El pasado 25 de septiembre, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, dio su discurso anual frente a la Asamblea General de la ONU. Sus palabras iniciales reflejan un malestar generalizado en el mundo por un sentimiento de traición.
“Nuestro mundo atraviesa por un grave caso de ‘Trastorno por déficit de confianza’. La gente se siente preocupada e insegura. La confianza está al borde de la ruptura. Confianza en las instituciones nacionales. Confianza entre los estados. Confianza en el orden mundial basado en reglas. En los países, las personas están perdiendo la fe en los establecimientos políticos, la polarización aumenta y el populismo avanza”.
“Los valores universales se están deteriorando”, agregó el señor Guterres. “Los principios democráticos están bajo ataque y el estado de derecho está siendo menoscabado. La impunidad se está abriendo paso, mientras los líderes y estados sobrepasan límites tanto a nivel nacional como internacional”.
Estas incisivas observaciones definen con precisión el estado en que el mundo enfrenta el inicio de este año. Muchas personas ya no están seguras de en qué o en quién pueden confiar.
Asia: preocupación por las ambiciones de China
En Asia, la totalitaria China continúa sus esfuerzos por llegar a la supremacía del continente utilizando varias estrategias. Su rápido desarrollo económico le significa una mayor demanda de materia prima, más allá de la que puede autosustentar. Así que su Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda, lanzada en el 2013, procura crear una versión moderna de la legendaria Ruta de la seda a lo largo de Asia y Europa con el fin de tener acceso a más mercados y recursos internacionales. (Conozca más acerca de esta iniciativa y sus implicaciones proféticas en nuestro artículo en línea “El sueño de China”.)
Según la revista Forbes, este proyecto es “uno de los más ambiciosos de la historia humana” y “podría costar hasta 12 veces lo que Estados Unidos gastó en el Plan Marshall para reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial” (Frank Holmes, “China’s Belt and Road Initiative Opens Up Unprecedented Opportunities” [La Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de China crean oportunidades sin precedentes], 4 de septiembre de 2018).
La plataforma internacional Stratfor informa que, en mayo del 2017, los líderes de 29 países asiáticos y europeos, junto a representantes de otras 130 naciones, se reunieron en Beijing para celebrar cuatro años de la iniciativa y exponer los planes de China para el futuro. El mayor obstáculo del proyecto, sin embargo, ha sido la falta de confianza en la motivación subyacente de China. Los países más pequeños temen que si adquieren una deuda insustentable, China finalmente tome el control efectivo de sus economías y recursos.
Por otro lado, China continúa alarmando a sus vecinos del Pacífico con la construcción de instalaciones militares en sus islas artificiales en el Mar de China Meridional. El corresponsal del periódico The Telegraph, Neil Connor explica que “China ha desencadenado protestas diplomáticas con las imágenes transmitidas por televisión nacional donde aparentemente muestra que ha roto la promesa de no militarizar las islas artificiales que construyó en el Mar de China Meridional” (9 de enero de 2018).
Estas construcciones han continuado a pesar de que, en julio del 2016, la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya decretara que la demanda territorial de China no era fundamentada. China se rehusó a reconocer este veredicto de la Corte.
Así, el estado de derecho se deteriora; y los líderes sobrepasan límites.
África: dictaduras disfuncionales
Mientras tanto, África aún sufre los estragos de sus regímenes autocráticos disfuncionales. Si bien algunos países africanos han logrado crear gobiernos al menos marginalmente democráticos, la mayoría todavía sufre bajo el mando de dictadores. Según el sitio PlanetRulers.com, actualmente existen 19 dictaduras en África, tres veces más que en los países “libres” del continente.
Bajo un régimen dictatorial no hay respeto por los derechos humanos. La corrupción abunda y el pueblo vive con miedo de contrariar al poder reinante. Este autor ha sido testigo de cómo los africanos estudian su entorno cautelosamente antes de hacer un comentario que pudiera considerarse crítico de su líder o gobierno. Existe una desconfianza casi universal de cualquiera que lleve un uniforme y todas las instituciones gubernamentales. Tal es el nivel de corrupción desde la cabeza hacia abajo.
No existe un estado de derecho; la voluntad del dictador manda.
Centro y Sudamérica: luchando contra la corrupción
La mayoría de los países de Centro y Sudamérica también tiene graves problemas de corrupción.
El peor caso es Venezuela, donde la economía se ha derrumbado por completo en manos de una dictadura corrupta y autocrática. Según el World Factbook [Libro de datos del mundo] de la CIA, en el 2017 la inflación excedió el 2.000 por ciento y el PIB se contrajo 12 por ciento. Los venezolanos están huyendo de su país en masa.
Según el Consejo de Relaciones Exteriores, entre 2 y 4 millones de venezolanos ya han dejado el país. Algunos emigran hacia Colombia, donde muchas mujeres, incluso profesionales universitarias, han recurrido a la prostitución como un medio de alimentar a sus familias (David Brennan, “Venezuelan Women Turning to Prostitution to Survive,” [Mujeres venezolanas recurren a la prostitución para sobrevivir], Newsweek.com, 24 de agosto de 2018).
Con Jair Bolsonaro, Brasil ha elegido a un presidente populista de extrema derecha, que ahora enfrenta una tarea colosal en su meta de luchar contra la corrupción, cuando el país ha sido devastado por escándalos en todos los niveles políticos y comerciales.
La corrupción es un problema sobresaliente en la mayor parte de Centro y Sudamérica. De hecho, según el ranking de corrupción de Transparency International, sólo Chile, Uruguay y Guyana francesa están por sobre los 50 puntos en la escala del 1 (muy corrupto) al 100 (muy justo). La mayoría de los otros países, incluyendo Brasil, se encuentran en la escala de los 30.
Estados Unidos: una casa dividida
La corrupción y el crimen rampante al sur del Río Grande han tendio repercusiones en Estados Unidos con un incremento en la inmigración ilegal. Las caravanas que viajan desde Honduras, Guatemala y El Salvador en busca de asilo en el norte se han convertido en manzanas de la discordia para la política estadounidense. Mientras algunos piensan que la Agencia para el Control de Inmigración y Aduanas debería abolirse por completo, otros están alarmados por lo que se percibe como una invasión de inmigrantes ilegales y la pérdida del control de las fronteras del país. Todo esto es síntoma de una división cada vez más profunda y permanente.
Una investigación del Centro de Investigación Pew en octubre del 2017 encontró que “las divisiones entre republicanos y demócratas en cuanto a valores políticos fundamentales —gobierno, raza, inmigración, seguridad nacional, protección ambiental y otros— alcanzaron niveles récord durante la presidencia de Barack Obama. Y en el primer año de presidencia de Donald Trump, las brechas han aumentado, al punto de que dejan pequeñas a otras divisiones sociales, como el género, la etnia, la religión y la educación”.
Estadounidenses han sido atacados con violencia por otros estadounidenses producto de sus ideas políticas.
Esta creciente amargura demuestra hasta qué punto los Estados Unidos se ha convertido en “una casa dividida contra sí misma”, una situación que, como explicó Jesucristo, no puede durar mucho.
Esta creciente amargura demuestra hasta qué punto los Estados Unidos se ha convertido en “una casa dividida contra sí misma”, una situación que, como explicó Jesucristo, no puede durar mucho. Cada vez hay más desconfianza entre compatriotas, y algunos incluso están dispuestos a abandonar sus principios democráticos arraigados con el fin de imponer una causa.
En el escenario internacional, el presidente estadounidense anunció que Estados Unidos renuncia al Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio debido a acusaciones de que Rusia lo ha estado violando habitualmente.
Estas rupturas de confianza probablemente conduzcan a una nueva carrera armamentista, cuyas consecuencias son impredecibles (para más detalles e implicaciones proféticas, vea nuestro artículo “Nuevas pesadillas nucleares” en la edición de Discernir julio/agosto 2016).
Unión europea: creciente discordia
Europa también enfrenta una crisis de confianza en el estado de derecho. Los ciudadanos ingleses, por ejemplo, mostraron su desconfianza ante la UE votando por salirse de ella en junio del 2016, aunque la forma en que esta medida se implementará en marzo del 2019 ha sido un nudo gordiano.
Según Strafor, la Rusia de Vladimir Putin ha estado intentando dividir a la UE aliándose con líderes populistas de Hungría y otros países que pertenecieron al antiguo bloque soviético (Eugene Chausovsky, “How Russia Makes Power Plays in European Politics” [Cómo Rusia hace jugadas de poder en la política europea], 11 de octubre de 2018).
Pero ésta no es toda la disensión que amenaza a la UE. Stratfor reporta: “El 15 de octubre, el gobierno italiano expuso sus propuestas presupuestarias en Bruselas, pidiendo un aumento del 2,4 por ciento del producto interno bruto (PIB) en su déficit para el 2019 —bastante mayor al 0,8 por ciento que la Unión europea esperaba” (“Italy: Rome Challenges the European Union With Plan to Increase Its Budget Deficit” [Italia: Roma desafía a la Unión Europea con un plan para aumentar su déficit presupuestario], 16 de octubre de 2018). Con esto, Roma desafió las reglas de Bruselas abiertamente, y el veredicto final será un indicativo de la fuerza que tiene la UE y de si puede continuar en su forma actual.
Por otro lado, Polonia está siendo demandada por la UE con base en cargos que el gobierno conservador intenta atribuirle a la Corte Suprema polaca. Reuters informa: “‘La Comisión europea sostiene que la ley polaca en cuanto a su Corte suprema es incompatible con la ley de la UE, dado que debilita el principio judicial de independencia, incluyendo la inamovilidad de los jueces’, dijo la Comisión delegada de la UE” (24 de septiembre de 2018).
¿Por qué esta crisis de confianza?
¿Cuál es la causa del “Trastorno por déficit de confianza” que el señor Guterres mencionó? En pocas palabras, es la combinación de un pensamiento corrosivo con una confianza indebida.
El apóstol Pablo le advirtió a Timoteo acerca de una forma de pensar perversa que se generalizaría en el mundo poco antes del regreso de Cristo: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:1-5).
Hoy en día vemos que estas actitudes están aumentando hacia un inminente clímax de egocentrismo, indiferencia y abierta violencia.
El motivo de la crisis de confianza es que las personas ponen su fe en sí mismos, cuando en realidad el corazón humano “Engañoso es… más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).
Del caos a la confianza
No sabemos exactamente qué pasará en el 2019, pero la corrupción, los escándalos y los conflictos agravados por una falta de confianza, sin duda serán parte de ello.
La solución sería dejar de confiar en nosotros mismos y otras personas, y poner nuestra confianza en quien sí la merece. La Biblia nos dice que “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26); y “Mejor es confiar en el Eterno que confiar en el hombre. Mejor es confiar en el Eterno que confiar en príncipes” (Salmos 118:8-9).
A diferencia de lo que veremos en el mundo durante el 2019, la confianza puesta en Dios nunca es defraudada. Podemos esperar con confianza el futuro profetizado que vendrá tras este creciente caos, donde la confianza será universal:
“Cantaré a ti, oh Eterno; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH el Eterno, quien ha sido salvación para mí” (Isaías 12:1-2).
Podemos tener completa confianza en las promesas de Dios.
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