Vencer: cambio de polaridad magnética

Los seres humanos tienen una atracción natural hacia el pecado —como los imanes de polos opuestos. Para poder vencer, debemos cambiar nuestra polaridad magnética espiritual.

En nuestro mundo moderno, las propiedades del magnetismo son bien comprendidas. Básicamente, existen dos tipos de imanes: un electroimán y un imán permanente. Un electroimán es un imán temporal alimentado por electricidad que fluye a través de una bobina de alambre alrededor de un núcleo de hierro. La corriente de energía magnetiza el núcleo de metal. Un imán permanente es una sustancia que es capaz de generar su propio campo magnético.

Cada imán tiene un polo sur y un polo norte. Dependiendo del alineamiento de los polos entre dos imanes, puede suceder que se atraigan el uno al otro o se repelan. Polos similares (norte y norte o sur y sur) se repelen entre sí. Polos opuestos (norte y sur y sur y norte) se atraen.

Nuestra visión del pecado puede verse como una elección de nuestra polaridad magnética. Es una cuestión de nuestro carácter y el nivel de crecimiento espiritual, lo que determina si nos sentimos atraídos por el pecado o lo repelemos.

Reconocer nuestro llamado

Los seres humanos tienen una proclividad natural a centrarse en sí mismos, lo cual, sino se controla, conduce al pecado y se refuerza por medio de la influencia de Satanás (Jeremías 17:9; Efesios 2:2). No obstante, hemos sido llamados a crecer en carácter y convertirnos en seres semejantes a Dios (Efesios 4:13). Dios quiere tener una familia de hijos e hijas que compartan su carácter perfecto. Él esta en el proceso de “llevar muchos hijos a la gloria” (Hebreos 2:10).

Toda la humanidad va a tener la oportunidad de escoger seguir a Dios y su camino de vida o seguir el camino de Satanás, lo que conlleva a la muerte (Romanos 6:23). Dios ha llamado a muy pocas personas hoy en día, y eventualmente le va a ofrecer a toda la humanidad el conocimiento de sus caminos. Para poder entrar en la familia de Dios debemos arrepentirnos y alejarnos del pecado (2 Corintios 7:1).

La atracción magnética del pecado

La atracción que el pecado ejerce sobre nosotros, es como la atracción de los polos magnéticos opuestos. Dios le advirtió a Caín, “el pecado está a la puerta” y nos puede gobernar —si nosotros no lo dominamos (Génesis 4:7). La naturaleza humana, con la influencia adicional de Satanás, también se siente atraída por el pecado. Los placeres del pecado son efímeros (Hebreos 11:25), pero sus efectos en nosotros son evidentes. El pecado es un poder muy adictivo que puede vencernos. Cuando permitimos quedar al alcance de su campo magnético, nos arrastra violentamente hacia él y trata de aferrarse a nosotros (ver Santiago 1:13-15).

El pecado es un poder muy adictivo que puede vencernos. Cuando permitimos quedar al alcance de su campo magnético, nos arrastra violentamente hacia él y trata de aferrarse a nosotros.¿Estamos atrapados en esa constante atracción hacia el pecado? ¿Tenemos alguna esperanza de liberarnos?

Los polos de un imán al parecer se pueden parecer inalterables. Pero bajo ciertas circunstancias, pueden cambiar —¡y nosotros también podemos hacerlo!

Dios también le dijo a Caín que, independiente del hecho de que el pecado quiera atraparnos, nosotros deberíamos tener a capacidad de poder controlarlo (Génesis 4:7). Es un conflicto interno en cada uno de nosotros los que hemos sido llamados y hemos recibido el Espíritu Santo de Dios. Todos tenemos pecados contra los cuales debemos luchar y defectos en nuestro carácter que entorpecen nuestro crecimiento.

Debemos cambiar nuestra polaridad para que aquellas cosas que nos alejan de Dios dejen de ejercer una atracción sobre nosotros. Implica mucho más allá de simplemente dejar de reaccionar ante el pecado. El arrepentimiento implica un giro completo. Debemos crecer hasta llegar al punto de repeler y aborrecer el pecado. Debemos aborrecerlo asi como Dios lo aborrece y rechazar cualquier conducta que nos involucre en ese tipo de situaciones (Isaías 59:2). No siempre podemos evitar la tentación de pecar, pero tenemos el poder para controlar ese tipo de situaciones.

Entonces, ¿cómo podemos repeler el pecado?

Cambiar nuestro campo “magnético”

Los polos magnéticos pueden cambiar. Es posible cambiar la polaridad, pero la naturaleza misma de cada material debe cambiar. El proceso por medio del cual se revierten los polos de un imán depende de si es un electroimán o un imán permanente. Es más sencillo cambiar la polaridad de un electroimán que de un imán permanente. A un electroimán se le puede cambiar la polaridad simplemente invirtiendo los cables de la fuente de alimentación.

No obstante, en el caso de un imán permanente, se requiere de una ayuda externa para poder cambiar su ´polaridad. Por ejemplo, se puede cambiar el campo magnético enrollando una bobina de alambre alrededor del imán y aplicando corriente a través de la bobina. Sin embargo, el éxito de este procedimiento depende de la fuerza inicial del imán. Es posible que se necesite más corriente para cambiarlo.

Asimismo, podemos cambiar nuestra polaridad y la forma como reaccionamos frente al pecado. Estos son algunos pasos que debemos tener en cuenta a la hora de “cambiar los cables” para modificar nuestra polaridad y así repeler el pecado:

  • Debemos arrepentirnos sinceramente y buscar el perdón de Dios (2 Corintios 7:8-11).
  • Debemos anhelar vencer el pecado y vivir con justicia (Filipenses 2:12-13).
  • Debemos buscar e identificar las debilidades de nuestro carácter (1 Corintios 11:27-28).

No obstante, algunos pecados son más fáciles de vencer que otros. En ocasiones, la atracción magnética que el pecado ejerce sobre nosotros sólo se puede superar con ayuda externa. Y esa ayuda es la asistencia sobrenatural que sólo proviene de Dios. Entonces, este es el ultimo paso para cambiar nuestra polaridad hacia el pecado:

  • Debemos pedirle y buscar el Espíritu Santo de Dios para que nos ayude a vencer (Romanos 8:26). El cambio de nuestra “polaridad magnética” no es fácil —¡pero es la tarea que Dios nos ha encomendado! Y Él prometió que nos daría el poder de su Santo Espíritu para ayudarnos y asi poder liberar esa atracción hacia el pecado y acercarnos al camino de justicia de Dios.

Si usted desea aprender más acerca de lo que dice la Biblia acerca de este tema, lo invitamos a leer los siguientes artículos:

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