiciones de mucha gente es la manera en que los artistas evolucionistas representan el aspecto que, según ellos, debió tener cierto fósil en vida (algunas veces basados en sólo un pequeño fragmento de su esqueleto). Y, si bien un fósil no tiene piel, cabello o ropa, a menudo estos artistas agregan gruesos pelajes, malas posturas y otras características primitivas a sus representaciones para hacerlas encajar con su idea de qué era ese fósil en vida. Si representaran ese mismo fósil con piel lampiña, buena ropa y sentado en un escritorio, ¡se vería como un oficinista del mundo moderno!
¿Humano o de otra especie?
Analicemos ahora la pregunta sobre la especie de estos fósiles. ¿Fueron realmente humanos, o son de origen animal? Como explicamos, si bien algunos de ellos sí son humanos, han sido datados incorrectamente—su antigüedad no es mayor que la de Adán. Pero por otro lado, algunos de estos fósiles son considerados humanos cuando en realidad no lo son. Mucha gente ignora que varios de los fósiles atribuidos a seres humanos prehistóricos no son más que unos pocos huesos o fragmentos, a partir de los cuales los evolucionistas especulan para determinar a qué criatura pertenecieron y encontrar “eslabones perdidos”. Pero la realidad es que estos huesos bien pudieron pertenecer a algún animal de mayor o menor antigüedad que Adán.
Como ya sabemos, la datación radiométrica puede asignar a un fósil un rango bastante grande de posible antigüedad. Y, ademas, muchos evolucionistas piensan que los estratos de nuestro planeta se crearon a una velocidad relativamente uniforme en toda la tierra. Por lo tanto, los científicos datan determinado fósil según el estrato geológico en que fue encontrado, y datan ese estrato según los fósiles que contiene, lo cual nos lleva a un razonamiento circular. Pero, en realidad, la tierra ha sufrido enormes alteraciones geológicas, tanto antes como después de Adán. Así es, la Biblia revela que la tierra existía antes de que Adán fuese creado y estaba ocupada por seres vivientes (no humanos) en ese entonces.
Prehistoria bíblica
La creación inicial de los cielos y la tierra sobre la cual leemos en Génesis 1:1 sucedió en un momento desconocido del pasado. Lo que sí sabemos, es que, cuando Dios creó la tierra, todos los ángeles eran buenos y vivían en armonía con Él (vea Job: 38:4-7). Y aparentemente, los ángeles ocuparon la tierra como su “propia morada” en un principio. Pero tiempo después, Lucifer decidió rebelarse con el propósito de “subir al cielo” y remplazar a Dios (Isaías 14:13-14).
Luego, Génesis 1:2 nos dice que “la tierra estaba [o “llegó a estar”, que es otra traducción] desordenada y vacía”. Pero, según Isaías 45:18, Dios no creó la tierra “en vano”, término que proviene de la misma palabra traducida como “desordenada” en Génesis 1:2. Tal parece que la tierra llegó a ser un lugar de caos, confusión y destrucción cuando Satanás y los ángeles que le siguieron (que ahora llamamos demonios) se rebelaron contra Dios. Pero en la Biblia no encontramos ningún indicio de la existencia vida humana en la tierra mientras los ángeles la ocupaban—antes que el mundo fuera destruido en la rebelión angelical. De hecho, la evidencia fósil de dinosaurios y otras criaturas y plantas que no existen en la actualidad indica que estos seres vivieron en un mundo muy diferente al que hoy sustenta la vida humana, un mundo que existió antes de Adán.
Más adelante, Génesis 1:3 comienza a describir la reconstrucción de la tierra, que esta vez sí sería habitada por seres humanos, creados por Dios al final de la semana de re-creación hace aproximadamente 6.000 años.
Entonces, sí, es posible encontrar fósiles mucho más antiguos que Adán, pero ninguno de estos es humano. En síntesis, existen dos posibilidades en cuanto al origen de cualquier fósil homínido: pudo pertenecer a un ser humano que vivió en algún momento de la historia a partir de la creación de Adán, o bien, a algún animal que vivió antes o después del primer hombre.