¿Existe el árbol de la vida? ¿Existió alguna vez este árbol, que representaba los secretos de una vida larga y feliz? Si es así, ¿qué pasó con él? ¿Lo veremos otra vez?
¡El árbol de la vida! ¡Qué nombre tan poético, casi romántico, para un árbol! Desafía la imaginación y evoca unas imágenes maravillosas de energía, salud, brillante futuro y buenos momentos.
Pero el escéptico pronto dirá: ¡sencillamente no existe algo parecido!
En busca de un árbol
La mayoría de nosotros estamos familiarizados con el término del árbol de la vida, ya que éste se menciona en los primeros capítulos del libro de Génesis. Lo asociamos con Adán y Eva y su pecado que los apartó de Dios.
Lo que tal vez no sepamos es que este árbol es mencionado en otros pasajes de la Biblia y de ahí podemos sacar conclusiones acerca del valor del árbol y sus propiedades. ¿Podría ser posible que tomáramos mejores decisiones si entendiéramos lo que Adán rechazó?
El jardín del Edén
Primero, veamos la primera mención que se hace del árbol de la vida en el jardín del Edén. Leemos que Dios plantó un jardín y lo llenó con una gran variedad de plantas para satisfacer las necesidades del hombre. “Todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer” (Génesis 2:8-9).
Luego leemos: “…también el árbol de vida en medio del huerto y el árbol de la ciencia del bien y del mal” (v. 9).
La Biblia no dice que estos árboles no produjeran frutos que se pudieran utilizar como alimento. De hecho, más tarde encontramos en el razonamiento de Eva acerca del árbol de la ciencia del bien y del mal que: “el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría” (3:6).
Podemos ver fácilmente que estos dos árboles fueron árboles frutales. Sin embargo, ellos eran especialmente importantes para nuestros primeros padres y para el futuro de la humanidad. De hecho, la decisión que Adán tomó de comer del fruto del árbol prohibido ha tenido un gran impacto en nuestro mundo actual.
El propósito de los dos árboles
¿Cuál era el propósito de estos dos árboles? ¿Por qué tenían una connotación tan especial que Adán y Eva recibieron instrucciones específicas acerca de su uso?
Veamos: “Y mandó el Eterno Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17).
Es claro que este era el único árbol prohibido, o lo que comúnmente se conoce como el fruto prohibido. El árbol que daba vida, en contraste, estaba disponible y se podía comer de él.
Debe ser claro pues, que el mal no estaba en el fruto, sino en la decisión de comerlo, contrariando el claro mandamiento de Dios: “No comerás”.
Dios puso a Adán y Eva en el jardín del Edén, conociendo de antemano que Satanás, el “dios de este siglo” (2 Corintios 4:4), trataría de obtener influencia y control sobre ellos. Dios quería que ellos permanecieran fieles y leales a Él, para poderles dar toda clase de cosas buenas, incluyendo vida eterna si ellos aceptaban que Él gobernara sobre ellos. Su intención era la de llevarlos a formar parte de su familia espiritual a su debido tiempo.
Él les dio la oportunidad de escoger entre el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. ¿Podemos ver que estos dos árboles representaban una elección entre obedecer los mandamientos de Dios y el pasar por alto la autoridad de Dios, con el fin de seguir la falsa meta que les ofrecía el diablo?
Al rechazar las instrucciones de Dios y tomar del árbol errado, ellos entregaron su destino a Satanás y se excluyeron de la protección y provisión de Dios. En pocas palabras, escogieron la forma de vida de Satanás, que es lo opuesto del camino de Dios.
Elección entre la vida y la muerte
Una breve revisión de las Escrituras muestra que “el pecado es la transgresión de la ley” (1 Juan 3.4), que “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23) y que “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).
Cuando Dios le ordenó a Adán que no tomara del árbol de la ciencia del bien y del mal, Él le estaba mostrando cuál era la decisión que debía tomar. Dios quería que escogiera la vida, no la muerte.
Más adelante, cuando Dios sacó a Israel de Egipto, él le dio una opción similar: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición: escoge pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19).
¿El árbol de muerte?
¿Por qué Dios llamó a uno de estos árboles el árbol de la ciencia del bien y del mal, en lugar de llamarlo sencillamente el árbol de la muerte? Es evidente que era totalmente lo opuesto del árbol de la vida.
¿Por qué Dios llamó a uno de estos árboles el árbol de la ciencia del bien y del mal, en lugar de llamarlo sencillamente el árbol de la muerte? Es evidente que era totalmente lo opuesto del árbol de la vida.
Sin embargo, el uso de los nombres nos muestra cómo piensa Dios y cómo trabaja con la humanidad. Él les da a todos los hombres la oportunidad de decidir a quien van a obedecer, a Satanás o a Dios. Cuando Adán y Eva comieron del fruto desafiando la orden y advertencia de Dios, ellos se declararon independientes de Dios y su ley. Ellos proclamaron con sus acciones que ellos decidirían por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo.
Es evidente que el árbol no tenía ningún conocimiento. En lugar de ello, el acto de comer de él era la decisión de confiar en sí mismos, aunque en realidad se estaban convirtiendo en esclavos de Satanás el diablo.
Adán y Eva aceptaron las mentiras de Satanás y su influencia. Aparentemente, ellos creían que Dios estaba escondiéndoles algo. Si embargo su acto los cortó a ellos y a sus descendientes de Dios, la única fuente del verdadero conocimiento y la sabiduría. El resultado a largo plazo fue la proliferación del pecado y la muerte.
Más tarde en la sórdida historia del hombre, el sabio rey Salomón, inspirado por el mismo Dios, nuevamente expresó la decisión que el hombre ha tenido por delante, a lo largo de su historia. Él nos dice: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme al Eterno, y apártate del mal” (Proverbios 3:5-7).
La clave para vivir una vida exitosa es buscar en nuestro Creador la guía y la fortaleza para vivir según su voluntad. El árbol de la vida seguramente representaba la ley de Dios y su Santo Espíritu, del cual Jesús dijo: “os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). ¿Cuántos de nosotros en la actualidad estamos rechazando la sabiduría de Dios y dependemos de nuestro propio entendimiento tal como Adán y Eva lo hicieron?
Volvamos a revisar los dos árboles
Una pregunta que surge naturalmente es: ¿”qué habría pasado si Adán y Eva hubieran tomado del otro árbol?”. Nuevamente, la Biblia nos da la respuesta. Jesucristo, el hijo de Dios, que vino a salvar al hombre del pecado, hizo unas declaraciones muy contundentes acerca de nuestras decisiones. Él dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).
Aquí, los mandamientos de Cristo y su Espíritu son mostrados como la fuente de la vida. ¿No podemos concluir luego que ellos están representados en el árbol de la vida?
Jesús también dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). O sea que el árbol de la vida incluiría las palabras de Cristo, que son verdad y conducen a la vida. Si Adán y Eva hubieran comido del árbol de la vida, ellos tendrían garantizado el verdadero conocimiento del bien y del mal y confiarían en Dios para que les enseñara cómo debían vivir.
Una de las lecciones más profundas que impartió Jesús fue durante su confrontación con el diablo en el desierto. Él defendió vehementemente la razón por la cual no quiso transigir por ningún motivo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).
El futuro
¿Aparecerá nuevamente este árbol de la vida, del cual el hombre fue cortado? El libro de Apocalipsis tiene profecías acerca del fin de los tiempos. Señala la presencia del árbol de la vida entre aquellos justos que se rindan a la autoridad de Dios.
“El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”.
En el capítulo final de la Biblia dice: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:11).
El árbol de la vida nunca murió. La humanidad fue cortada del árbol porque escogió el otro y no podía tomar de ambos.
El conocimiento y el Espíritu representado por el árbol de la vida, están disponibles para nosotros en la actualidad en las palabras y el poder de Jesucristo.
¿Cometerá usted el mismo error que cometieron nuestros ancestros a lo largo de los siglos y escogerá el árbol de la ciencia del bien y del mal? ¿O investigará acerca del árbol de la vida para comer de él, de tal forma que usted pueda tener vida eterna? Para hacerlo, debe pedirle a Dios que le revele sus caminos y comprometerse a seguirlos cuando Él lo haga.
La decisión es suya. ¡Escoja la vida!