Resurrecciones: ¿qué son?

La Biblia habla acerca de la resurrección de Jesucristo preparando el camino para futuras resurrecciones de seres humanos. ¿Qué son estas resurrecciones?

La palabra resucitar significa levantarse de entre los muertos o, en otras palabras, volver a la vida. Generalmente, cuando la gente habla de “la resurrección”, se refiere a cuando Jesucristo resucitó a vida eterna luego de ser crucificado. La resurrección de Jesucristo fue necesaria para que la humanidad pudiera acceder a la vida eterna, tal como explica el apóstol Pablo en el capítulo conocido como capítulo de la resurrección (1 Corintios 15:14-18). La muerte y resurrección de Cristo hicieron posible el perdón de nuestros pecados, así como la oportunidad de recibir el Espíritu Santo y la vida eterna.

Pablo además aclara que habrán diferentes resurrecciones de acuerdo a un orden temporal: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1 Corintios 15:22-26).

La primera resurrección

El apóstol Juan describe con más detalle la resurrección de los siervos de Cristo—quienes tienen el Espíritu Santo dentro de sí—a la cual llama “primera resurrección”.

En Apocalipsis 20, Juan narra el orden en que ocurrirán los eventos más importantes después del regreso de Cristo a la tierra. Luego de que Satanás es atado y se le impide engañar al mundo durante mil años, el apóstol relata “vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (v. 4).

Esta resurrección de los santos—los cristianos verdaderos—es una resurrección a vida eterna: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (v. 6).

La segunda resurrección

El hecho de que exista una “primera resurrección” claramente implica que hay más resurrecciones. El apóstol Juan se refiere a otro tiempo de resurrección, 1000 años después, en Apocalipsis 20:5: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”.

En la segunda resurrección, se describe a los muertos ante un “gran trono blanco” (v. 11). “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (v 12).

Jesucristo amplía este tema y explica que muchas personas de distintas naciones y épocas resucitarán en ese día del juicio. Dicho juicio será más tolerable para quienes nunca oyeron su mensaje ni vieron sus señales (Mateo 11:21-24; 12:41-42). En cambio, quienes sí tuvieron esta oportunidad serán más responsables por sus pecados que Sodoma: “Y tú, Capernaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti” (Mateo 11:23-24).

Pero, ¿qué significa que el castigo será “más tolerable”? Si el día del juicio fuera un día de sentencia y todo pecador recibiera el mismo castigo—la muerte eterna (Romanos 6:23)—entonces la frase “más tolerable” no tendría sentido. Pero la palabra “juicio” no es sinónimo de condenación o sentencia en la Biblia. De hecho, 1 Pedro 4:17 revela que los cristianos están siendo juzgados ahora, lo cual implica que el juicio de Dios es un proceso que puede tener un resultado positivo. Además, la Biblia también explica que todo ser humano será juzgado (Hebreos 9:27). Por lo tanto, ser juzgado no significa necesariamente ser condenado.

Nuestro Dios es un Dios de justicia y misericordia (Miqueas 6:8; Mateo 23:23). Su deseo es que todo ser humano llegue a conocer la verdad, arrepentirse y ser salvo (1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). Pero, ¿cómo será esto posible si billones de personas han muerto sin conocer la verdad de Dios ni escuchar el único “nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)?

Existe otra profecía acerca de la segunda resurrección que responde a esta pregunta. Ezequiel el profeta describe el momento en que Dios resucitará a vida física los huesos secos de los muertos y les dará aliento de vida. Sin embargo, el Creador hará más que volverlos a la vida, pues dice, “pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra” (Ezequiel 37:14).

Entonces, así como Dios ofrece su Espíritu, su proceso de juicio y su misericordia a su Iglesia en la actualidad, también Él dará su Espíritu a quienes nunca tuvieron esa oportunidad en el pasado. Además, Dios les dará entendimiento de su palabra y abrirá el libro de la vida para escribir los nombres de aquellos que se arrepientan y acepten a Jesucristo como Salvador (Apocalipsis 20:12).

¿Existe una tercera resurrección?

Si los santos de esta época serán resucitados en la primera resurrección y aquellos que nunca conocieron la verdad de Dios volverán a la vida física en la segunda resurrección, ¿quedará alguien por ser resucitado? ¿Qué debe suceder antes de que Cristo pueda entregar el Reino a Dios el Padre y destruir a su último enemigo—la muerte (1 Corintios 15:24-26)?

En la última parte de Apocalipsis 20, Juan describe una tercera resurrección para quienes han cometido el pecado imperdonable, es decir, para quienes conscientemente decidieron no arrepentirse. “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (vv. 14-15). En Malaquías 4:1-3, se explica que los pecadores arderán hasta convertirse en ceniza, por lo tanto esta muerte segunda no es tortura eterna, sino una muerte rápida y misericordiosa después de la cual no hay resurrección. (Investigue en este sitio: “El pecado imperdonable: ¿Cuál es?” y “¿Cuál es el castigo de los impíos? ”)

Luego de que esto suceda, “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).

Resurrecciones a vida física

La Biblia menciona otras resurrecciones además de la resurrección de Cristo y de estas tres resurrecciones futuras, como la de Lázaro y la de quienes resucitaron cuando Cristo murió. Sin embargo, a estas personas sólo se les dio vida física y, por lo tanto, murieron nuevamente esperando por una futura resurrección.

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