¿Qué es la naturaleza humana?

Generalmente los seres humanos hacemos lo que sentimos de forma natural. Pero ¿qué es nuestra naturaleza? ¿Es buena o mala? ¿Qué nos hace distintivamente humanos? ¿Podemos cambiar nuestra naturaleza?

¿Qué nos hace humanos? ¿Es la humanidad básicamente buena o básicamente mala? ¿De dónde vino la maldad en nuestra naturaleza?

Los filósofos han debatido estos temas durante siglos. ¿Hay alguna fuente que nos dé respuestas definitivas?

Cuatro “naturalezas”

Nosotros creemos en Dios y aceptamos el relato bíblico según el cual Dios creó a los seres humanos a su propia imagen (Génesis 1:26). La Biblia explica lo que Dios nos dice acerca de la naturaleza humana, y también habla de otras tres naturalezas.

En el nivel más alto está la naturaleza del Dios Creador. Él es amoroso, generoso, justo y todopoderoso.

En el nivel más bajo está la naturaleza animal. Contrario a muchas suposiciones comunes, el hombre no es un animal, lo que se demuestra claramente por las enormes diferencias entre la mente humana y el cerebro animal. Los animales tienen disposiciones y rasgos naturales. Ellos funcionan por instinto, no por lógica ni razonamiento de la manera en que nosotros concebimos la lógica y el razonamiento. Aunque los animales son capaces de cierto nivel de aprendizaje, su naturaleza es responder de una manera predeterminada.

La naturaleza básica del hombre está muy por encima de la de los animales. La Biblia revela que el hombre tiene un espíritu dentro de él, lo que hace posible el pensamiento, planificación, emociones, razonamiento, creatividad y mucho más.

La Biblia revela otra naturaleza que nos influye profundamente. Se trata de un ángel de la antigüedad que se rebeló contra Dios y se convirtió en su enemigo. Ahora se conoce como Satanás el diablo, él y sus ángeles (demonios) influyen poderosamente en las mentes y naturaleza de los seres humanos (Efesios 2:2-3; Lucas 10:18; Apocalipsis 12:9). En su mayor parte, los seres humanos no se dan cuenta de sus tácticas y estrategias (2 Corintios 4:3-4).

¿Qué tiene que ver todo esto con la naturaleza humana? Sólo esto: ¡la influencia de Satanás es muy poderosa! El apóstol Pablo explica: “Y él [Dios] os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:1-3).

¿Qué quiere decir el apóstol cuando dice “anduvisteis en otro tiempo”? ¿Qué cambió? ¿Cómo?

El poder discernir lo que causó este cambio en los cristianos de Éfeso (y, por extensión, todos los verdaderos cristianos) es esencial para entender la naturaleza humana.

Del bien al mal y de vuelta al bien

La Biblia nos relata la historia de la creación del primer hombre y mujer, Adán y Eva. Dios permitió que Satanás interactuara con ellos, y como resultado vemos que Satanás engañó a Eva para que rechazara lo que Dios les había enseñado. Adán la siguió eligiendo la rebelión y rechazando el gobierno de Dios sobre ellos. Empezaron a elegir por sí mismos lo que ellos consideraban correcto e incorrecto, entre el bien y el mal.

Después de su desobediencia, algo sucedió en la mente de ellos (Génesis 3:7). Una actitud de rebelión había entrado en sus mentes —ahora eran susceptibles a la influencia de Satanás.

Ellos no fueron creados con esta naturaleza malvada. Dios los creó con mentes capaces de llegar a ser buenas o malas; mentes que podían pensar, analizar, razonar y elegir. Pero eligieron rechazar la instrucción de Dios —así como la oportunidad de participar de la naturaleza divina de Dios— y en su lugar optaron por ceder al engaño y a la naturaleza malvada de Satanás. Esto tendría consecuencias de largo alcance: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).

Merriam-Webster’s Online Dictionary [Diccionario en línea de Merriam-Webster] define la naturaleza humana como “las disposiciones y rasgos fundamentales de los seres humanos”.

Los pequeños bebés inocentes empiezan su vida de esa forma —inocentes, ni buenos, ni malos. Pero todos muy pronto absorberán y adquirirán las tendencias hacia la actitud egoísta y egocéntrica trasmitida por Satanás, el príncipe del poder del aire (Génesis 8:21; Efesios 2:2). Con el tiempo, cada ser humano se corrompe con egoísmo, vanidad y otros pensamientos negativos.

Sin embargo, todavía es importante entender que no somos tan malos todo el tiempo. Adán y Eva, y todos nosotros que vinimos después, tomamos del árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:9; 3:6) —una mezcla de bien y mal. ¿No hemos visto todos los maravillosos ejemplos de autosacrificio, compasión, ternura y amor por los seres humanos, aun por personas que en otros momentos pudieron hacer cosas horribles? Desde el principio, el fruto del árbol prohibido ha producido resultados mixtos en la vida de todos.

La naturaleza básica de la humanidad está saturada con la influencia espiritual de Satanás, haciendo que lo que llamamos la naturaleza humana sea fundamentalmente hostil a la naturaleza de Dios.Sin embargo, la naturaleza básica de la humanidad está saturada con la influencia espiritual de Satanás, haciendo que lo que llamamos la naturaleza humana sea fundamentalmente hostil a la naturaleza de Dios: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7).

Sin embargo, las buenas noticias son que Dios tiene un plan para redimir a la humanidad y darle acceso nuevamente a su árbol de la vida y las maravillosas noticias son que esto también es una decisión. Dios nunca impone su voluntad a la humanidad, sino que le da libre albedrío (Deuteronomio 30:19).

Algunos han sido llamados por Dios para entender y practicar su justicia ahora. En su plan perfecto, Dios da a todos los seres humanos la posibilidad de elegir rechazar la mala influencia de Satanás y desarrollar la naturaleza justa de Dios (2 Pedro 3:9).

Las descripciones bíblicas de la naturaleza humana

Varios capítulos de la Biblia resumen las características de la naturaleza humana.

Considere la siguiente lista de actitudes y estilos de vida que el apóstol Pablo nos menciona; estas actitudes son naturales y se desarrollan como resultado de la influencia de Satanás: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos” (Colosenses 3:5-9).

Aquí hay otra lista: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21).

¿Estamos de acuerdo en que estas características son demasiado frecuentes en el mundo actual? Todos estamos sujetos a estas actitudes o emociones negativas. A veces nos resistimos a ellas, pero todas éstas necesitan ser rechazadas todo el tiempo y ser reemplazadas por la naturaleza de Dios.

El cambio a otra naturaleza

La Biblia también revela otra naturaleza que proviene de la influencia de Dios: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Colosenses 3:12-14).

Esta descripción complementa la lista del fruto del Espíritu que Pablo entrega en Gálatas 5:22-23: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”. Estas características son el resultado de como el Espíritu de Dios obra en nuestra vida. Y la Biblia nos dice cómo recibir el Espíritu Santo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Cuando nos sujetamos a Dios, nos sometemos a su influencia, nos bautizamos y comenzamos a recibir su naturaleza divina a través de su Espíritu Santo, empezamos un proceso en el cual continuamente somos transformados por la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2). Aprendemos a rechazar las influencias de Satanás que impregnan los pensamientos de la humanidad hoy en día y a participar de su naturaleza divina (2 Pedro 1:2).

No somos iguales

Si bien todos nosotros como seres humanos tenemos una mente capaz de pensar y razonar analíticamente, no todos nos comportamos y respondemos de la misma manera. La gran mayoría de nosotros continuamos cediendo sin saberlo al bombardeo constante de Satanás que se manifiesta con demasiada frecuencia en el egoísmo y los malos deseos.

Dios ha elegido llamar a unos pocos ahora al arrepentimiento y a un cambio de corazón (naturaleza), no para excluir a todos los demás, sino para comenzar su plan de llamar a todos. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

Una vez llamados por Dios, debemos caminar de una manera diferente a la luz de la Palabra de Dios: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en todo bondad, justicia y verdad)” (Efesios 5:8-9).

 La futura promesa de una nueva naturaleza

Según las profecías de su Biblia, Jesucristo regresará a esta Tierra (Apocalipsis 11:15; 19:11). Una nueva era comenzará con Jesucristo a cargo, Satanás será arrojado al abismo y no se le permitirá engañar a las naciones durante 1.000 años (Apocalipsis 20:1-2).

Cuando llegue ese día, Dios promete poner su naturaleza a disposición de todos, y muchas personas responderán. La sujeción de ellos a la naturaleza humana carnal cambiará: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios” (Ezequiel 11:19-20).

Los seres humanos voluntariamente permitirán que su naturaleza carnal esté bajo la influencia de Dios, quien nos proporcionará la ayuda que necesitamos para desarrollar su naturaleza justa por medio del poder de su Espíritu.

Las guerras y conflictos cesarán

Cuando las personas acepten la naturaleza de Dios, el mundo entero cambiará profundamente en todos los sentidos. Tomemos, por ejemplo, el flagelo de la guerra. Hoy encontramos continuos conflictos, luchas y guerras, que Santiago 4:3 afirma son causados por nuestros deseos egoístas y malvados: ¡nuestra naturaleza humana!

En esta nueva era que vendrá, a medida que las personas se sometan a la naturaleza divina de Dios, el conflicto y la guerra cesarán: “Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra” (Miqueas 4:3). ¡Qué maravilloso!

¡Cambie su naturaleza humana!

Usted puede tomar medidas hoy para comenzar a cambiar su naturaleza. No tiene que sucumbir a la influencia del dios invisible de este mundo actual maligno. ¡Con la ayuda de Dios, usted puede cambiar su naturaleza a medida que cambie su vida!

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