El rechazo es una de las cosas más difíciles que una persona puede enfrentar. ¿Cómo debería lidiar un hijo de Dios con el rechazo? ¿Qué dice Dios al respecto?

Entonces, parece que el mundo ha llegado a su fin.
O al menos, es posible que así lo sienta.
Una persona tenía todo lo que usted quería —cumplía con todos los requisitos. Y usted estaba seguro de que era la persona perfecta para usted.
Pero la otra persona no pensaba lo mismo de usted.
En una situación como estas, es normal que la persona se sienta humillada, deprimida —rechazada. Uno puede pensar que es el fin del mundo.
¿Cómo puede una persona sobreponerse al rechazo?
“¿Qué pasa conmigo?”
Tras el rechazo, es normal que surja una pregunta y empañe todos sus pensamientos: ¿qué pasa conmigo?
Es necesario tener cuidado con este tipo de pensamientos. Con mucha frecuencia, preguntas como ésta se pueden convertir en una espiral de negatividad que saca a la luz sus temores, ansiedades e inseguridades más profundas hasta que nos ahogamos en un mar de dudas acerca de nosotros mismos.
Las emociones —especialmente el amor y la atracción— son cosas profundamente complejas y personales. Las personas no sienten de la misma manera. Por lo tanto, los sentimientos románticos no siempre van a ser recíprocos.
Sólo por el hecho de que una persona no corresponda a sus sentimientos no quiere decir que usted necesariamente tenga algún problema. Simplemente puede ser que la persona esté buscando una relación diferente de la que usted puede ofrecer. También puede ser debido a que en estos momentos la persona no está en la misma etapa de la vida en la que usted está.
No se trata tanto de que algo esté mal con uno, más bien de reconocer que cada persona tiene necesidades diferentes. No lo rechazaron a usted, aunque si rechazaron la relación con usted.
Aun así, ser rechazado por una persona en la que uno estaba interesado, es un acontecimiento profundamente doloroso.
Después del rechazo, con frecuencia se siente como si uno estuviera pasando por la ruptura de una relación, aunque no haya existido una relación oficial como tal. Usted va a necesitar tiempo para lamentar su pérdida —la idea de cómo sería la vida con esa persona en particular.
Eso también es normal. Está bien sentirse lastimado. Pero también es importante no dejarnos consumir por las emociones negativas. La Biblia nos dice que debemos mantener nuestra mente enfocada en cosas positivas (Filipenses 4:8). Si vemos que nuestro dolor nos está llevando a que los pensamientos y emociones negativas nos consuman, quizás sea el momento de buscar un cambio. Es posible que debamos trabajar en no permitir involucrarnos emocionalmente con una persona prematuramente. Si los pensamientos negativos son extremos o constantes al punto de deprimirnos, debemos buscar ayuda de un consejero que esté capacitado en este campo o una persona en la que confiemos.
Una oportunidad para crecer
Mientras que el rechazo no es un indicador automático de que hay algo que no está bien con usted, si puede ser una oportunidad para mejorar a nivel personal. Después de que se haya tomado un tiempo para procesar sus sentimientos, no es una mala idea plantearse algunas preguntas difíciles.
Sufrir el rechazo es una prueba, y puede producir en nosotros los resultados correctos si así lo permitimos.
Aproveche la oportunidad para buscar en su interior las cosas que quiere mejorar. Quizá haya ciertas cosas que pueda hacer mejor la próxima vez.
Por ejemplo, si le resulta difícil expresarse con los demás, quizá pueda practicar abriéndose un poco más con las personas con las que se sienta cómodo antes de extenderse a un grupo más amplio. O, si le cuesta entablar una conversación informal, que suele ser útil para entablar relaciones sólidas, pídale consejo a alguien que pueda hacer esto fácilmente.
La vida consiste en crecer, así que no se avergüence si, en su búsqueda, encuentra que le faltan ciertas cualidades. No obstante, cuando busque oportunidades de crecimiento, evite caer en la trampa de atormentarse con preguntas que no puede responder.
Éstas suelen adoptar la forma de “¿qué hubiera pasado sí…?”. Puede preguntarse: “¿si le hubiera dicho algo antes?”. “¿Si hubiera hecho esto de otra manera?”. “¿Si la hubiera invitado a salir de otra forma?”.
Estas preguntas no tienen respuestas reales. Si se las hace, seguirá viviendo en el pasado y preguntándose cosas en escenarios hipotéticos, no reales. Concéntrese en las cosas que aún puede cambiar, no en las que ya no puede.
El rechazo es una prueba —pero las pruebas tienen un propósito
El rechazo nos hace dudar. Dudamos que tengamos algo que ofrecer a otra persona. Dudamos de que haya alguien ahí afuera para nosotros.
No es el primero en albergar estas dudas. Como escribió Salomón, “… nada hay nuevo debajo el sol” (Eclesiastés 1:9).
Es importante que recordemos que Dios forja el carácter de su pueblo a través de las experiencias de la vida. En ocasiones, eso significa formar el carácter por medio de las pruebas.
El apóstol Santiago anima a los cristianos a perseverar en las pruebas, sabiendo que hay un propósito detrás de todas y cada una de ellas:
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).
Este pasaje nos muestra que, por difíciles que sean las pruebas, hay algo que aprender de las cosas que soportamos en esta vida.
A menudo pensamos que las pruebas son asuntos importantes, de vida o muerte, pero en realidad se presentan de diferentes formas. Cualquier cosa que nos desafíe o nos desanime —incluido el dolor que nos produce el rechazo de alguien a quien queremos— puede considerarse una prueba.
Sufrir el rechazo es una prueba, y puede producir en nosotros los resultados correctos si así lo permitimos.
Reconozca que Dios está tratando de construir algo en usted a través de esta experiencia, incluso si no logra averiguar qué es en ese momento.
Ore para que Dios le ayude a crecer como resultado de su prueba. Pídale a Dios la sabiduría y el discernimiento necesarios para comprender lo que Él está tratando de ayudarle a aprender (Santiago 1:5).
Como dijo una vez un sabio cantautor: “Dios bendijo el camino deshecho que me llevó directo a ti”.
Por difícil que parezca el camino para encontrar el amor verdadero, a menudo parece mucho menos arduo al final.
Un día, después de haber encontrado a esa persona con la que pasará el resto de su vida, se volverá a mirar atrás, a todos los obstáculos y baches del camino con un sentimiento de gratitud, reconociendo que cada uno de ellos le ayudó a convertirse en la persona que necesitaba ser. El camino accidentado que queda atrás parecerá mucho más corto cuando vea el vasto camino que tiene por delante.
Consuélese sabiendo que Dios está trabajando con usted ahora para convertirlo en el tipo de persona que necesita ser en el futuro. Cada rechazo que haya enfrentado es una oportunidad de aprendizaje que agradecerá cuando finalmente haya encontrado a la persona correcta.
Consejos prácticos para mantener una actitud positiva
Aunque sepa que le espera un futuro mejor, puede ser difícil mantener una actitud positiva cuando el dolor es reciente y descarnado.
A continuación, le sugerimos algunos consejos prácticos para mantener una actitud positiva tras el rechazo:
- Orar. A Dios le encanta escuchar a sus hijos y desea ayudarnos en nuestros momentos de necesidad.
- Busque a alguien en quien confiar. Compartir nuestros problemas con alguien a quien le importamos puede aliviar el dolor que llevamos por dentro, haciéndolo más fácil de soportar.
- Escribir un diario. En ocasiones, escribir todos nuestros pensamientos y sentimientos puede ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva.
- Entrar en contacto con la naturaleza. Pasar tiempo en la creación de Dios puede despejarnos la mente y mantener nuestra atención en Él.
- Meditar acerca de las cosas buenas. Aunque podemos sentir la tentación de sumirnos en la autocompasión, se nos dice que un cristiano debe mantener su mente en cosas más provechosas (Filipenses 4:8).
- Esfuércese por arreglar la relación. Incluso si las cosas no salen como usted quiere, románticamente hablando, con esa persona usted puede intentar mantener una amistad. Si es posible, esfuércese para que la relación no desaparezca, a veces es mejor tener un amigo que un novio o una novia.
- Buscar oportunidades de aprendizaje. Busque cosas que pueda mejorar en su vida para convertirse en una persona más madura y completa.
- No tenga miedo de volver a salir. El rechazo es doloroso, pero hay muchas otras personas a las que puede abordar. Salga e inténtelo de nuevo.
- Separe el rechazo sentimental de su autoestima. El rechazo no significa que usted tenga algo malo. La persona rechazó la relación —no a usted.
La vida después del rechazo
Puede parecer que su mundo se ha acabado, pero hay vida después del rechazo. La crudeza que puede sentir ahora es dolorosa, pero también puede conducir a todo tipo de crecimiento si se lo permite.
El camino suele ser pedregoso y a veces parece un callejón sin salida, pero eso no significa que siempre sea así. Si pone su fe en Dios, el camino tal vez no siempre será plano, pero siempre acabará en el destino correcto.
Su mundo no se ha acabado.
Sólo ha llegado a una roca en un camino que lo llevará a todo tipo de cosas maravillosas si sigue caminando. Si usted desea leer más artículos cómo éste, lo invitamos a visitar la sección “Relaciones” en Vida, Esperanza y Verdad.