¿Podemos creer en el Génesis y en la evolución? ¿Guió Dios un proceso evolutivo? ¿Qué pensaban Jesús y sus discípulos de lo que relata el libro de Génesis acerca de la creación?
La descripción que hace la Biblia con respecto a la creación ha sido motivo de controversia para muchos científicos en los últimos 200 años. ¿Podemos confiar en lo que nos dicen las Escrituras para explicar la existencia de la humanidad? ¿Podemos creer en el relato de Génesis acerca de la creación, o la evolución es la única opción viable? ¿Puede un cristiano creer en las dos?
En los últimos años algunos han planteado una nueva perspectiva de como el entorno ordenado y a menudo simbiótico, se originó en el mundo. Nueva evidencia a nivel molecular y atómico basada en estudios científicos ha reavivado el interés en cuanto a si el mundo natural fue diseñado y puesto en orden por una inteligencia superior.
Términos como “complejidad irreductible” y “diseño inteligente” se han vuelto palabras de moda entre la comunidad religiosa para mostrar que la historia del hombre y su futuro depende de la existencia de Dios.
Ideas profundamente arraigadas
El peso de todas las suposiciones encontradas en los textos científicos en todos los niveles educativos, puede poner a un cristiano imparcial que lee en una posición de desventaja. Cuando se discute el origen del hombre, estos libros a menudo hacen afirmaciones dogmáticas y evitan la opción “religiosa”. Aun los descubrimientos científicos a la vanguardia en investigación genética y biológica han llevado a un importante grupo de profesores e investigadores a creer que el mundo que vemos a nuestro alrededor no existió por un accidente.
Muchos se sorprendieron cuando en 2004, el entonces profesor de 81 años de edad, Antony Flew de la Universidad de Reading, Inglaterra, decidió que todo el mundo físico “me parece el resultado de un trabajo hecho con inteligencia”. Esto fue muy sorprendente ya que hasta ese momento el profesor Flew era uno de los principales defensores del ateísmo y había debatido sus ideas con el escritor cristiano C.S. Lewis.
Ahora el decidió que los descubrimientos biológicos y la complejidad integrada del ADN, ARN y la simbiosis en la naturaleza, apunta a una inteligencia responsable de lo que él vio.
Albert Einstein, aunque no proponía un Dios personal, también creía que las muchas y consistentes leyes que rigen el universo eran evidencia de un diseño.
Muchos científicos en la actualidad, considerando todos los avances que ha tenido la ciencia en todas sus ramas, concluyen que todo lo bonito y ordenado del universo y la complejidad de la vida, apuntan a un diseñador inteligente. Aun así muchos líderes religiosos parecen haber aceptado la evolución como un hecho.
¿Pueden los cristianos creer en la evolución? ¿Qué es lo que en realidad enseña la Biblia acerca del origen de la vida?
Veamos qué entendieron Jesús y sus discípulos acerca del origen de la humanidad y el relato de Génesis.
¿Creía Jesús en el libro de Génesis?
En una discusión con los fariseos acerca del matrimonio, Jesús ratificó su apoyo al relato de Génesis: “pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (Marcos 10:6, citando Génesis 1:27).
Tenemos una opción. Podemos creer que Jesús sabía de lo que estaba hablando o podemos empezar a buscar y escoger lo que creemos de las palabras de Cristo. Claramente Jesucristo no pensaba que el libro de Génesis fuera mitológico, alegórico, poético o que se refiriera a épocas del tiempo que de alguna manera representaran un proceso evolutivo. Para ahondar más en este tema, lea nuestro artículo “Los días de la creación”.
¿Creían los apóstoles en el libro de Génesis?
Juan Marcos escribió el pasaje en Marcos 10:6. ¿Tanto él como el apóstol Mateo (lea Mateo 19:5) lo hubieran incluido en sus biografías de Jesús si supieran que era un falso enunciado? ¿Un escritor tan exigente como Lucas, incluiría a Adán en la genealogía de Jesús si supiera que Adán era un personaje ficticio (Lucas 3:38)?
Judas, uno de los medios hermanos de Jesús, se refiere a Enoc: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares” (Judas 1:14). El fariseo converso, Pablo, educado por el renombrado maestro Gamaliel, nos dice que Adán fue “porque Adán fue formado primero, después Eva” (1 Timoteo 2:13) y que Adán fue el primer hombre (1 Corintios 15:45).
La opción viene de nuevo. ¿Seleccionamos lo que queremos creer —pensando en los escritores como ignorantes e inconscientes de nuestro verdadero origen? ¿O aceptamos que ellos caminaron y hablaron con Jesús —el Creador, el Dios de las Sagradas Escrituras (lo que conocemos como Antiguo Testamento), el Verbo fue hecho carne (Juan 1:14; 1 Corintios 10:4), aquel que creó a Adán y Eva?
Muchas personas y lugares del libro de Génesis son mencionados en el Nuevo Testamento. Incluyen nombres como el de Abel, Caín, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Lot, Jacob, Levi, José, Moisés y muchos más. El hecho de que fueran mencionados por hombres que fueron enseñados por Cristo, confirma que el libro de Génesis es un libro con autoridad y no una colección de mitos de oscuros días de ignorancia.
Simón Pedro, antes de su muerte, alentó a aquellos que esperaban el regreso de Jesucristo a: “Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles; sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:1-4).
En esta advertencia que Pedro hace, menciona la idea de unas condiciones globales generales que continuarán en el milenio. El descubrimiento de cráteres causados por impactos alrededor de la Tierra y la evidencia de grandes cataclismos en los estratos geológicos, han puesto al descubierto el falso concepto de un desarrollo constante. La desaparición de los dinosaurios en un lapso tan corto de tiempo, muestra que la Tierra no fue siempre un lugar como el que conocemos hoy en día —relativamente estable.
La ciencia sólo puede especular acerca de cómo se dieron esas condiciones basada en la evidencia que tiene disponible. Nosotros tenemos la historia registrada de Dios, quien vio estos eventos mientras sucedían.
¿Cuál debe ser el enfoque frente al libro de Génesis y la creación?
¡Obviamente el apóstol Pedro pensó que deberíamos creer en lo que está escrito en el libro de Génesis!
Él continua diciendo: “Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Más, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:5-9).
No había duda en la mente de Pedro que por decisión propia (“voluntariamente”), la evidencia del diseño y creación del universo por parte de Dios ha sido ignorada, incluyendo el mantenimiento de las leyes del universo (“y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”, Hebreos 1:3).
El apóstol Pablo también se dio cuenta que todos aquellos que han experimentado el orden y el diseño de la naturaleza deberían saber que fue Dios quien lo creó todo —que Él se expresa a sí mismo a través de su perfección.
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:18-21).
¡Cuando investigamos la increíble creación, podemos conocer más del Creador invisible!
También puede ser útil investigar los detalles de cómo Dios transformó la tierra en un lugar habitable para la humanidad. Lea nuestro artículo “¿Cuánto duraron los ‘días’ en Génesis 1?” Le va ayudar a entender que los detalles escritos en el libro de Génesis son precisos, no alegóricos ni poéticos, y están respaldados por la verdadera ciencia.
¿Pueden creer en la evolución los cristianos?
Cuando vemos el relato bíblico de la creación en el libro de Génesis, vemos un orden y un propósito. Comparada con la explicación que Dios da, se necesita más fe para creer en la teoría de la evolución, que se basa en las diferentes reacciones químicas al azar para producir los increíbles y complejos sistemas químicos presentes en todo ser viviente, desde criaturas unicelulares hasta el increíble y complejo cuerpo humano.
Muchos científicos continúan en la búsqueda del santo grial de la paleontología, los muchos “eslabones perdidos” en el registro de los fósiles, para finalmente poder decir: “lo ven ustedes, Dios no existe”. ¿Aun así, si la evolución funcionara mediante el proceso de selección natural eliminando las mutaciones fallidas, donde están los millones de fósiles de todos esos intentos fallidos? En lugar de eso, encontramos los fósiles de criaturas completas y funcionales.
El pensamiento macroevolucionista no puede explicar el intrincado y complejo equilibrio que hay en el mundo que Dios preparó para la humanidad. Cualquier cambio que ocurra es limitado en el rango, y cualquier interpretación de los registros fósiles para mostrar algún desarrollo completo y ordenado es algo imaginario.
Debemos estar muy agradecidos por el plan determinado que Dios está llevando a cabo. Eventualmente toda la humanidad reconocerá el diseño y la belleza de su creación, culminando con la transformación del hombre físico a hijos espirituales de Dios, viviendo felices por toda la eternidad.
Esto marco un gran contraste frente a la alternativa sin Dios —morir eternamente sin esperanza alguna. ¡Sí, el libro de Génesis es exacto! Los cristianos no necesitan creer en la evolución.
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