Al creer que las perspectivas de Dios son algo anticuado, los ciudadanos de las naciones occidentales están haciendo grandes cambios a las tradiciones de vieja data y a los parámetros que encontramos en la Biblia. ¿Cómo comenzó este conflicto cultural? ¿Cómo terminará?
En la actualidad, las personas tienen diferentes perspectivas a las de Dios en una variedad de temas. Veamos por ejemplo una de las actividades más básicas de todas —la sexualidad humana. Las instrucciones de Dios al respecto son en verdad sencillas: Él creó el matrimonio como un pacto entre un hombre y una mujer, y permitió las relaciones sexuales sólo dentro del matrimonio (Génesis 2:24).
Como todas sus leyes, Dios dio estas para nuestro bien (Deuteronomio 10:13). Sus leyes nos benefician —de hecho, son la única forma en que todo funciona. Si desea una mayor explicación de las instrucciones de nuestro Creador acerca de la sexualidad, vea los artículos, “¿Qué es el matrimonio?” Y “Preguntas acerca del sexo respondidas en la Biblia”.
El cuestionamiento de los parámetros de Dios
No tomó mucho tiempo para que los estándares de Dios fueran cuestionados. Las personas siempre han hecho lo que han querido. La supuesta justificación para determinar sus propios valores con respecto a la sexualidad puede encontrarse en preguntas aparentemente inocentes. ¿Qué tiene de malo tener actividad sexual antes del matrimonio si ambas personas se aman? ¿Qué daño puede causar el sexo premarital, si las personas toman precauciones contra las enfermedades sexuales y usan métodos anticonceptivos porque no quieren tener un hijo? ¿Qué tiene de malo disfrutar la vida?
Y para los que quieren casarse, muchas naciones occidentales han aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Al fin y al cabo, muchos razonan, ¿no deberían ser libres para casarse con la persona que aman? Al final, ¿no es el amor el que triunfa?
Las personas en la actualidad suponen que las respuestas a estas preguntas aparentemente inocentes son claras y que no hay nada malo en abandonar las leyes de Dios. Pero, ¿es esto verdad o son tan solo ideas ciegas que pasan por alto las consecuencias reales?
Justificaciones
Aquellos que creen que el sexo premarital y el matrimonio entre personas del mismo sexo es aceptable, ofrecen toda clase de explicaciones para justificar estos cambios frente a las instrucciones originales de Dios.
Algunos suponen equivocadamente que el concepto de Dios ha sido creado por el hombre, en lugar de reconocer que Dios creó al hombre. Aquellos que aceptan esta perspectiva falsa creen que son libres de determinar sus propios estándares de conducta en lugar de aceptar lo que ellos consideran supersticioso, débil a nivel mental o formas de vivir innecesariamente restringidas por un Dios imaginario. En las mentes de estas personas, el rechazo de los estándares bíblicos es una liberación y representa un avance para la humanidad.
Aun muchos que creen que Dios existe encuentran otras formas de justificar los cambios modernos en relación con lo que se considera correcto e incorrecto. Algunas personas creen que originalmente Dios dio leyes simplistas para personas simplistas que eran incapaces de tener un razonamiento más elevado. Según su perspectiva errada, Dios pretendía que nos desarrolláramos y dejáramos los valores anticuados a medida que progresáramos.
Llevando este pensamiento a una supuesta conclusión lógica, algunos creen que Dios se agrada de los cambios en la moralidad ahora defendidos por la mayoría de los ciudadanos en las naciones occidentales.
¿Puede esto ser cierto? Vea lo que la Biblia dice en nuestro artículo: “Viviendo juntos antes del matrimonio”.
¿Cambia Dios? ¿Ha cambiado su posición en cuanto a lo que es bueno y lo que es dañino en la sexualidad humana? ¿Aprueba Él ahora lo que originalmente nos dijo que no hiciéramos?
Si no es así, ¿está Dios en el lado equivocado de la historia? ¿Cómo llegó la mayoría de los ciudadanos de las naciones occidentales a tener valores alternativos a los enseñados por Dios?
Dos formas de pensar
Muchos sabemos acerca del relato bíblico en el que Adán y Eva tomaron del fruto prohibido en el jardín del Edén (Génesis 3). Este incidente, al que comúnmente se refieren como el pecado original o la caída del hombre, fue un evento decisivo en la relación entre Dios y la humanidad. Si bien cada persona cosecha las recompensas o consecuencias de sus acciones (Ezequiel 18:20), el pecado de Adán y Eva sentó un precedente que la humanidad ha seguido desde entonces. Como la Biblia lo afirma: “todos han pecado” (Romanos 3:23).
Medite por un momento en el pensamiento que hizo que Eva se desviara. Como parte de su planteamiento engañoso, la serpiente, que era Satanás el engañador (Apocalipsis 12:9), apeló a la capacidad de Eva para razonar y tomar decisiones por sí misma, aparte de Dios (Génesis 3:4-5).
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (v. 6). Como resultado, Adán y Eva fueron echados del jardín y perdieron el acceso al árbol de la vida (v. 24).
A pesar de lo maravillosa que es la mente humana —creada a imagen de Dios y muy superior a la de cualquier animal (Génesis 1:27)— Dios quería que nosotros usáramos nuestras habilidades en armonía con sus instrucciones. La Biblia enseña que la mente humana, a la que la Biblia con frecuencia se refiere como el corazón, es: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9), y que: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12; 16:25).
Tristemente, en vez de obedecer a Dios, Eva sucumbió al mensaje engañoso de la serpiente y confió en su propio razonamiento corto de vista y en sus sentimientos antes que en la perspectiva eterna de Dios. En general, la humanidad ha repetido continuamente el trágico error de Eva.
Al describir a aquellos que han seguido este terrible error en su línea de pensamiento, Pablo escribió: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios… ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:21-22, 25).
La adoración de la mente
El proceso mental de desconectarse de Dios y volverse a una total confianza en el razonamiento humano ha sido descrito como un viaje fascinante, esclarecedor y liberador por personas que tristemente han transitado por este camino equivocado. La ya fallecida Annie Besant (1847-1933), una escritora británica importante y activista en pro de los derechos de la mujer, documentó su viaje desde la Iglesia de Inglaterra hasta su rompimiento con el cristianismo en una colección de ensayos titulado: My Path to Atheism [Mi camino al ateísmo].
Comenzando con lo que creía eran discrepancias y contradicciones en la Biblia, describió en su prefacio cómo comenzó a estudiar críticamente las enseñanzas del cristianismo. A medida que comenzó a dudar más del cristianismo y a considerar otras religiones, llegó a creer que “la inspiración le pertenecía a todas las personas por igual, y no había necesidad de expiación… así, paso a paso, yo renuncié a los dogmas del cristianismo...
“Del cristianismo al simple teísmo, he encontrado mi propio camino; paso a paso el teísmo se transformó en ateísmo; la oración gradualmente fue descontinuada, como algo totalmente en desacuerdo con cualquier idea digna de Dios, y en contradicción con todos los resultados de la investigación científica. He tomado gran interés en los últimos descubrimientos científicos, y Darwin ha hecho mucho para liberarme de mis antiguos lazos” (p. vii).
Caminos similares
El camino por el que Besant se distanció de Dios se equipara con el que tomaron Adán y Eva en el jardín del Edén. Satanás le dijo a Eva que sus ojos serían abiertos para que ella, tal como Dios, pudiera distinguir entre el bien y el mal por sí misma (Génesis 3:5). Al aceptar esta premisa errada, Eva utilizó lo que más tarde se considerarían principios de investigación científica, hasta llegar a la hipótesis mortal de que el fruto prohibido era bueno para comer (v. 6). Pero el tiempo mostraría que ella estaba errada —Dios estaba en lo correcto. Ella murió.
Cuando las personas empiezan a confiar en su propio razonamiento aparte de Dios, pronto empiezan a buscar a otros que compartan su mismo punto de vista equivocado. Personas como Charles Darwin, que teorizó acerca de la evolución del hombre sin un creador divino; Karl Marx, quien abogó por el ateísmo y la fallida economía del comunismo; y Sigmund Freud, quien postuló que la sexualidad es la fuerza impulsora detrás de gran parte de la actividad humana, fueron vistos como grandes pensadores cuyas ideas debían ser aceptadas. Aunque estos bien reconocidos hombres ya han muerto, sus teorías erradas y antibíblicas, continúan moldeando negativamente nuestro mundo actual.
¿Quién está en el lado correcto de la historia?
En cuanto a quién está en el lado correcto de la historia, el juicio ya se ha hecho. La Biblia explica que Dios no cambia (Malaquías 3:6; Hebreos 13:8) y que todos “compareceremos ante el tribunal de Cristo” (Romanos 14:10; 2 Corintios 5:10).
Sorprendentemente, aquellos que han sido enceguecidos y engañados por Satanás, aquellos que nunca han tenido una oportunidad justa y plena de entender el camino de vida de Dios, recibirán esta oportunidad en el futuro. Si desea aprender más acerca del misericordioso plan de salvación de Dios para la humanidad, vea los artículos en la sección “Plan de salvación”, en la página web de Vida, Esperanza & Verdad.
Por medio del profeta Isaías, Dios dijo: “Yo soy Dios… y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” (Isaías 43:12-13).
Por el momento pareciera que Dios está en el lado equivocado de la historia. Pero cuando Cristo regrese y el Reino de Dios sea establecido aquí en la Tierra, los beneficios del camino de Dios harán obvio quién está en el lado correcto. ¿En qué lado estaremos nosotros?
El engaño de Darwin
Aunque se han sugerido muchas teorías y filosofías equivocadas para contrarrestar las verdades de Dios, la ofrecida por Charles Darwin para explicar la existencia del hombre sin un creador ha sido una de las más ardientemente defendidas a pesar de sus flagrantes errores. Para creer en la evolución darwiniana, uno debe aceptar:
· Que algo (de hecho, todo el universo) provino espontáneamente de la nada.
· Que los elementos químicos se combinaron al azar de alguna manera hasta alcanzar la increíble complejidad y el maravilloso diseño de lo que llamamos vida.
· Que los irreductiblemente complejos órganos y funciones que no tienen ningún valor para la supervivencia a menos que estén completos, de alguna forma evolucionaron gradualmente a través de los milenios. (Las mutaciones al azar, que son increíblemente peligrosas, y la supervivencia del más apto no pueden explicar, por ejemplo, desarrollos increíbles tales como el ojo.)
Vea la continuación de la serie “¿Existe Dios?” en este número de Discernir y muchos otros artículos en la sección “¿Existe Dios?” de Vida, Esperanza & Verdad, si desea explicaciones adicionales.